45 años desde el asesinato del oscense José Luis Alcazo en Madrid por jóvenes ultraderechistas

La familia del joven de Albero Bajo tardó 22 años hasta que en 2001 fue reconocido como víctima del terrorismo

14 de Septiembre de 2024
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Josefo y su hermana Carmen Alcazo
Josefo y su hermana Carmen Alcazo

La hermana de Gregorio Ordóñez, Consuelo, lleva años dedicada a recordar cada mañana de una en una a las víctimas del terrorismo, bajo el hasthag #TalDiacomoHoy, con predominio de asesinados por ETA pero no exclusivamente, y es que ya el año pasado remembró a un oscense de Albero Bajo, José Luis Alcazo, que fue abatido letalmente por jóvenes ultraderechistas en el Parque del Retiro de Madrid cuando se despedía con sus amigos tras cursar la carrera de Historia, antes de retornar a su pueblo. Se cumplen 45 años.

Precisamente, el regreso a Albero Bajo confería, según los testimonios recogidos en la novela "A corta distancia" de María Codes, una sensación de acontecimiento a aquella despedida. Como recuerda Consuelo Ordóñez y reflejaba el 29 de julio El Confidencial en un artículo firmado por Paula Corroto, esa tarde-noche del 13 de septiembre de 1979 los amigos de la Facultad de Historia festejaban por los tiempos compartidos y por el futuro en el que José Luis, cariñosamente reconocido como Josefo, aspiraba a dar clase en su tierra.

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En el paseo de Coches, un grupo de jóvenes emergió de entre los arbustos y comenzaron a apalearlos, con tanta violencia que Josefo murió y sus compañeros padecieron heridas graves. Precisamente, María Codes, la autora de la novela, era amiga de Josefo. La novelista asegura que aquellas agresiones eran algo habitual en aquella época, con bandas como "Los bateadores", algunos de ellos pertenecientes a la recién legalizada Fuerza Nueva, y que se regían para identificar a sus víctimas en su aspecto: barba y pelo largo era factor de riesgo. Querían limpiar el Retiro de "drogadictos, delincuentes y homosexuales" como reconocieron en el juicio en 1983. El mayor de ellos acababa de hollar la mayoría de edad.

Tiempos complejos para proteger a estos menores de edad tratando de despolitizar el crimen, con una condena de once años de cárcel para los más penados, mientras los de menos de 18 años fueron absueltos.

En el relato del hilo tuitero de Consuelo Ordóñez, recoge testimonios de aquella tarde en el Palacio de Cristal, con esa cerveza en el Quiosco. "Acababa de morir Franco y propició un clima de práctica impunidad para el terrorismo fascista que proliferó en forma de grupúsculos y organizaciones paramilitares de ultraderecha que trataban de imponer su discurso en base a la ley del terror", añade Ordóñez, activista contra el olvido de las víctimas.

La banda de "Los bateadores" estaba compuesta por Eduardo Limiñana, el cabecilla, Fernando Pita, Ángel Luis y José Antonio Nieto, Emeterio Iglesias, Gabriel Rodríguez, José Miguel Fernández, Miguel Cebrián, Pablo Calderón y José María Nieto. Admitieron, además de en algún caso su afiliación a las juventudes de Fuerza Nueva, que se dedicaban a "salir de caza" de "gente indeseable". Bates de béisbol y palos con inscripción de "¡viva el fascio!", cadenas, nunchakus, navajas y una pistola eran su arsenal.

Al grito de "¡ahora!", abordaron a los jóvenes que hablaban con tranquilidad, y se empezaron a escuchar palos y gritos como "Arriba España", que caracterizaba a los seguidores de Falange. No fue el primer agredido Josefo, que sin embargo fue a defender a sus compañeros. Luego, tras ser vapuleado, huyó pero se golpeó con una valla metálica que propició que le alcanzaran para ensañarse y darle el golpe mortal antes de fugarse.

Limiñana y Ángel Luis Nieto fueron condenados a 11 años de prisión por homicidio y lesiones graves, José Antonio Nieto a 3 por lesiones, Gabriel Rodríguez a dos años y medio por homicidio y lesiones graves, y otros a entre 5 y 6 meses. Dos menores fueron absueltos. El Tribunal los agrupó en la cárcel de Zamora, donde estaban los condenados de extrema derecha. No cumplieron la mitad de sus condenas y tenían periodos vacacionales como en Navidad.

La familia consiguió, tras 22 años, en 2001 la consideración de víctima del terrorismo de Josefo, 25 años, de Albero Bajo, donde tenía su futuro de vida que fue demolido a palos.

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