Este 31 de julio se han cerrado definitivamente las puertas de la guardería San José de Huesca y se ha hecho con un enorme gracias a la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, que empezaron su andadura en esta casa en el año 1891 para atender a los hijos e hijas de familias trabajadoras, “siempre desde la humildad, sencillez, el esfuerzo, trabajo y la hospitalidad”, se recuerda.
Se cierra así una parte de la historia de Huesca vivida en este edificio de la calle Pedro IV, que comenzó hace 133 años como Casa de asilo, para transformarse en 1927 en comedor para madres lactantes y sede de colonias escolares. En 1979 se transformó en guardería para niños de 2 a 6 años y en 2005, en Centro Educación Infantil de 0 a 3 años.
La falta de religiosas para atender el Centro de Educación Infantil San José y la disminución del número de escolares llevó a tomar la decisión del dejar este histórico edificio. Las aulas destinadas a 0 y 1 años cerrarán definitivamente, mientras que el resto del alumnado se trasladará. “Aunque cerramos el capítulo en esta sede, el proyecto continúa con los niños y niñas desde 2 años en el Colegio Santa Ana, sede de Pedro Sopena, con la misma ilusión y acogiendo a todos con el mayor cuidado, con todo detalle y mucho amor”, se detalla desde el centro.
Desde 1891 hasta este día de cierre, por este centro han pasado “muchas generaciones" y "la acogida a los más necesitados ha sido su misión fundamental”, indican.
“Gracias a las Hermanas de parte de todos los profesionales que han pasado por este centro, por habernos dado la confianza y la oportunidad de formar parte de esta gran familia”, continúa el escrito de despedida. “Nuestra labor ha sido transmitir los valores fundamentales, herencia de nuestros fundadores María Ráfols y el Padre Juan Bonal, de acoger a todos y la misión de educar siempre desde, por y para el amor”, apunta.
También se muestra el agradecimiento “de corazón” a las todas las familias “por la confianza" que han depositado en las Hermanas y el personal que ha trabajado en este centro, "dejando a sus tesoros más preciados”.
“No es una despedida triste, ya que se ha tenido la oportunidad de poder acoger a muchas familias y generaciones. Y donde se han vivido momentos de aprendizaje, risas, momentos inolvidables y muchas vivencias que todos nos llevamos en nuestro corazón”, remarca.
El centro se ubicaba en un amplio edificio de tres plantas en la calle Pedro IV de Huesca, donde se disponía de tres aulas de bebés y otra de acogida temprana, tres aulas para niños de 1 a 2 años y tres aulas de niños de 2 a 3 años, dormitorio, comedor, despachos, patios interiores y exteriores.
En la planta superior estaba situada la Comunidad de Hermanas, que dejó el centro en marzo de 2021, tras casi 130 años de presencia.