El plan estaba totalmente medido. Salida a las 15 horas de Zaragoza, llegada a Santiago de Compostela, concierto de Ed Sheeran en el Monte do Gozo de la ciudad compostelana y, la mañana de domingo, la Primera Comunión de un familiar en Vigo. Operadora del vuelo: Ryanair. Aeropuerto de Zaragoza. Todo se tuerce y comienzan más de veintiún horas de odisea y frustraciones.
Los seis oscenses que habían planificado este inicio de vacaciones ya estaban acomodados en los asientos de su avión. Preparados para el despegue. Sin embargo, una voz anuncia que han de apearse por un contratiempo sobrevenido. La plataforma para elevar a las personas en silla de ruedas había golpeado en el ala del avión y, consecuentemente, era imperativo por seguridad arreglarla. Ya se sabe que, en una aeronave, el ala es fundamental.
En principio, el retraso podía ser asumible. Esa misma tarde. Las demoras se van acumulando. A las siete de la tarde, todo el pasaje (el avión iba lleno) está inquieto y pregunta. A las 21 horas, les comunican que el vuelo se aplaza a la madrugada siguiente. Nuestros sufridores protagonistas tienen fortuna, porque tienen un piso en Zaragoza y allí se dirigen. Otros padecen una pequeña pesadilla. También en la capital aragonesa hay concierto. De Bunbury nada menos. Esto es, dificultad para alojarlos en hoteles. Incluso alguna escena bufa, como la apertura con llave de una habitación ya ocupada.
A las 7 de la mañana, todos en el aeropuerto. Los mentideros (o no) aseguran que el ingeniero procedente de Londres para arreglar el ala habría retardado su vuelo hasta Zaragoza por aquello del Inglaterra-Suiza. Hasta el Europeo se había aliado contra los planes, aunque esta versión haya que ponerla en cautela. Por fin, parten hacia las 11:30 y arriban en el aeropuerto de Santiago más allá de las 13.
Ed Sheeran ya había deslumbrado en el concierto la noche anterior, en un Monte do Gozo abarrotado. Primera frustración. La siguiente sería a medias. Gracias a que un familiar había dejado en un parquin su coche para que lo utilizaran en este comienzo vacacional, los seis oscenses llegaron al segundo plato en la Primera Comunión. Conociendo la gastronomía de Galicia, alguien puede salivar pensando en los entrantes ya servidos.
Pero, como agua pasada no mueve molino, perdida la oportunidad de disfrutar del cantante británico, ahora les toca gozar del resto de las vacaciones y luego ejercer sus derechos como consumidores de Ryanair, la compañía que les dejó 21 horas ayunos de explicaciones convicentes y tirados en situaciones que, de no ser por la desilusión, habrían tenido incluso un punto cómico. Aunque uno se imagina en esa tesitura y ¡maldita la gracia!