Agresiones nocturnas y bandas, la realidad que desmitifica la visión políticamente correcta de la Huesca modelo de seguridad

El caso de dos adolescentes apalizados y el descubrimiento de que la violencia, que no es generalizada, no es un fenómeno aislado en la ciudad

DH
08 de Agosto de 2024
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Comisaría de Policía de Huesca.
Comisaría de Policía de Huesca.

Una noche de agosto. Dos chicos de 15 años toman la fresca en una plaza de Huesca. Aparecen otros dos con actitud amenazante, uno tiene 19 años y acento sudamericano, otro revela en su tono que es fato, pero muy fato. Tiene 16.

Este último sujeta a una de las víctimas mientras el mayor inicia una paliza a su compañero. Inmisericorde. El que tiene agarrado al otro le conmina a que les den sus teléfonos para detener los golpes a su amigo. Accede.

Los padres denuncian en Comisaría de Policía. Una noche inolvidable por lo que ven y escuchan en las cuatro o cinco horas que permanecen en la plaza Luis Buñuel. Hasta allí se persona un conocido delincuente con multitud de antecedentes penales, con un comportamiento muy violento. Desnudo el torso, ante el cierre de la puerta por los policías, se orina allí mismo, sin dejar de gritar.

El progenitor de uno de los agredidos coincide con otro de un niño de 12 años víctima de los mismos agresores. Los policías reconocen su impotencia. De poco -o nada- sirve llevarlos ante el juez. Saldrán a las primeras de cambio.

Detienen a los violentos, 19 y 16 años... con antecedentes. Los agredidos habían identificado en fotografías a sus agresores y tienen el susto metido en el cuerpo. Recuperan lo robado.  No les había dado tiempo a venderlo. Es conocido que, en un domicilio del barrio en la confluencia de la calle más polémica y temida con otra aledaña, hay un piso de barrido de datos telefónico: nuevos para estrenar.

Si esto sucede en domingo, en la madrugada del martes los agresores dan una solemne paliza a un joven, mayor de edad, con el que habían quedado para recuperar un teléfono móvil que estaba en posesión de éste.

Los padres han escuchado que determinados portavoces políticos presumen de la seguridad de la ciudad de Huesca. En este periplo, han conocido que hay algunas bandas de jóvenes violentos que pululan en la oscuridad de la noche. Los robos son diarios. Incluso en las zonas más céntricas de la ciudad. Y se preguntan si esos responsables de partidos son conscientes de que, en las tinieblas, suceden hechos que les replican. Que sí, que puede que comparativamente, pero al que le toca…

Existe, aducen, un indisimulado sentido de frustración en agentes policiales porque los juzgados tienen puertas giratorias y, tal y como entran los presuntos delincuentes, salen. Cuestiones del ordenamiento legal… o de lo que sea. Pero no tranquiliza.

Llega San Lorenzo, sean todos precavidos porque no es oro todo lo que reluce. Entre los blancos y los negros, hay escalas y, cuando se inclina hacia el lado malo, hay que huir y denunciar.

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