Aínsa y la comarca del Sobrarbe cierran el mejor mes de marzo de la serie histórica gracias al adelanto del puente festivo de Semana Santa. La suma de los datos registrados en la oficina comarcal y en la municipal sitúan la cifra de visitantes por encima de los 5.400, un 30 % más que en el año 2018, el último año en que el puente de Semana Santa tuvo lugar en el mes de marzo.
Son los mejores datos desde el año 2000, a pesar de los frecuentes episodios de lluvias presagiando un probable descenso del turismo. “Contra todo pronóstico, hemos tenido una Semana Santa de gran afluencia. Los paisajes están preciosos con las crecidas de los ríos y los embalses al límite de su capacidad, y han sido un atractivo indudable en estos primeros días de primavera. Además, la oferta de ocio para todos los públicos ha sido una constante para que el turismo haya animado el mes de marzo”, explica Enrique Pueyo, alcalde de Aínsa-Sobrarbe.
“También es el primer trimestre con más turismo desde que se recogen datos, lo que demuestra la progresiva desestacionalización del turismo si tenemos en cuenta que el primer trimestre es el más bajo de todo el año”, añade Pueyo. En lo que respecta a la Semana Santa la ocupación ha rondado el 80 %, una cifra muy positiva para la comarca aragonesa con más plazas de alojamiento turístico, en total 19.477 plazas.
INVERSIONES Y OFERTA DE OCIO
En estos primeros meses del año algunos alojamientos aprovechan para realizar inversiones que contribuyan a mejorar la experiencia turística del viajero. En los últimos cuatro años las inversiones han superado los 5 millones de euros no solo para mejorar los hospedajes ya existentes, sino también para abrir otros nuevos, consolidando Sobrarbe como destino de montaña de primer nivel.
Las actividades al aire libre siguen siendo en esta época uno de los principales valores de la comarca con el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido como estandarte. Pero también su rico patrimonio histórico goza de buena salud, ofreciendo la posibilidad de descubrir el monasterio más antiguo de España a los pies de la Peña Montañesa, San Victorián, y las joyas románicas distribuidas por lugares como Abizanda, el Valle de la Fueva y San Vicente de Labuerda, entre otros. Este mes de marzo, por otra parte, se ha celebrado el Festival Internacional de Documental Etnográfico de Sobrarbe, Espiello, al que han asistido más de 7.000 personas.
En los días menos apacibles se ha visto incrementada la afluencia a los espacios museísticos como el Museo de Ingenios Musicales de Labuerda, el Museo de la Bolsa de Bielsa y el Museo de Artes y Oficios Tradicionales ubicado en la Villa Medieval de Aínsa.
Y como polo de atracción indiscutible la gastronomía, que sigue apostando por la innovación sin perder de vista la cocina tradicional y los productos de kilómetro cero, otra seña de identidad que contribuye a llenar los establecimientos en los días festivos.
“El turismo es una de las fuentes principales de la economía en Sobrarbe. El cuidado y la hospitalidad de sus gentes es uno de nuestros activos más importantes”, concluye Pueyo. “Naturaleza, patrimonio, ocio para todos los públicos, gastronomía, productores locales... Al final el tejido que subyace es tan amplio como necesaria la colaboración entre todos los implicados. Esa es la clave para que seamos uno de los principales destinos turísticos del Pirineo”.