[19:39, 3/2/2023] P.B.: Tras tenernos escasamente informados y convenientemente estabulizados, con 33 minutos de retraso salimos para Huesca, en uno de los trenes viejos, deteriorado…
El desastre es supremo…
[22:04, 3/2/2023] P.B.: El tren de vez en cuando se para en medio de la oscuridad.
Creo que llegaremos…
[22:06, 3/2/2023] P.B.: 45 minutos de retraso pero estamos pero estamos entrando ya…
Y por fin ha llegado, entre aplausos jocosos de unos viajeros y enfado sonoro de otros. El AVE Madrid-Huesca de las 19:05 de la tarde ha amenazado similar odisea que el de una semana atrás, cuando los pasajeros se vieron agasajados con cinco horas de vicisitudes en un trayecto llamado a durar apenas dos horas y cuarto.
No ha llegado a la dimensión catastrófica de siete días atrás, pero la peripecia ha tenido lo suyo. El pasajero que ha comunicado con EL DIARIO DE HUESCA ha expresado en esos mensajes y por vía telefónica la incertidumbre y la mezcla de reacciones de los ocupantes de los distintos vagones. Son conscientes de que la unidad es una de las más viejas de Renfe y de que Huesca cuenta poco para una renovación inminente, pero empieza a resultar urgente, apremiante. Cada cierto tiempo, se han producido paradas, en medio de la noche cerrada y con la inquietud por en conocimiento de la odisea de la pasada semana. Una certeza: alguien tendrá que hacer algo. Y no los paganos precisamente. El AVE ya es BVE: Baja Velocidad entre Enfados.