Los alcaldes de Bielsa y de Plan piden a la Confederación Hidrográfica dl Ebro (CHE) que limpie de forma urgente los embalses de Pineta y Plandescún para atajar las inundaciones que afectan a campos agrícolas e infraestructuras de estos municipios, limitando la actividad económica.
Los dos embalses se encuentran colmatados desde hace tiempo, una situación que se ha complicado más tras las importantes precipitaciones registradas en invierno y primavera. El último deshielo ha llevado grandes cantidades de piedras y lodo a estas infraestructuras hidráulicas, con el consiguiente peligro de inundación tanto para los campos que los rodean como en las carreteras y pistas próximas.
Los dos embalses, casi centenarios, están rodeados de fincas particulares dedicadas al sector agrícola y ganadero que sufren de manera continua las afecciones de esta sobrecarga de sedimentos. Por eso, Miguel Ángel Noguero, alcalde de Bielsa, y José Serveto, alcalde de Plan, exigen a la CHE que ejecute la limpieza a la mayor brevedad posible. Recuerdan que en la Confederación conocen la situación ya que en enero Noguero se lo transmitió al presidente de la CHE.
Ambos alcaldes lamentan la “poca sensibilidad de la CHE con el territorio y con quienes lo habitan” y señalan que “esta dejadez de funciones y abandono de responsabilidades dificulta el desarrollo económico y social de las zonas afectadas por estos embalses”, ya que limitan la actividad agrícola y ganadera y, por consiguiente, la principal fuente de ingresos de la mayoría de los habitantes de estos municipios.
En el caso de Pineta, ha pasado de una profundidad media superior a los tres metros a poco más de 50 centímetros. “No sólo ha subido el nivel freático del embalse, sino que al estar lleno de grava el cauce original del río Cinca se está alterando, abriendo nuevas vías que afectan a los pastos y a la carretera que llega hasta el Parador Nacional”, traslada. “Cualquier día, la carretera desaparece”, explica de manera gráfica Miguel Ángel Noguero, alcalde de Bielsa.
En cuanto a Plandescún, José Serveto apunta que “parece una playa, hay hasta árboles de gran tamaño en medio del agua”. Este embalse ha pasado de superar los cuatro metros a no llegar a 1,5 de profundidad a causa de los sedimentos y fangos que se han ido depositando durante las últimas décadas en el fondo.
Debido a la recarga de la presa, en cuanto se producen precipitaciones y sube el nivel del agua, se inundan tanto los campos del entorno como las pistas de acceso.