Javier Martín es salmantino. 47 años. En la Guardia Civil desde los 18. Vivió en Bilbao los llamados "años de plomo". Nada menos que en el Servicio de Información. Dispositivos como los de Ortega Lara y Miguel Ángel Blanco. A las órdenes de Vélez y Corbí. Jesús Escalona procede de Venezuela. Es sacerdote. A palo seco, de él dependen 22 pueblos del Sobrarbe. Activos, como dice él, 10. Son muchas misas, pero se apaña sin tener que "telepredicar". Sus destinos les han llevado a coincidir en Torla.
El cabo primero, segundo comandante del puesto de Torla, ya organizó en marzo una expedición a Ucrania. Tiempos urgentes, con una emergencia radical. El cura no pudo acudir en aquella ocasión. Pero siempre estaba presente en todas las actividades. Ahora, va a ser de la partida, en concreto el 19 de noviembre. "Si hay que ir a ciudades conflictivas, pues se va". A lo que haga falta. "no tienen chóferes porque no hay conductores. Los hombres están en el frente. Entre las mujeres, pocas saben conducir". Lleva 14 años en Huesca y desde la diócesis de Huesca su partida por ocho días se ve bien. "Me ilusionaba por lo que representa de acción social, que me gusta mucho. Vaya, también la eclesiástica". No es precisa disculpa, la una no se concibe sin la otra.
Si al sacerdote le parece gratificante, esa sensación, al ser experiencia doble, se acrecienta en el caso del cabo primero al ser reincidente. El 31 de marzo, fue adalid en la ayuda humanitaria con material para los ucranianos y en ese tesoro de porte que trajeron de vuelta con ciudadanos del país invadido.
La segunda expedición es de otra dimensión, aunque pretendían que fuera más prolongada, pero las obligaciones laborales de la traductora exigen acotarla. El día 19 de noviembre partirá un trailer con 24.000 kilos de alimentos. Legumbres, pasta, café, té, cereales, harinas. También acompañarán otros productos de higiene. En la Ucrania en Guerra, el invierno ya marca temperaturas bajo cero y necesitan todo. Absolutamente todo. De la partida serán seis ángeles entre guardias civiles, miembros de Protección civil, un médico, una traductora ucraniana de Zaragoza... "y el padre, para que nos cuide". Sobre la intérprete, en la primera misión llevaron una rusa y los nativos no lo hablaban. Tampoco inglés mayoritariamente.
Javier Martín no encuentra palabras de agradecimiento suficientes para las conserveras de Autol (Cidacos, Elorrio) y la Rioja oriental. Él sirvió precisamente en la pujante Autol. También se recoge material en el Sobrarbe y el Alto Gállego: higiene femenina, sopas, cafés... Cruz Roja es un buen aliado. También agradece la implicación de algunas instituciones, porque además del material hace falta dinero para el combustible para el camión y otros gastos. 7.000 euros son precisos. Llevan recaudados 3.000. Hacen falta otros 4.000. Está esperanzado, pero pide a las administraciones un pequeño esfuerzo.
"Llevan recaudados 3.000 euros y les faltan otros 4.000 para cubrir los gastos de desplazamiento. Piden un esfuerzo a las instituciones"
Si en algo confluyen primordialmente la Guardia Civil y la Iglesia es en la vocación de servicio. Y en los conceptos humanitarios desde sus valores universales. Javier Martín practica, además, otra pasión: la fotografía y el video. De hecho, de la primera experiencia ha extraído imágenes para una exposición que ya recorre España y llegará a Huesca... cuando se lo permitan las fechas. Son 27 fotografías con 27 poemas de aquellas vivencias del umbral entre marzo y abril, las poseías obras de la turolense Cristina Jiménez. La emocional muestra, didáctica e híper realista, se titula "Éxodo de Ucrania: miradas de las mujeres". Sigue programando su expansión y el año próximo estará en la capital oscense y otras poblaciones. De momento, ya se ha movido o está programada por Ávila, Salamanca (su tierra natal), Zamora, León, La Rioja, Teruel... En la introducción, un video con un tráiler de 4 minutos. El foco, en esas mujeres "que han atravesado media Europa en condiciones difíciles para salvar a sus hijos". Y la compleja existencia de las que se quedan en su origen. En cada inauguración, se abre un debate y un coloquio con un pequeño ágape. Hasta mitad de 2023 la programación está comprometida. "A los visitantes les gusta porque se aprecian en toda su crudeza todas las violencias de género. Las propias de las guerras y las que se producen en otros escenarios, caseros o no".
Mientras el camión dirige los 24.000 kilos de alimentos hacia el punto de destino, en la frontera con Ucrania, los seis voluntarios se desplazan en avión hasta Bucarest y... se baja el telón. Javier Martín enumera los destinos al periodista, pero posteriormente sugiere que no es conveniente desvelarlo. Por seguridad. Y el escribano acepta este "off the record". Gajes de la profesión, consecuentes con el contenido.
Javier Martín concibe, mientras la exposición alcanza Albarracín el día 4 de noviembre, la segunda parte, para la que ya tiene título: "La destrucción". Será el fruto del material que capte en esta experiencia, en medio de la desolación, del horror, de la muerte, de la invasión, de los carros de combate, de las casas destruidas, de las familias partidas, de las mujeres y niños atrapados. La cara más inhumana de los conflictos bélicos en la que, sin embargo, siempre quedan resquicios de ternura en niños, mujeres, ancianos y adultos desesperados por encontrar un cauce para la paz. La que, en materia y espíritu, quieren transportarles un cura, un cabo primero de la Guardia Civil y unos voluntarios admirables. Desde el Sobrarbe, donde la nobleza es síntoma de convivencia. Un mensaje para Ucrania. Un lema para la esperanza.
P.D.: El Bizum por si quiere, amigo lector, aportar para alcanzar esos 7.000 euros, es en el 682788545.