Personal de la DGA que trabaja en cocinas de los centros escolares de Huesca se ha manifestado este jueves junto con compañeros de todo Aragón en Zaragoza en la primera movilización que han realizado tras cinco años de reivindicaciones. “Estamos todos abrasados y necesitábamos juntarnos y gritar lo que nos pasa”, explica Víctor González, cocinero del colegio San Vicente de Huesca.
Desde la provincia ha acudido a la concentración ante el Pignatelli personal de cocinas de localidades como Barbastro, Monzón, Sallent, Ayerbe, Jaca, Sabiñánigo, Sariñena, Binéfar, Fraga y de tres centros de Huesca, en algunos casos acompañados por compañeros de otros servicios de los centros.
“Hemos ido vestidos de cocineros y con sartenes y cazuelas que hemos golpeado metiendo mucho ruido, teníamos ganas de hacerlo porque estamos todos abrasados; alguno incluso ha roto tres cazuelas”, corrobora. También portaban pancartas con lemas como: “La comida de los niños y niñas no es negocio, es nuestro futuro”.
En el manifiesto que han leído ante la sede del Ejecutivo autónomo se asegura que es “el colectivo más precario del Gobierno de Aragón”.
“En primer lugar -señalan-, porque somos el único personal de atención directa de educación que no tiene ratio. Así ocurre que tenemos centros de trabajo que con el mismo personal dan de comer a 100 o a 400 personas”. Hay centros donde deben dar 140 comidas diarias con 5 horas de jornada “o compañeros que dan más de 350 comidas y están solo dos a jornada completa”, denuncian.
Aseguran que no se realizan sustituciones y que son los únicos fijos-discontinuos de todo el Departamento de Educación, “sin ninguna razón objetiva, puesto que también se termina el servicio y se cierra el centro para el resto de colectivos y ellos, sin embargo, tienen un contrato fijo”.
“Merecemos mejorar la contratación porque realmente hacemos muchas más horas de las que nos reconocen, y desarrollamos funciones de superior e inferior categoría por el bien de nuestras cocinas, porque hacer comida con productos frescos, de cercanía, sana y elaborada, la que merecen nuestros hijos e hijas, supone tener que desempeñar muchas funciones al margen de la propia elaboración, como encontrar a los mejores proveedores, establecer menús agradables y equilibrados, manipular los productos para su elaboración...”, apuntan.
Consideran necesario que “se apueste exclusivamente por la gestión directa, que se invierta en la mejora de las infraestructuras de nuestras cocinas, para que cumplan las necesidades de salubridad exigidas. Pero además también es necesario que la plantilla que elabore esa comida sana tenga unas ratios dignas, unas condiciones de empleo justas y un trato respetuoso”.
Víctor González asegura que van a mantener las movilizaciones, en las que esperan contar con el apoyo de las familias. “Muchas Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos ya han trasladado a compañeros que les apoyan, y también contamos con la Plataforma por unos Comedores Escolares Públicos de Calidad”, cita. “Ya hemos empezado y ahora vamos a seguir”, asegura.