El administrador apostólico de las diócesis de Huesca y Jaca, Vicente Jiménez Zamora, reclamó al final de la presentación del nuevo obispo, Pedro Aguado Cuesta, la sensibilidad de los pueblos y de los titulares de los templos para repicar las campanas de todas las iglesias de la comunidad autónoma para responder al llamamiento de los prelados de todas las diócesis aragonesas. El también arzobispo emérito de Zaragoza recordaba gozoso que "las campanas son el medio de comunicación más antiguo" de nuestra civilización, que acompañan todas las vicisitudes de las poblaciones, las gozosas con bautizos, confirmaciones y bodas, las sufrientes de los entierros.
Así que esta mañana ha sido solidaria con nuestro castigado medio rural y los campanarios han irradiado los toques que proclamaban la necesidad de la acción política decidida y coordinada ante la realidad de una emergencia territorial y social que precisa de soluciones.
En la Iglesia, existe la convicción de que hay que sublimar los valores del mundo rural para acabar con el fenómeno de la despoblación. Como explicaban en su carta de convocatoria, una existencia "sin estilo de vida menos estresante que en la ciudad, la práctica de la solidaridad y del cuidado mutuo entre los vecinos, el contacto con la naturaleza, el aprecio de lo pequeño, lo gratuito y lo auténtico frente a la dictadura de los números, la productividad y la apariencia; y, en definitiva, una vida más humanizada y saludable, que favorece, sin duda, el desarrollo de la espiritualidad y de la religiosidad”.
Al clamor se han unido las campanas como las que ofrecemos en el video adscrito a esta información en el que las campanas de María del Rosario (recientemente donada por Santiago Villacampa) y San Juan Bautista en el Santuario de San Úrbez no han encontrado límites en el maravilloso valle de Nocito para proclamar a los cuatro vientos la buena causa que ha concitado su bandeo corajudo y convencido.