La segunda manifestación del personal de laboral que trabaja en los comedores escolares del Gobierno de Aragón ha reclamado con una cacerolada una resolución al conflicto laboral que se mantiene abierto desde hace años y una nutrición sana en los centros.
Este colectivo ha vuelto a llevar su reivindicación a Zaragoza, a la plaza de España, esta vez en fiestas del Pilar, para llamar la atención sobre la situación laboral que están viviendo y sobre la deriva que constatan en las cocinas de los centros hacia cáterin o líneas frías contrapuesta a una cocina in situ, con alimentos de proximidad y gestionadas por los centros.
La movilización ha conseguido el interés de muchas personas que se han acercado y que han participado en la recogida de firmas que ha puesto en marcha este personal “por unas condiciones dignas para los cocineros y una alimentación saludable para todos los niños”.
Desde Huesca ha habido una alta representación en esta concentración de cocineros de centros escolares de la provincia. Aurora López, cocinera del Colegio San Juan de la Peña de Jaca, resume que la movilización “ha estado muy bien, la unión hace la fuerza y hemos hecho mucho ruido para que se nos oiga, para luchar por alimentar bien a los niños y en buenas condiciones”.
Aurora López es ejemplo con su trabajo en el centro de Jaca con cocina in situ y, como resalta, la unión de equipo directivo, padres, personal de cocina y monitoras. A principios de mes participó en Bilbao en unas jornadas internacionales sobre alimentación escolar saludable y sostenible, donde trasladó su experiencia de gestión de comedor escolar público con productos ecológicos y locales.
“En mi caso el producto es de proximidad -activamos la economía local-, ecológico, utilizamos proteína vegetal e intentamos reducir la huella de carbono todo lo posible”, explica López. “También compostamos, cerrando el circulo”.
Tendríamos que ser ejemplo para muchos comedores que tienen cáterin, por ejemplo; si nosotros lo estamos haciendo, lo pueden hacer todos”. A su juicio, hace falta “un gobierno comprometido y también direcciones de centros escolares comprometidas”.
Asegura que el dinero del comedor debe ser para una buena alimentación. “En esas empresas grandes se evapora el dinero. Estamos por reducir la huella carbono y por la agenda 2030, pero luego se lo saltan todo; no tiene ningún sentido”, remarca.
“Luego están las condiciones laborales que tenemos. Estamos reclamando un nuevo convenio y unas ratios razonables”. En su centro da de comer a 320 personas con un ayudante de cocina. “Y porque me canso de mandar cartas a la DGA, al final tengo una segunda ayudante, que no paga la Administración sino con el dinero del comedor”, expone y remarca lo importante que es fijar unas ratios, “que hay en todo menos en las cocinas”.
Además, lamenta, “no sustituyen las bajas” y “estoy haciendo muchísimas cosas de superior e inferior categoría”, y sus contratos son fijos-discontinuos.
Aurora López insiste en que el convenio “lleva obsoleto mucho tiempo”, y comenta otra de las reivindicaciones: “Somos los únicos en Educación que nos vamos a la calle en verano”.
“Haces bien las cosas y no meten dinero ni en instalaciones; mi cocina se cae a cachitos”, apunta para concluir.
Durante la concentración, los cocineros José Luis, de Aínsa, y Sara, de Monzón, han leído un manifiesto para lanzar un “basta ya” a la administración. Tras hacer un recorrido por sus reivindicaciones han dejado claro que no dejarán de salir a la calle "hasta que por fin se haga justicia”.
“Queremos que se apueste -han expuesto- por la gestión directa del servicio de comedor escolar, por la elaboración de la comida in situ, para lo que se debe invertir en mejorar las infraestructuras de nuestras cocinas, tener unas plantillas razonables al número de comensales, en condiciones dignas para poder elaborar y ofrecer una alimentación saludable al alumnado aragonés, en pleno crecimiento y con una calidad que no cumplen las líneas frías ni las empresas privadas, centradas en su negocio”.