Dos robos en un mes en sendas casas en los que los ladrones sustrajeron joyas han disparado las alarmas en Grañén y, de paso, las preguntas sobre la anunciada instalación de videocámaras de vigilancia dentro del plan de seguridad rural aprobado por la Diputación Provincial el pasado ejercicio.
La noche del viernes al sábado pasado se produjo el segundo robo en apenas un mes. Los delincuentes penetraron en la casa y se adentraron en la habitación del matrimonio, eludiendo el paso por otras zonas de la vivienda dotadas de alarmas antirrobo precisamente. Las víctimas son una familia que había de salido de viaje este fin de semana de manera excepcional.
Se da la coincidencia de que los afectados del robo hace un mes son socios de negocio del que ahora ha resultado objeto de la acción de los cacos, aunque no induce a pensar en nadie próximo sino que las líneas de la investigación se encaminan hacia una banda organizada que está operando en distintos municipios hasta Fraga.
LA NECESIDAD DE CÁMARAS
Dentro del plan de la Diputación para apuntalar la seguridad en el medio rural, Grañén es uno de los municipios en los que la autorización por parte del Gobierno Central, después de los preceptivos informes de la Guardia Civil, es el requisito pendiente para la instalación de videocámaras. El objetivo de esta estrategia consiste en la recuperación de una red de confianza en los pueblos.
En concreto, el Ayuntamiento de Grañén había solicitado doce cámaras en puntos estratégicos del municipio en las poblaciones de Grañén (siete), Montesusín (3) y Curbe (2), que el consistorio espera instalar con la financiación de la corporación provincial en el momento en el que se produzca el plácet de la Subdelegación del Gobierno.