El edificio de viviendas desocupado de la calle Doña Sancha, números 30 y 32, en la confluencia con Calatayud, correspondiente a una promoción de Masari, ha tenido que volver a ser acordonado por el Ayuntamiento de Huesca por problemas de seguridad, trece meses después de la anterior vez que fue igualmente aislado por la caída de cascotes. En aquella ocasión, se detectó un desprendimiento en la cubierta.
Según algunos vecinos, al parecer están precipitándose nuevamente cascotes, lo que ha motivado que se tomara esta prevención. Se da la circunstancia de que este edificio lleva prácticamente veinte años acabado y sin entregar, y sobre la empresa, según cuenta, pesa un concurso de acreedores sin liquidar que ya cumple tres lustros.
Entre el vecindario, cunde una sensación de malestar por el temor a una incomodidad que puede extenderse años. Preguntan igualmente a ver si va a haber alguna instancia a la propiedad a arreglar los daños, e incluso si el ayuntamiento incoará la declaración de ruina. "En esta zona del Barrio de los Olivos hay indignación y hastío a partes iguales".