Tal temor había después de las terribles imágenes de ayer en Zaragoza, que a las 19:45, cuando el cielo se ha oscurecido abruptamente y un fuerte viento ha anunciado la llegada de la tormenta, el efecto disuasorio ha provocado la rápida recogida de los viandantes y la desertificación de personas, más allá de un ciclista zaherido por la lluvia, de las arterias principales de Huesca.
En menos de diez minutos, han descargado en la capital 7 litros por metro cuadrado, nada comparable con la concentración de 50 en unos instantes en Zaragoza el jueves, y los bomberos tan sólo han ido a retirar una rama en la calle Alcañiz. Pensaban en el Parque que comenzaba el movimiento y paulatinamente han tenido que intensificar la actividad, primero para recoger una rama caída en la calle Alcañiz, luego un árbol partido en la Avenida Pirineos y a continuación a la calle Fraga. De lado a lado de la ciudad, un coche sobre el que cae otro árbol e inundaciones en sótanos.
En total, el Parque de Bomberos de Huesca ha realizado diez intervenciones por toda la ciudad. Además, algunos veladores han tenido dificultades para evitar que se desplomaran los toldos.
Durante unos segundos, incluso ha caído granizo y, sobre todo, los remolinos de agua abruptamente mecida por el fuerte viento daban impresión de que podía haber peores consecuencias. Nada serio, como tampoco ha sucedido en Almudévar, en Ayerbe o en la Jacetania, donde las lluvias han sido prolijas pero perfectamente absorbibles.
En Jaca, ha llovido aproximadamente una hora, con veinte minutos más intensos, un granizo fino por momentos y tan sólo dos intervenciones por alcantarillas obturadas en la Avenida Perimetral y la Calle Mayor.
Por su parte, en Campo, la gran fortaleza de la tormenta ha provocado abundantes daños, y es que muchos árboles se han precipitado sobre la carretera incluso impidiendo el tránsito, como se aprecia en las fotografías de esta galería.