Los ibones de Aragón, o lagos de alta montaña, están contemplados en el Inventario de Humedales Singulares de Aragón y cuentan con un régimen de protección. Representan uno de los elementos naturales más singulares, a la vez que sensibles, de los ecosistemas de montaña sometidos a dos amenazas principales: el cambio climático y la sobreexplotación turística.
En el Inventario de Humedales Singulares de Aragón se encuentra una amplia relación de ibones, balsas y estanques de alta montaña de nuestra tierra. La ley establece que el Gobierno de Aragón debe establecer un régimen específico de protección para preservarlos de las actividades que pueden provocar su recesión, desnaturalización y degradación, y regular el acceso público a través de acuerdos y convenios con los propietarios privados.
El Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) ha advertido recientemente del riesgo que suponen el cambio climático y el turismo en el equilibrio ecológico de estos humedales. El Gobierno de Aragón ya ha puesto en marcha servicios para regular el acceso público a determinados espacios naturales de su competencia. Y algunas entidades locales han puesto en marcha servicios de movilidad colectiva para facilitar el acceso a áreas naturales de importancia paisajística, mientras también limitan el acceso de vehículos privados.
Sanz ha solicitado al Gobierno de Aragón “que tome medidas específicas, y las defina en lo concreto, para preservar los valores ecológicos de los ibones del Pirineo y los proteja especialmente de la saturación turística y los efectos del cambio climático que son las dos amenazas más relevantes en este momento.”
Desde la formación, proponen regular el acceso a estos espacios de forma directa o colaborando con otras entidades, así como contar con el apoyo del transporte público para proteger lugares especialmente emblemáticos afectados, que no son solo ibones, como por ejemplo San Nicolás de Bujaruelo o la Basa de la Mora.