Marisol Almirón ha sido, durante cuatro años, la cara más amable y visible de la Policía Nacional en Huesca. Oriunda de Zaragoza, ha culminado una destacada labor en la Comisaría de la capital altoaragonesa, para trasladarse a la Comisaría de su ciudad natal.
Con 16 años de servicio en este Cuerpo, su trayectoria ha sido ejemplar. Tras un breve período en Alcalá de Henares, ha desarrollando la mayor parte de su carrera en la Jefatura Superior de Aragón, patrullando y velando por la seguridad ciudadana.
Desde temprana edad, supo que quería dedicarse a la policía, una decisión influenciada por su trayectoria familiar. Durante 14 años patrulló las calles, una experiencia que considera fundamental. "Llevar el uniforme de la policía es un orgullo", asegura.
En 2020, llegó a Huesca por un ascenso y se convirtió enseguida en una figura muy conocida y respetada en la ciudad. El primer año, realizó su labor en la Brigada de la Policía Judicial y los últimos tres, como delegada de Participación Ciudadana, que no solo implicaba representar a la comisaría, sino también ser el vínculo entre este cuerpo y la ciudadanía.
Su función abarcaba varios planes y colectivos, desde escolares, estudiantes universitarios, o mayores que viven en residencias, hasta sectores y asociaciones de comerciantes, turismo y consumidores, entre otros.
Este año, Huesca ha visto un aumento significativo en la participación, con más de 19.000 asistentes en diversas charlas y actividades. Aunque hay un Plan Director, que sigue las líneas específicas marcadas por la Subdelegación del Gobierno, el trabajo de Marisol Almirón se ha ajustado a la demanda y necesidades ciudadanas.
Almirón explica que las asociaciones de vecinos, por ejemplo, mantienen reuniones trimestrales con el comisario, y la comunicación con entidades como Aspace y Valentia se mantiene fluida para abordar problemas específicos o necesidades de charlas informativas. Que un ciudadano sienta "cercana" a la Policía es uno de los pilares de su trabajo, e insiste en que cualquier persona puede acercarse a la Comisaría y recibir el apoyo necesario.
NIÑAS, NIÑOS Y MAYORES
Marisol Almirón ha desarrollado una relación especialmente significativa con los niños y las niñas durante su servicio en Huesca. Para ella, esta conexión ha sido "maravillosa", y destaca la importancia de cambiar la percepción que los pequeños tienen de la policía, una imagen a veces "distorsionada", por influenciada del entorno familiar o los medios de comunicación.
Marisol Almirón trabaja para que los niños entiendan que la función de la policía no es sólo "represiva", sino que está ahí para ayudar en diversas situaciones, desde encontrar a un niño perdido hasta asistir a un anciano que ha sufrido una caída.
Uno de los proyectos más queridos de esta agente de policía es "El Club de los Secretos", dirigido a niños de 8 años con el objetivo de prevenir el abuso infantil. "Lo primero que les decimos es que la policía es una persona de confianza", explica.
A través de este proyecto, los niños aprenden que, además de sus padres y profesores, pueden confiar en la policía como en un amigo cercano. El énfasis está en crear un vínculo de confianza para que los pequeños se sientan seguros al compartir cualquier problema.
Las experiencias con los niños han sido muchas y variadas para delegada de Participación Ciudadana. Una de las más gratificantes es cuando los pequeños la reconocen a ella o a sus compañeros por la calle y recuerdan con alegría las visitas a la comisaría, los actos en las escuelas o las demostraciones con vehículos. "Para mí es lo más bonito que puede pasar", comenta.
También hay momentos conmovedores. Recuerda cómo, tras algunas charlas, varios niños se acercaban a ella para compartir sus problemas personales. "Terminas una charla y salen cinco niños, uno detrás de otro, y me cuentan que lo están pasando mal porque sus padres están separando", recuerda. Estas situaciones, aunque difíciles, refuerzan la importancia de su labor, ya que los pequeños sienten que pueden confiar en ella y en sus compañeros.
Además, hay momentos llenos de ternura y espontaneidad, como cuando un niño reconoce el uniforme policial y corre a darle un abrazo, gestos de cariño y reconocimiento que demuestran que los esfuerzos por acercar la figura de la policía a los más pequeños han tenido un impacto positivo, transformando su percepción y fomentando una relación basada en la confianza y el respeto.
Las charlas dirigidas a personas mayores presentan desafíos y enfoques distintos comparados con las actividades realizadas con los niños. Marisol Almirón explica que, aunque hay similitudes, como la gratitud que ambos colectivos muestran, las diferencias en el contenido y la forma de presentación son notables.
Para las personas mayores, las charlas suelen centrarse en temas como las estafas a través de Internet y la violencia, que la policía aborda siempre con especial sensibilidad y cuidado.
"Son los dos colectivos más agradecidos que puedes encontrar", afirma, y eso constituye una de las mayores recompensas a su trabajo.
Las personas mayores y los niños "son los dos colectivos más agradecidos que puedes encontrar"
Cuando Marisol Almirón hizo la transición de la Brigada de Policía Judicial a su nuevo rol como delegada de participación ciudadana, no sabía exactamente qué esperar. La plaza quedó vacante y, sin tener una idea clara de lo que implicaba, decidió solicitarla. Cualquier expectativa se ha visto superada y la experiencia ha resultado transformadora. "Entró una funcionaria y sale otra", asegura con emoción.
Almirón destaca lo mucho que ha aprendido de cada charla y de las interacciones con las diversas asociaciones y ciudadanos. "El feedback que ha habido, para mí ha sido increíble", comenta.
Sin embargo, subraya que nada de esto habría sido posible sin el apoyo de sus compañeros. "Somos 130 en esta comisaría", recalca, y deja claro lo importante que es el trabajo en equipo.
Todavía no sabe cuál será su función en Zaragoza, pero está satisfecha de su paso por Huesca. "He intentado llevar el nombre de la policía a todas partes y creo que se ha llegado a bastantes sitios que era necesario", reflexiona.
Le hubiera gustado llegar a más, porque es exigente consigo misma y, seguramente, porque sabe de la importancia de su responsabilidad, pero confía plenamente en que su sucesora alcanzará nuevos objetivos. "Estoy segura que la nueva compañera que se va a hacer cargo del puesto llegará a donde yo no he podido llegar", añade.
A pesar de ello, se siente satisfecha con su esfuerzo. "Estoy contenta de que todo el mundo que nos ha necesitado, que nos ha requerido como enlace con la comisaría, hemos llegado a dar el cien por cien a todos".
Los últimos meses han sido especialmente emotivos para Marisol Almirón, desde que se anunció su traslado a Zaragoza. Las muestras de cariño y reconocimiento han sido incesantes. "Solo tengo palabras de agradecimiento. Tanto a colegios, equipos directivos, Aspace, Valentia, todas las asociaciones de vecinos me han mandado mensajes...", enumera conmovida.
Pero vuelve a insistir en que estos logros no son solo suyos, sino también de sus superiores y de toda la comisaría, y se siente orgullosa del impacto positivo que han tenido.
Ahora, se prepara para una nueva etapa en Zaragoza y tiene claro que seguirá sirviendo con la misma pasión. "Me voy a dedicar a la policía -afirma con convicción, sin importante su función específica- y donde vaya, seré policía y estaré contenta, y estaré feliz igualmente", concluye.
La labor de Marisol Almirón en Huesca deja una huella profunda, por su compromiso, dedicación, simpatía, cercanía y sensibilidad. Como delegada de participación ciudadana han fortalecido los lazos entre la policía y la sociedad oscense, y ahora recoge el reconocimiento y agradecimiento de una comunidad que ha visto en ella a una representante ejemplar de la Policía Nacional. Mucha suerte en tu nueva etapa, Marisol.