Hace escasas horas, los sistemas de mensajería que usamos las asociaciones memorialistas aragonesas transmitían la noticia: Miguel Ángel Capapé había fallecido tras mucho tiempo de lucha con una cruel enfermedad. Enfermedad que no pudo impedir que estuviera, hasta casi su último aliento, pendiente de lo que sido el eje central de su actividad pública: la lucha contra la desmemoria y la búsqueda incansable de los restos de aquellas personas asesinadas en la Guerra Civil y enterradas en cualquier lugar.
Miguel Ángel Capapé estuvo en muchas de las actuaciones de rescate a pié de fosa, convirtiendo cada una de ellas en trinchera viva contra el olvido y documentando el pasado criminal con fotografías de incalculable valor.
También en Huesca, las gentes del CRMAHU compartimos tiempo y esfuerzos con él en excavaciones que supusieron avances importantes.
En estos momentos de dolor tan sólo podemos agradecer a Capapé todo el tiempo compartido y desear que la tierra le sea leve. No nos cabe duda que, cuando pase el tiempo suficiente y haya quien escriba la historia que ahora se escribe, la historia de estas décadas de apertura de fosas y esfuerzo incansable por la trinidad memorialista (verdad, justicia y reparación), el nombre de Capapé figurará en la larga lista de los que nunca reblaron.
Finalmente, expresar nuestras condolencias y afecto profundo a Pura, al entorno familiar y amical, y a todas aquellas personas cercanas que pugnan en estos momentos por mantener la serenidad ante el mazazo sufrido.