Pablo Aguilar y Camino Díaz se sirven de Agatha Christie para acercar a los oscenses la interesante labor de la Policía Científica

El inspector y la oficial han comparado su trabajo con las pesquisas realizadas por Poirot en "Muerte en el Nilo"

08 de Octubre de 2024
La Oficial Camino Díaz Bello y el Inspector Pablo Aguilar Ezquerra, en la Fundación Ibercaja Palacio Villahermosa. Foto Myriam Martínez

El Inspector Pablo Aguilar Ezquerra y la oficial Camino Díaz Bello, ambos de la Brigada Provincial de Policía Científica, han comentado al gran público oscense  la labor que realiza esta sección del cuerpo y han mostrado la cara más cercana y humana de su trabajo. Para ello, se han servido de la película Muerte en el Nilo (basada en la famosa obra de Agatha Christie), y a través de algunas escenas han explicado de forma didáctica las actividades cotidianas de la Policía Científica, como el análisis de balística, el estudio de huellas dactilares y las inspecciones oculares técnico-policiales.

La charla, enmarcada en el 200 aniversario de la Policía Nacional y el vigésimo de la Fundación Ibercaja en Huesca, ha contado con la presencia del comisario, Luis Fernando Ascaso, el general de División José Manuel Vivas Urieta, el teniente coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, José Enrique Cordobés, y la concejala socialista Concha Bailac, entre otras autoridades.

Camino Díaz, licenciada en Geología Hispánica y autora de novela negra -La reunión (Los libros del Gato Negro) es su obra más reciente-, ha comenzado su intervención destacando cómo la imagen de la Policía ha evolucionado a lo largo del tiempo, reflejada en la literatura y las series de televisión, en paralelo con los cambios reales dentro del cuerpo. "Coincidirán conmigo en que la Policía está de moda, pero no sólo eso, siempre ha estado en el ojo del huracán", ha señalado, aludiendo a su constante presencia en la cultura popular: en los medios de comunicación, en las novelas y en el cine. Para Díaz, la representación de la Policía en la ficción ha sido clave no sólo para imitar la realidad, sino también para transformarla.

Camino Díaz y Pablo Aguilar. Foto Myriam Martínez

En su repaso histórico, Díaz ha citado el impacto de Sherlock Holmes, creado por Arthur Conan Doyle en el siglo XIX, un personaje que encarna el auge del Positivismo y la ciencia. Holmes aparece en una época en la que la razón y la observación son las principales herramientas para resolver crímenes. Sherlock, según ha explicado Díaz, "observa la escena, el cadáver y deduce racionalmente los hechos", todo un reflejo del surgimiento de la ciencia forense. Sin embargo, la Policía en esos tiempos, particularmente en Londres, es vista como una mera colaboradora del detective, "a veces incluso ridiculizada", ha comentado, refiriéndose al Inspector Lestrade, quien queda en la sombra del protagonismo de Holmes.

Al avanzar al siglo XX, Díaz ha hecho referencia a Hércules Poirot, el famoso detective creado por Agatha Christie, que, aunque sigue usando la deducción racional, también emplea la psicología para resolver casos, lo que representa un paso más en la evolución del detective en la ficción. En este contexto, la Policía empieza a colaborar de manera más activa, contando con bases de datos y herramientas científicas, elementos que Poirot no maneja directamente, lo que lo obliga a trabajar más de cerca con la Policía francesa.

En la famosa novela Asesinato en el Orient Express, ha mencionado Díaz, se puede observar una primicia de lo que será la futura Policía Científica, ya que en este caso se resuelven pistas utilizando química.

Camino Díaz ha observado que durante su infancia no se hablaba demasiado del trabajo que realizaba la Policía española, por lo que la mayoría de sus referentes provenían de la ficción americana, y ha citado a Starsky y Hutch, que eran "molones", tenía un estilo varonil pero no rudo, y eran amigos entre ellos.

Luis Fernando Ascaso, comisario de la Policía Nacional en Huesca. Foto Myriam Martínez

Ha recordado, además, la popularidad de Canción triste de Hill Street (1981), una serie que, según ha dicho, aportó una nueva visión de la Policía, mucho más cercana y humana. "Para mí, la frase 'tengan cuidado ahí fuera' es un lema", ha confesado, resaltando cómo la serie no sólo mostraba el trabajo policial en las calles, sino también la vida personal de los agentes.

Por primera vez, el público veía a los policías como personas que, además de combatir el crimen, tenían problemas familiares, divorcios o situaciones cotidianas. "Nos mostró una humanidad en esos policías", e incluía a dos mujeres que desempeñaban roles destacados, como una abogada y una policía rubia en uniforme, que para ella fue una referencia clave. "Me hizo pensar de pequeña: una mujer puede ser policía".

La primera serie española a la que se ha referido ha sido Brigada Central (1989), basada en una novela de Juan Madrid, que representaba a una Policía española en plena transición hacia la democracia. En ese momento, la Policía intentaba profesionalizarse y acercarse más al ciudadano. "Es la época del Madrid de los atracos y de las prostitutas en la calle", ha comentado, refiriéndose también al icónico uniforme marrón de la época.

Sin embargo, ha recordado que la serie causó controversia entre los propios policías, quienes se quejaron de que el programa revelaba algunos de sus métodos reales de trabajo, algo que generó malestar. Además, el protagonista, un inspector gitano, tuvo que luchar contra estereotipos raciales, lo que añadió otra capa de complejidad al personaje y a la representación de la diversidad en las fuerzas del orden.

Por último, Díaz ha destacado la figura de Petra Delicado, creada en 1996 por Alicia Giménez Bartlett, un personaje que rompió barreras al ser una inspectora de Policía con personal a su cargo. En aquella época, como ha recordado, no era tan común ver a una mujer en un rol de mando dentro de la Policía, y menos aún en la ficción. "Mostraba sus preocupaciones de género", ha explicado, señalando cómo el personaje equilibraba sus responsabilidades laborales y familiares, algo que en esos años era mucho más evidente. La serie, rodada en 1999, representó un cambio en los estereotipos de los policías, las mujeres comenzaban a tener más presencia y poder en el cuerpo, algo que hoy en día está mucho más normalizado, pero que en ese momento fue revolucionario.

El teniente coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Huesca, José Enrique Cordobés, en primer término. Foto M.Martínez

Díaz ha concluido señalando que en la actualidad, cada vez hay más mujeres en la Policía, muchas en puestos de mando, una realidad que en su momento apenas se reflejaba en la ficción o en la sociedad española.

Camino Díaz ha continuado su exposición abordando la evolución de las series españolas sobre la Policía, resaltando títulos icónicos como El Comisario, Policías y Los hombres de Paco. Estas producciones, según ha explicado, siguieron el ejemplo de Canción triste de Hill Street, pero adaptadas a la realidad española. "El mensaje que transmitían era claro: los policías no son solo agentes en las calles, sino también seres humanos con vidas personales, que después de enfrentar problemas cotidianos vuelven a sus hogares, cuidan de sus familias y llevan una vida común".

Estas series, según Díaz, lograron humanizar la figura del policía y mostrar tanto las problemáticas sociales como personales, a la vez que presentaron a las mujeres de manera más integrada en el cuerpo policial, en contraste con representaciones anteriores más sexualizadas.

En particular, Díaz ha elogiado a Los hombres de Paco, destacando su uso del humor como herramienta para conectar con el público. "El humor es muy bueno para todo en la vida", ha dicho, señalando cómo esta serie no solo logró acercar aún más a la Policía al espectador, sino que también trató problemáticas reales de la sociedad de ese momento, algunas de las cuales siguen presentes hoy en día. 

Finalmente, Díaz ha llegado a la serie por antonomasia en cuanto a Policía Científica, CSI. Esta producción, según ha explicado, llevó a la gran pantalla los métodos de la policía científica y los médicos forenses, aunque de una manera, como ha reconocido, algo exagerada y artificial. "Empoderó a la Policía Científica".

Ha añadido que, hoy en día, la Policía Científica interviene en prácticamente todas las investigaciones, tanto en una cafetería como en una brigada de operaciones más complejas. Además, ha mencionado con orgullo la profesionalidad de los policías científicos españoles, a quienes ha descrito como "funcionarios tenaces y sobre todo profesionales que hacen su trabajo lo mejor que pueden".

En tono jocoso, ha terminado su intervención lanzando un reto: "Vamos a echar un pulso a Poirot, a ver si podemos ganar".

El general de División José Manuel Vivas Urieta se encontraba entre los asistentes. Foto Myriam Martínez

MUERTE EN EL NILO

Por su parte, el Inspector Pablo Aguilar Ezquerra, licenciado en Química y miembro del gabinete de Policía Científica desde 2017, ha realizado un apunte sobre sus investigaciones en el campo del ADN y el avance en la detección de pruebas en escenas del crimen. Aguilar, quien ha sido becado por la Fundación Policía Española, también ha detallado su colaboración con la Universidad de Zaragoza en un estudio para perfeccionar la identificación de pruebas genéticas en casos de impunidad.

Pablo Aguilar ha continuado su intervención analizando la película Muerte en el Nilo y recordando, en primer lugar, que lo s autores de este tipo de obras se toman ciertas licencias para hacerlas más interesantes, lo cual, según él, "es lógico". 

A continuación, Aguilar ha desglosado el argumento de la obra: Muerte en el NiloJacqueline de Benfort presenta a su amiga, la millonaria Linnet Ridgeway, a su entonces marido Simon Doyle, para que le dé trabajo. Pero Simon y Linnet se enamoran, lo que lleva a Simon a abandonar a Jacqueline y casarse con Linnet. Como regalo de bodas, la nueva pareja realiza un crucero privado por el Nilo. A este viaje se suma la propia Jacqueline, con la intención de acosar a la pareja, lo que desencadena una serie de sucesos, la mayoría con trágicas consecuencias. 

Tras exponer el contexto de la trama, Aguilar ha planteado una reflexión interesante: "¿Poirot trabajaría hoy día en la Policía Científica o sería un policía de otras ramas?" Para responder a esta cuestión, ha explicado en detalle el papel de la Policía Científica actual. "Cuando ocurre un delito, vamos a la escena del crimen y allí analizamos objetos, huellas dactilares y una serie de vestigios, que se utilizan para elaborar informes.

Aguilar ha enfatizado que los informes de la Policía Científica son "totalmente objetivos", basados en el método científico y cumplen con altos estándares de calidad, sin lugar para la subjetividad. "Los compañeros de Policía Judicial, con los informes que les entregamos y otros indicios que ellos recopilan, como testigos o imágenes, trazan un argumento que plasman en un documento llamado atestado", ha explicado. 

El inspector ha retomado su explicación para ilustrar de manera sencilla cómo funciona el trabajo de la Policía Científica. "Para que ustedes me entiendan, si nosotros llegáramos a la escena de un delito y encontráramos una huella de mi compañera Camino en un cuchillo, lo que haríamos sería elaborar un informe detallado y entregárselo a Policía Judicial", ha explicado.

Luego, ha continuado aclarando que la labor de la Policía Judicial sería investigar más a fondo: "Ellos se encargarían de determinar si Camino vivía en esa casa y si es normal que su huella esté en el cuchillo, o si por el contrario, Camino no vivía ahí y tenía problemas con la víctima, lo cual podría implicarla en el delito".

Aguilar ha enfatizado que el trabajo de ambas ramas, tanto la Policía Científica como la Policía Judicial, es complementario y parte de una misma cadena de investigación. "Nuestro trabajo es objetivo, pero eso no significa que sea mejor o peor. Simplemente son partes de una misma carrera".

La Fundación Ibercaja, dando la bienvenido. Foto Myriam Martínez

LAS HUELLAS

El vídeo, ambientado en un crucero por el Nilo, mostraba una escena en la que la pareja protagonista invita a todos a un rincón apartado, donde de repente alguien lanza una piedra, obviamente con malas intenciones. En este contexto, Aguilar ha planteado una cuestión intrigante: "¿Qué pensaría todo el mundo? ¿Se podrían sacar huellas de la piedra?"

Aprovechando la escena, Aguilar ha explicado de manera técnica cómo se forman las huellas dactilares. "Nuestras huellas vienen de los surcos en nuestra piel, que se desarrollan durante los primeros estados de gestación y forman un dibujo único para cada persona. Este molde se plasma en los objetos a través de la grasa y las proteínas que sudamos por los poros", ha detallado.

Luego ha trasladado la situación al entorno de Abu Simbel, un desierto con alta temperatura y baja humedad, explicando que las huellas antiguas estarían deshidratadas en un clima así, lo que podría dificultar la identificación. A continuación, ha profundizado en las dificultades específicas de extraerlas de superficies irregulares, como la roca en cuestión. "Tendemos a imaginar una piedra como un trozo de mármol liso, pero en Abu Simbel sería una roca porosa, con una superficie muy poco uniforme. Al colocar el dedo sobre algo así, el dibujo de la huella se fragmentaría".

Además, ha resaltado la importancia de analizar la manipulación del objeto: "En este caso, estamos hablando de una piedra muy grande. El asesino probablemente habría tenido que empujarla con ambas manos y hacer mucha fuerza, lo que deformaría las huellas, dejando más bien un borrón en lugar de un dibujo claro".

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Aguilar ha continuado su análisis de la película explicando las limitaciones del trabajo forense en el caso que se presenta. "En este caso, la Policía Científica no podría extraer ninguna información útil de las huellas dactilares encontradas en la piedra, si es que las hubiera. No tendrían valor identificativo debido a la naturaleza del objeto", ha señalado.

LLEGA LA SANGRE

Después, Aguilar ha retomado la narración de la película: "Esa misma noche, se celebra una cena en el salón del crucero. Linnet se retira antes a su camarote por un dolor de cabeza, y durante la cena, se produce una pequeña discusión de pareja. La situación se intensifica cuando la exnovia de Simon, Jacqueline, le dispara con una pistola pequeña, hiriéndolo en la rodilla y dejándolo incapacitado", ha descrito la escena.

Aprovechando el contexto, Aguilar ha comenzado a explicar cómo funciona un arma de fuego, que es un tubo cilíndrico con una boca en un extremo y un cartucho en el otro. "Cuando se aprieta el gatillo, un pequeño alfiler golpea el fulminante, que es un explosivo. Esto provoca que la pólvora se encienda y genere gases que empujan el proyectil, haciéndolo salir disparado por el cañón", ha descrito Aguilar.

Luego ha aclarado que el calibre del revólver utilizado es .22, lo que significa que el diámetro de la bala es bastante pequeño. "Cuanto mayor es el diámetro del proyectil, mayor es su potencial lesivo. Un calibre .22 es muy pequeño, y si nos fijamos, el revólver también lo es, lo que implica que la carga de pólvora que impulsa la bala es reducida", ha explicado.

Aguilar ha puesto énfasis en que, debido a estas características, es improbable que un arma de este tipo deje incapacitada a una persona, salvo que el disparo impacte en una zona crítica como un tendón o rompa la rótula. "Tendría que ser un disparo extremadamente afortunado".

Pablo Aguilar, Camino Díaz y el comisario Luis Fernando Ascaso. Foto Myriam Martínez

Después se ha centrado en la escena donde se descubre el cadáver de Linnet al amanece en la habitación, sin magulladuras ni signos evidentes de violencia en su rostrot, lo que indica que el fallecimiento fue relativamente reciente, probablemente entre la cena y la mañana siguiente. Aguilar también explicó el fenómeno de las livideces, que es el depósito de sangre en las zonas inferiores del cuerpo tras la muerte. 

A continuación, Aguilar se centró en la herida de bala en la cabeza de Linnet, explicando que los bordes rasgados de la herida indican que el disparo fue hecho a quemarropa. "Cuando un arma se dispara a corta distancia, los gases generados por la pólvora desgarran la piel y dejan residuos de pólvora en la herida, lo que provoca ese color negro característico", explicó. Además, la falta de un charco de sangre bajo la cabeza de Linnet sugiere que la bala no atravesó completamente el cráneo, lo que indica el uso de un arma de bajo calibre, probablemente la misma mencionada anteriormente.

La investigación avanza cuando aparece un nuevo asesinato, el del asistente de cámara de Linnet. Aguilar ha descrito cómo la Policía Científica analizaría las salpicaduras de sangre en la escena del crimen. "Vemos un cadáver en una escalera y manchas de sangre en los escalones superiores. Esto nos indica que el agresor estaba en un escalón inferior y que el corte en el cuello fue lo suficientemente fuerte para proyectar sangre hacia arriba", ha explicado.

Su exposición ha abordado otras cuestiones de la película, hasta concluir que Simon y su exesposa Jacqueline habrían planeado los asesinatos. El disparo que Simon recibió es parte de una coartada para desviar la atención, pero un análisis más detallado revela inconsistencias.