El médico rural oscense Guillermo Bernués recibirá este miércoles en Plan, el pueblo donde reside desde hace casi 40 años, la Orden al Mérito Civil que concede el Ministerio de Sanidad como reconocimiento a su trayectoria profesional. La ministra del ramo, Carolina Darias, asistirá a la villa, donde se realizará un acto a partir de las 12:00, en la Oficina de Turismo. Asistirán también un buen número de autoridades locales, provinciales y autonómicas.
Cuando Guillermo aprobó las oposiciones de Medicina consensuó con su esposa Reyes, ambos naturales de la ciudad de Huesca, elegir Plan como destino. En octubre se cumplirán 39 años de esa decisión. “Yo creo que acertamos -valora-, aquí hicimos nuestra vida y mi carrera profesional, y aquí han nacido nuestros hijos. Lo que era un destino de una oposición, fue al final un proyecto de vida. Y sigo encantado de estar trabajando aquí, a pesar de que podría estar jubilado”.
Hace unos días, la consejera de Sanidad del Gobierno aragonés, Sira Repollés, llamó a Guillermo para anunciarle que su departamento le había propuesto al Ministerio de Sanidad la concesión de la Orden al Mérito Civil y éste había dado el visto bueno. “Primero fue una sorpresa y después sentí cierto agobio y me sentí abrumado, porque este reconocimiento es unipersonal, es un reconocimiento a toda mi carrera profesional, pero de alguna manera también lo es a la medicina rural”, señala.
Así lo entendió Guillermo Bernués, quien considera que lo único que él tiene de especial es el llevar muchos años en el mismo lugar. “Puede que sea un ejemplo de que se puede vivir en un medio muy alejado de los hospitales y desarrollar una buena carrera profesional. Y creo que la mía es buena, en cuanto a la formación y la colaboración en proyectos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y con Europa”.
Guillermo y Reyes se adaptaron pronto a Plan y al valle. Ella era profesora de instituto y después de dos o tres años, logró su plaza en Aínsa. Tuvieron dos hijos, Guillermo y Jara. Él trabaja en Acciona, en la central hidroeléctrica de Lafortunada, y ella estudió traducción e interpretación y ahora se dedica a las redes sociales y el posicionamiento de empresas. Los dos residen también en Plan.
El doctor Bernués es el coordinador del Centro de Salud de Lafortunada, en el que trabajan cinco médicos, cinco enfermeras y una auxiliar administrativo, y atienden a 1150 vecinos de unos 32 núcleos.
Se encuentra a una distancia de 100 kilómetros del hospital más cercano, el de Barbastro, y a unos 50 kilómetros de transporte sanitario como ambulancias o uvis móviles, aunque ante casos de emergencia pueden disponer del helicóptero del 112 del Gobierno de Aragón o si el apuro se localiza en un lugar agreste, al de la Guardia Civil.
Guillermo Bernués observa que, ante estas realidades, solo cabe aprender a manejar los recursos. “El nuestro es un centro de salud pequeñito, así que dependemos mucho los unos de los otros por lo que trabajamos muy, muy coordinados. Con las nuevas tecnologías todo ha mejora mucho, porque una parte importante del trabajo es por telemedicina, teledermatología, hacemos interconsulta virtual, interconsulta por videoconferencia, por ejemplo con Especializada, … Fuimos nosotros quienes ayudamos a testarla y a ponerla en valor antes de que se implantara en el resto de la Comunidad Autónoma. Como estamos lejos y tenemos pocos recursos, nos apuntamos a todo lo que podemos y todo nos viene bien”, explica.
El doctor Bernués agrega que siempre ha procurado que todo el valor añadido que le podía aportar el colaborar en múltiples iniciativas junto a sus compañeros del Centro de Salud de Lafortunada repercutiera en sus pacientes y, al mismo tiempo, que todo lo que ha aprendido de ellos, tuviera un retorno para los proyectos de investigación.
Así, por ejemplo, poco antes de la pandemia, una periodista francesa les llamó por encargo de la Comunidad Europea para grabar un reportaje sobre Salud Conectada, para lo que buscaban la experiencia de un médico español, otro galo y un tercero sueco, a través de los cuales se pudieran comparar los sistemas de salud de los tres países. “Tengo que hacer un cursillo para aprender a decir que no… es broma, estoy encantado de no decir que no”, asegura.
Guillermo Bernués tiene 66 años, podría estar ya jubilado, pero dice que intelectualmente y físicamente se encuentra bien, así que de momento va a posponer esa idea. Su esposa falleció y quedó para siempre unida a Plan y sus montañas. Guillermo afirma con rotundidad que “vivir en un pueblo no es una pena”, por el contrario, a él le encanta, sea verano o invierno. “Ser accesible es algo muy importante y, aunque eres el médico, con el paso del tiempo eres un vecino más y, muchas veces, un amigo. Yo disfruto cada día del trabajo. Vale, ya sé que suena raro, pero disfruto del contacto con los pacientes y, mientras pueda aportar algo, seguiré trabajando”.