La protesta de Mompradé a Iberia alcanza el millón de visualizaciones y la compañía le resarce... poco

La cruzada del pescatero oscense denunciando lo que considera "abusos" en las prácticas le ha repercutido únicamente en 600 euros por pasajero y una cortesía almibarada

27 de Agosto de 2024
El video en el centro en Instagram y la leyenda de 1 millón de visualizaciones

La odisea que padecieron Fernando Mompradé y Elena Medvedeva el 14 de julio por la práctica legal aunque deplorable de Iberia del overbooking prácticamente sistematizado ha tenido un eco extraordinario como lo acreditan el millón de visualizaciones en el Instagram del reputado pescatero además de los cientos y cientos de "me gusta" y comentarios, muchos de ellos internacionales y básicamente sudamericanos, que proclaman un hartazgo de abusos que han padecido de la aerolínea.

La noticia prácticamente "retransmitida" por EL DIARIO DE HUESCA aquella infausta jornada para las vidas de Fernando y Elena en la que vieron arruinado el inicio de un sueño que habían acariciado en febrero, y que tarifaba a razón de 2.800 euros por cabeza, ha tenido una repercusión en progresión geométrica desde el principio. Los videos de Fernando Mompradé comenzaron a reproducirse por miles y la secuencia de los hechos fue conocida por miles y miles de lectores, con esa amenaza finalmente cumplida de quedarse en tierra salvo que hubiera bajas de última hora y ese salto del charco de sus equipajes huérfanos de sus dueños. Noche de hotel lacónica con amargura que ni siquiera alegró la Eurocopa para España contra Inglaterra.

Logo WhatsApp
Suscríbete a nuestro canal de WhatsApp para tener la mejor información

Perdida la primera jornada en Tortuguero, la compañía se limitó a anunciarles una compensación de 600 euros por las molestias de ese día inicial de las vacaciones largamente anheladas y muy previamente abonadas a las arcas de Iberia. El eco se fue agrandando con las aportaciones de otros viajeros con experiencias ingratas con Iberia.

Cuando llegó a las 200.000 visualizaciones, un amable señor del departamento equis, se entiende que de atención al cliente o márquetin, llamó a Fernando Mompradé con un cargamento de disculpas que, en ocasiones, llegó a almibarar la conversación hasta el punto de poder desatar en el adalid de las "pescaderías tradicionales" una hiperglucemia. Le preguntó con amabilidad extrema cuándo pensaba volver a volar y le sugirió la expedición de tarjetas preferentes para viajeros habituales. Ahí, precisamente, está uno de los meollos de estos desajustes con víctimas inocentes y paganas: la cancelación de vuelos sin coste para estos clientes auspicia que en ocasiones despeguen con asientos vacíos. Lo grave es cuando se presentan todos, como fue el caso, en el que tiene que haber paganos, y se buscan casuísticas como no haber formulado el check-in o registro. Curiosa política de calidad cuando el billete está abonado religiosamente seis meses antes, sin que nadie sea capaz de descolgar el teléfono para confirmar el servicio.

El caso es que a estas alturas, con un millón de visualizaciones, el estado de Instagram de Mompradé sigue bullendo respuestas, denuncias y también algunas ácidas dianas de los aficionados al odio y de cuentas anónimas y extrañas que recuerdan lo del check-in. Incluso, otra denominación sin identificación, Gala Wirtz (con ese apellido el señor internet solo identifica a un talentoso futbolista alemán), dispara con bala de mala baba al negocio sin tacha de la pescadería, que por cierto en la misma red social de Tripadvisor, en la que ostenta la máxima puntuación de cinco estrellas..

Fernando Mompradé estima que esos 600 euros por pasajero (norma de la compañía) constituyen un exiguo resarcimiento para la saturación de bilis que provoca el atentado contra la ilusión y la esperanza amasada durante un año entero de trabajo y medio de espera después de pagar 2.800 euros. Y no entiende, como tantos, la legalización de prácticas obviamente abusivas que dejan en el desamparo a los clientes y en una quimera la propaganda del consumo responsable.