Asaja ha denunciado que la nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), "la quinta consecutiva sin consenso con la patronal, supone un golpe insostenible para el sector agrario, que ya enfrenta una crisis estructural debido al aumento de los costes de producción, costes salariales y sociales, y a la falta de mano de obra".
El presidente de Asaja, Pedro Barato, ha considerado que "cualquier subida del salario mínimo es inasumible en el campo. Desde 2016, el incremento ha sido del 80%, lo que está llevando al límite a muchas explotaciones".
Explica Asaja que el incremento aprobado eleva el salario mínimo neto a 1.184 euros por 14 pagas, pero el coste real para el empresario agrícola será de 1.925 euros por trabajador. De este importe, el trabajador verá descontados 720 euros en cotizaciones e IRPF, un aspecto que el Gobierno no aclara y que afecta directamente a los asalariados del campo.
La organización ha solicitado reiteradamente, “sin éxito”, bonificaciones en las cotizaciones a la Seguridad Social para amortiguar esta subida. Esta medida incrementa la presión que el sector agrario ya soporta debido a:
• Subida de costes: electricidad, gasóleo agrícola y fertilizantes han experimentado incrementos exponenciales.
• Reforma laboral rígida: que limita la contratación flexible en campañas agrícolas.
• Déficit de mano de obra: que se verá agravado con la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales.
“Nos enfrentamos a una tormenta perfecta: más costes, más rigidez y menos trabajadores. Si no se toman medidas, muchas explotaciones desaparecerán”, ha alertado el presidente de Asaja.
Por todo ello desde Asaja se pide un periodo transitorio amplio para la aplicación de la medida en el sector agrario; bonificaciones en las cotizaciones a la Seguridad Social para aliviar el impacto en las explotaciones y flexibilización en la contratación de temporeros para evitar la pérdida de campañas clave.