¡En Francia no tenemos petróleo, pero tenemos ideas!

25 de Septiembre de 2022
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Cartas gabachas: Un plato para compartir
Cartas gabachas: Un plato para compartir

En 1973, tras la primera crisis del petróleo, el gobierno francés propuso a sus administrados un eslogan positivo para motivarlos en esos momentos de dificultad: ¡En Francia no tenemos petróleo, pero tenemos ideas!

La intervención del estado en el terreno de las artes y las letras siempre ha sido bastante fuerte en Francia. El Ministerio de asuntos culturales nació en 1959 por voluntad del general de Gaulle, que se lo confió a André Malraux (premio Goncourt 1933 por La condición humana). Sin embargo, las primeras Jornadas del patrimonio se las debemos a otro ministro de cultura famoso por su gran creatividad, Jack Lang, igualmente iniciador de la Fiesta de la música. Dichas jornadas se celebraron el 23 de septiembre de 1984 y en aquella primera ocasión recibieron el nombre de Jornada de puertas abiertas en los monumentos históricos.

Visto el impresionante éxito de esas primeras Jornadas del patrimonio, Jack Lang propuso, el 3 de octubre de 1985, durante la segunda conferencia de ministros europeos responsables del patrimonio arquitectónico, celebrada a la sazón en Granada, extender el evento a nivel europeo. Varios países aceptaron la propuesta y organizaron rápidamente jornadas similares.

Los pasados días 17 y 18 de septiembre tuvieron lugar en Francia con ocasión de las jornadas 25.000 eventos y se abrieron 16.000 lugares habitualmente cerrados al público, desde el palacio presidencial del Elíseo a cárceles recientemente desafectadas, con unos 15 millones de visitantes en total.

El patrimonio es toda una pasión para los franceses y a ella se debe la creación de un movimiento de valorización de los territorios rurales que se ha expandido al mundo entero desde su creación en 1982.

Me refiero a la asociación Les plus beaux villages de France (Los pueblos más bonitos de Francia), fundada por iniciativa del alcalde de Collonges-la-Rouge para relanzar la actividad económica y turística de los municipios más emblemáticos del país.

Esta idea francesa (seguimos sin tener petróleo) ha suscitado el interés de numerosos países preocupados por valorizar su espacio rural y su patrimonio.

La asociación Les plus beaux villages de Wallonie se creó en 1994.

La asociación Les plus beaux villages de Québec se creó en 1998.

La asociación I borghi più belli d’Italia se creó en 2001.

La asociación Los pueblos más bonitos de Japón se creó en 2005.

La asociación Los pueblos más bonitos de España se creó en 2011.

La asociación Los pueblos más bonitos de Rusia se creó en 2014.

La asociación Les plus beaux villages de Suisse se creó en 2015.

Al hilo del interés surgido, en 2003 vio la luz una Federación internacional de los pueblos más bonitos de la Tierra, siempre con la misma finalidad, la de valorizar culturalmente el desarrollo de los territorios rurales.

Leí hace varios meses que Italia posee el patrimonio más importante del mundo, seguida de España, y con Francia en tercer lugar de esta clasificación de la que desconozco por completo los criterios. Pero estoy seguro de que Francia es el país que mejor comunica para valorizar sus maravillas, razón por la cual París sigue siendo la capital más atractiva del planeta. España tiene el deber de conservar sus grandes ciudades artísticas de arquitectura única en el mundo (Salamanca, Segovia, Ávila, Córdoba, Santiago de Compostela y tantas otras). Pero tiene que mostrarse más voluntarista, la economía turística debe ser también cultural y no puede limitarse a la arena de las costas mediterráneas.

El gabacho oscense

 

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