¡Eso es caca!

21 de Agosto de 2022
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Cartas gabachas: Un plato para compartir
Cartas gabachas: Un plato para compartir

Hay quien es más de perros y quien más de gatos.

“Prefiero los gatos a los perros porque no existen los gatos policía”, decía Jean Cocteau.

Francia y España no han vivido al mismo ritmo su pasión por los animales de compañía. Mientras que en Francia, desde hace años, la multiplicación del número de perros provocaba importantes problemas sanitarios a los concejales, cuando yo me instalé en Huesca, en 2003, me llamó la atención lo escasos que eran los canes en la calle.

El alcalde más emblemático de París, Jacques Chirac, estaba convencido de que había encontrado la solución cuando, desde el año 1982, fue comprando toda una flotilla de “motocacas” para limpiar las aceras de la capital de excrementos caninos. ¿Y por qué? Pues porque los franceses no terminan de adquirir la disciplina de limpiar por sí mismos las emes de sus compañeros de cuatro patas...

Resultado: en 2022, cuarenta años después de la innovadora iniciativa de Chirac, no ha cambiado absolutamente nada y no se puede andar cien metros en una calle francesa sin tener que evitar un zurullo bien plantado en mitad de la acera, mientras que puedo pasearme una semana entera por Huesca sin tener que desviarme ni un centímetro de mi ruta. En este sentido, los oscenses demuestran un civismo ejemplar.

Otra anécdota: me acuerdo de haber visto aparecer, saliendo de un inmueble de la calle Mayor de Zaragoza, un punki peinado con una cresta rosa y acompañado de un impresionante gran danés. Unos metros más allá, el bicho soltó un tremendo mojón que yo hubiera podido atribuir a un oso si no hubiera sido testigo de la deposición. Pues bien, por muy rebelde que fuera el chaval, sacó de su bolsillo una bolsita de plástico, recogió la deyección de su amigo perruno y la tiró en una papelera.

En Francia, un joven de la misma tribu hubiera aprovechado la ocasión para extender ese montón de materia fecal por el parabrisas de un buen coche burgués, solo para expresar la originalidad de su forma de vivir.

La multiplicación de perros en nuestras calles puede acabar provocando un verdadero problema de higiene si, como pasa en Francia, cada propietario no se muestra consecuente y ejecuta su parte de limpieza.

Como acabamos de ver, nuestros perros no son responsables de la suciedad de nuestras calles. Tampoco lo son de su presencia creciente en nuestras vidas, lo que desgraciadamente entraña cada vez más abandonos, a veces solo tras unos pocos meses de vida en común.

Los dueños de animales no deben olvidar nunca que una mascota no se puede considerar como un juguete ni como un bien de consumo, y que abandonarla es maltratar a un ser vivo sensible. Y sobre todo supone no tener la menor conciencia de su propia responsabilidad.

El gabacho oscense

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