La política está a punto de meternos en las cañerías de las cloacas. Este modo barriobajero, chulesco y soberbio de hacer política, no es política. La política es otra cosa, noble y profunda, al servicio de los intereses de los ciudadanos y no de unos pocos, por no decir de uno solo.
Hace unos días me llamó mi nieto de 20 años que estudia fuera de España y me decía, los españoles no nos merecemos esta pesadilla permanente. En la universidad de Derecho donde estudia, unos estudiantes griegos y compañeros de estudios le decían “España está en el camino que Grecia corrió hace 15 años y en Grecia necesitaremos 30 más para retomar el camino económico, social y cultural”. Se lo decían a una persona de 20 años, brillante en los estudios, con ilusiones fundadas de hacer cosas por su familia, por su tierra y por España. Que personas lejanas le dibujaran una España como la Grecia desmantelada y arruinada, no es una noticia fácil de digerir.
Cuando los políticos dejan de meter las manos en los asuntos económicos, los países funcionan por su trabajo y por su economía productiva, no por la economía del pelotazo.
Es muy doloroso que los jóvenes, a los que hay que poner esperanzas, nos tengan que abrir los ojos y decirnos, andar con mucho cuidado que el camino que transita España no es el correcto.
A lo largo de la historia se han aplicado fórmulas que han dado buenos resultados. La primera, la cultura; la segunda, trabajar y la tercera honradez y acto seguido llegará la economía. Pero si lo primero es saquear, lo segundo no trabajar y lo tercero la incultura, el resultado será fracasar y desestabilizar a España y a los españoles.