A poco que uno se pare a hacer recuento de lo publicado desde enero (y a frotarse las manos con lo que se avecina hasta diciembre), es fácil constatar que 2024 puede acabar siendo el mejor año de la historia de la literatura aragonesa, al menos en términos editoriales. Prácticamente todos los nombres principales de nuestras letras han publicado nuevo libro o van a hacerlo, y además se han producido sorpresas mayúsculas en todos los sentidos, como la aparición de las ochocientas páginas de Los Escorpiones (Lumen), de la zaragozana Sara Barquinero, la de las setecientas cincuenta de Ni una ni grande ni libre. La dictadura franquista (Crítica), del historiador oscense Nicolás Sesma, o la recién anunciada inminencia de las novecientas de Vida de un pollo blanquecino de piel fina (Jekyll and Jill), el debut narrativo del músico y gestor zaragozano Andrés Pérez Perruca.
Pero repasemos: Sergio del Molino ha ganado el Premio Alfaguara con la magnífica Los alemanes (Alfaguara), la oscense Marta Borraz está reimprimiendo sin parar su debut, Años de vida (Xordica), Soledad Puértolas encontró en mayo La novela olvidada en la casa del ingeniero (Anagrama), Aloma Rodríguez ha recuperado Los idiotas prefieren la montaña (ahora en La Navaja Suiza), uno de sus mejores libros, Marta Vela completó con La jota, aragonesa y liberal (Pregunta) su díptico sobre el género musical aragonés por excelencia, la autora de Lanaja Cristina Grande ha reunido textos periodísticos en Diario del asombro (Los Libros del Gato Negro), el barcelonés en Zaragoza Miguel Ybarra Otín ha ordenado sus recuerdos y sueños en Todo lo que pasa cuando nada pasa (MilMadres) y el indomable Miguel Ángel Ortiz Albero dio la aportación aragonesa al centenario de la muerte de Kafka con, Por el camino de Kafka. Deambulaciones de K (Fórcola), aunque también uno de los números de la revista turolense Turia ha estado dedicado al escritor checo.
Oscenses como Marta Borraz, Nicolás Sesma o Cristina Grande, entre los libros aragoneses de 2024 que han tenido una buena acogida nacional, mientras que Mercè Ibarz o Manuel Vilas presentan sus nuevos libros en los próximos días
En poesía han pasado menos cosas reseñables o espectaculares, pero el buen Fernando Sanmartín acaba de traernos desde Úbeda su nueva plaquette, Archivo fotográfico (Cuadernos El Mirador, con cubierta del pintor Pepe Cerdá), Antón Castro ha regresado al verso con En el centro del jardín (Olifante), Teresa Garbí comenzó el año con Cada vez más tierra (Renacimiento), Nacho Escuín ha ofrecido su Cover (Bala Perdida), Luisa Miñana se plantea No morir (Lastura), el chileno en Zaragoza Julio Espinosa Guerra vio nacer su Secuoya (Pre-Textos), José Luis Gracia Mosteo sembró de rimas los Campos de Aragón (Olifante) y en pocas semanas aparecerá Recogeré mis cosas. La última poesía en Zaragoza (Cábula), una reunión de dieciocho poetas menores de cuarenta años entre los que están los ya medio veteranos Guillermo Molina Morales, Almudena Vidorreta Torres, Marta Fuembuena Loscertales, Alberto Acerete, Gema Palacios, Clara Santafé, Ana Muñoz o Javier Fajarnés, junto a veinteañeros como María Martín Hernández, Aitana Monzón, Omar Fonollosa, Celia Carrasco Gil o Álex Bona, quien por su parte acaba de ver publicado el que es estrictamente su primer libro, Breviario del frío (Olifante), ganador del II Premio Ángel Guinda.
Por su parte, otro de los presentes en esa convocatoria es el madrileño Guillermo Marco Remón, hijo de zaragozanos, actual becario en la Residencia de Estudiantes, y cuyo segundo libro, Perder el tiempo (Isla Elefante), donde hay varios poemas sobre Zaragoza y Calatayud, acaba de ser distinguido con el III Premio Ciudad de Churriana como mejor libro de 2023. Y Daniel Arana, otro de los dieciocho seleccionados, ha publicado en primavera, en Málaga, Cantos del desarraigo (El Toro Celeste), premiado con el XVII Premio de Poesía Internacional Antonio Gala en Alhaurín el Grande, y repite inminentemente, en Bilbao, con Todo instante (El Gallo de Oro), premiado con el XVI Premio Blas de Otero – Ángela Figuera. Y, por acabar con los premios, Juanjo de Tierra ha debutado en la poesía ganando con su poema Uno efe siete (Pre-Textos) el Premio Antonio Ródenas García-Nieto, mientras que Enrique Cebrián Zazurca defenderá en septiembre su nuevo libro, Sí la ola (Prensas de la Universidad de Zaragoza).
Ignacio Martínez de Pisón, José María Conget, Irene Vallejo, Soledad Puértolas, Sergio del Molino, Sara Barquinero, el epistolario de Pilar Bayona o una nueva reunión de poetas zaragozanos jóvenes, han sido o serán algunas otras de las novedades editoriales destacadas de 2024
Pero esta página está tan dirigida a repasar lo ya aparecido como volcada en celebrar lo inmediato, y así lo que más nos mueve y apetece es avisar de que este mismo lunes, 2 de septiembre, aparece Ropa de casa (Seix Barral), las memorias de Ignacio Martínez de Pisón, que el miércoles 4 Mercè Ibarz, nacida en Zaidín, publica No pienses, mira. Ante la obra de arte (Anagrama), y que a finales de septiembre Manuel Vilas vuelve a dar lo mejor de sí en El mejor libro del mundo (Destino) e Irene Vallejo rescata diez años después El inventor de viajes (ahora en Siruela), un texto sobre Luciano de Samóstata con ilustraciones de José Luis Cano.
Seguro que me estoy olvidando de alguna cosa, pero no de que José Luis Melero publicará, también en otoño, Bibliotecas y extravíos (Xordica, con cubierta de Jorge Gay), una nueva recopilación de sus columnas bibliófilas, y que antes de que termine 2024 podremos tocar también la nueva novela de ese maestro que es José María Conget, Adiós (Pre-Textos). En cuanto a verdaderos banquetes intelectuales, toca ya avisar de que Antonio Bayona de la Llana y Julián Gómez Rodríguez, leales responsables del Archivo Pilar Bayona, han editado (para Libros del Innombrable) un epistolario de más de 750 cartas enviadas o recibidas por la célebre pianista zaragozana Pilar Bayona a lo largo de su exitosa trayectoria. A falta de nuevos estudios o nuevas ediciones de los habituales Costa, Cajal, Sender o Jarnés, esa correspondencia va a saciar nuestra paradójica hambre de pasado, con un montón de textos inéditos que nos alegrarán la actualidad.