La casa de los hilos rotos: Angélica Morales da luz a la historia de Otti Berger, otra pionera silenciada

La primera gran novela de la escritora aragonesa sale este miércoles a la venta

01 de Marzo de 2023
Angélica Morales

Otti Berger fue una de las artistas textiles más importantes de la Escuela de la Bauhaus y, sin embargo, a pesar de la repercusión de su obra, apenas se saben cosas de su vida. Mujer, comunista, judía en Alemania, poco más que decir para entender por qué fue tan injustificablemente relegada y olvidada.

Angélica Morales da luz a su historia en La casa de los hilos rotos (Destino), que sale este miércoles a la venta y marca el inicio de una apasionante aventura literaria de la poeta turolense afincada en Huesca. Acompañada por la periodista Esther Puisac, la autora presentará la obra este viernes 3 de marzo, a las 19:00, en el Salón Azul del Casino Oscense.

La autora ha sentido siempre una especial fascinación por las artistas y más si son pioneras como Otti, que fue una de las mejores diseñadoras del momento y la primera mujer en patentar una obra textil.

Cuando Angélica Morales se topó con la figura de esta húngara, comenzó a investigarla y se dio cuenta de que era una persona muy interesante, que nunca había sido tratada literariamente. Aquello le dio alas para intentar reconstruir su historia. Fue el punto de partida de esta obra literaria y al mismo tiempo la autora inició un profundo retroceso emocional.

"Me llamó la atención el hecho de que ella era sorda, extranjera, mujer y judía en Berlín en el periodo de entreguerras,  qué vivió la primera siendo muy jovencita y después la segunda con un final en Auschwitz -explica-. Me intrigó cómo sería su vida en un mundo en el que solo escuchaba el sonido de los materiales, como ella decía,  el sonido del color. Eso me perturbó mucho y recordé a mi tía Chon, que también cosía, no era sorda pero era coja, y vivió en una época en la que esas 'taras' eran tan horribles, que las hacían vivir apartadas de la educación y de la sociedad".

Relata Anélica Morales, que a su tía no le enseñaron a leer en la escuela  "porque a la cojita y a la sorda y las recluían en una mesa al fondo, y les daban tebeos", por lo que aprendieron por su cuenta. "Uní sin querer a mi tía y a Otti, dos mujeres separadas de ese conjunto social, la historia me transmitía sentimientos de la infancia. Hoy recuerdo a mi tía con otras mujeres poniendo una especie de puesto en la Plaza del Torico (Teruel) para pedir aceras más accesibles. Igual que Otti, a su manera ella también fue una pionera. En lo pequeño, siempre está lo más grande".

No había demasiados datos biográficos de Otti, más allá de dónde nació y murió. Se sabe que era sorda desde su niñez, pero no las causas. "Cuando te encuentras con muchas lagunas en la vida de una persona, como novelista tienes la obligación de llenarlas. Es un campo grandioso y maravilloso para la imaginación".

 Sí queda constancia, de que fue una mujer que "nunca tuvo miedo, fue muy querida, tenía un gran sentido del humor, se reía de ella misma y de su sordera, era muy buena persona, generosa y tenía un gran carisma", enumera.

Y para poder contar bien su historia desde todos los ángulos, Angélica Morales se inventó una escudera, Mercè Ribó, la hija de unos grandes empresarios textiles catalanes, que mandaron a su hija a estudiar a la Bauhaus para que aprendiera los nuevos métodos y pudiera aplicar esa modernidad a los tejidos.

"Quería que Huesca estuviera presente en la novela e introduje la Bolsa de Bielsa"

Mercé Ribó es otro personaje también muy interesante, que en la Guerra Civil española lucha junto a los republicanos. "Quería que Huesca estuviera presente en la novela e introduje la Bolsa de Bielsa. Temporalmente, era posible que Mercé estuviera allí y pudiera reencontrarse después con Otti en un sitio tan terrible como  Auschwitz", explica la autora.

Al punto de vista de Mercé Ribó, la amiga, confidente y ayudante de Otti,  se unirá el de su bisnieta, Penélope,  que poco a poco "va encontrando miguitas en un jardín sentimental" que le conducen a descubrir los secretos de su familia y a hilar la historia de las tres mujeres.

Angélica Morales confiesa que el hecho de haber tenido "un padre maltratador, alcohólico y violento", le ha hecho especialmente observadora de las reacciones de las mujeres, primero de su abuela ante su abuelo, y después de su madre. Además, su tía Chon, "la soltera de la familia", fue su "ángel salvador" y también una fuente de inspiración. 

"La mujer es la que sostiene la familia, la que la que sostiene la violencia, la que decide quedarse porque no puede hacer otra cosa, porque no puede huir; es la que tiene la carga de los hijos, la que la sociedad la señala cuando no puede tenerlos, la que se arrepiente de no querer tenerlos; la que no puede quejarse, la que tiene que sonreír. La mujer lo es todo, es la tierra, el aire, quiere volar pero le cortan las alas, es la que está a todo. Es triste, pero hoy todavía están matando mujeres, todavía hay mujeres que están sometidas a los hombres y al control de los hombres, y que se creen que tienen que tener hijos y casarse, porque es lo que deben hacer. Todavía se le convierte a la mujer en un objeto sexual, todavía nos ponemos tetas para gustar, todavía no nos gustamos".

 La casa de los hilos rotos es una historia de personajes, de muchas formas de amor, de mujeres heridas,  de secretos, de artistas a medias, de búsqueda, aventura y pasión, de alas cortadas, de pioneras, de luz y oscuridad. Es la vida misma.