Las envidiosas, el nuevo libro de Angélica Morales, publicado por Rasmia Ediciones, nos adentra en un relato conmovedor y oscuro que explora temas como la invisibilidad femenina, la autenticidad artística y los conflictos familiares, todo ello acompañado por las evocadoras ilustraciones de Elena Castillo.
Su presentación en sociedad tuvo lugar este viernes, en la librería Anónima de Huesca, donde se explicó que este proyecto surge de una conexión profunda entre autora e ilustradora, quienes logran fusionar texto e imagen en una obra que combina sensibilidad y fuerza narrativa.
A través de las historias de dos hermanas gemelas, "negras literarias" de su hermana menor, Morales reflexiona sobre la lucha entre la creatividad y el éxito comercial, mientras aborda la maternidad, las relaciones humanas y la vulnerabilidad. Con un estilo poético y personajes cargados de matices, este libro, respaldado por una cuidada edición, ha tenido una buena acogida por parte del público.
Angélica Morales inició la presentación con palabras de agradecimiento: “Chema, Marta, Ana, gracias. La Librería Anónima es mi casa. Estoy aquí constantemente, y me encanta compartir este momento con vosotros y con mi equipo". En un tono cercano, fue introduciendo poco a poco a quienes la acompañaban en este proyecto, destacando a los editores Javier y Pedro, así como a Elena Castillo, con quien compartió una especial complicidad.
La escritora, que ya cuenta con una sólida trayectoria, subrayó lo especial que era este proyecto: no solo por el contenido del libro, sino por lo que significaba colaborar con Castillo, compañera de Teruel. “Es el primer libro de Elena, y sé que no será el último. Estoy encantada de acompañarla en este camino".
Morales relató con entusiasmo el recorrido que llevó a Las envidiosas a las manos de los editores, tras haber publicado La casa de los hilos rotos con Destino. Recordó cómo el contacto con Javier comenzó en la Feria del Libro de Zaragoza, donde expresó su deseo de publicar con ellos tras haber visto su trabajo en el programa Atónitos Huéspedes.
La escritora también dedicó con entusiasmo unos minutos para hablar sobre su relación con Castillo. Narró cómo sus caminos se cruzaron hace años, en un contexto igual de mágico que las historias que ella escribe. Desde un retrato que conectaba con su pasado familiar, y su abuelo, el Churipín, hasta su primera colaboración en el cómic La maldición de las mujeres con marcapasos, Morales dejó claro que la conexión creativa entre ambas es tan genuina como prolífica. "Me pareció tan maravillosa y estupenda, y tan gamberra como yo, que conectamos. Cuando tenía Las envidiosas, le dije a Elena: ‘Quiero trabajar contigo, me da igual lo que hagamos juntas’. Y aquí estamos”, dijo emocionada.
Por su parte, los editores de Rasmia explicaron cómo encajaba este libro en su colección Revueltas, que busca la combinación de literatura e ilustración. Aplaudieron el trabajo de las autoras y destacaron la fuerza de la historia y las ilustraciones, que describieron como una “fusión perfecta”.
"El diseño nos encantó y el relato era una bomba", señalaron. "Las envidiosas no podría haber sido de otra manera más que como Elena la visualizó", agregó Angélica.
La ilustradora aseguró que la experiencia había resultado genial. "Hubo una conexión absolutamente extraña", señaló.
"Angélica era como una niña vampira, tiene una forma de escribir que me gusta muchísimo, porque tiene un fondo muy oscuro, me encanta. La ves y es luz y alegría, pero cando la lees ves un doble fondo, que me gusta muchísimo", indicó.
“Es una historia profunda, y no os dejéis engañar por el lomo rosa del libro. Tiene un lado bonito, pero también ahonda en temas muy duros”, explicó.
Elena habló de cómo la historia, centrada en mujeres en plena menopausia que sienten cómo comienzan a volverse invisibles, la tocó personalmente. Narró una experiencia en la que, tras dejarse el pelo blanco, notó cómo su entorno cambiaba, como si hubiera desaparecido a ojos de algunos.
Esa conexión emocional la llevó a proyectar aspectos de su vida en las ilustraciones: “En el libro aparece un niño que tiene la misma edad que mi hijo pequeño. Hubo escenas que no podía seguir trabajando porque lloraba mucho. Necesitaba días para retomarlas”.
A pesar de las dificultades, Elena expresó su satisfacción por el resultado. "He tenido que excarvar mucho dentro, pero el resultado me encanta". Reflexionó sobre cómo sus ilustraciones, de un estilo algo naíf, lograron un delicado equilibrio con el tono duro y oscuro del relato. “Creo que el dibujo suaviza y le pone el punto tierno, en momentos muy intensos. Me encanta cómo el texto y la imagen se complementan”, afirmó, destacando también la cuidada edición del libro. Desde las guardas hasta los pequeños detalles gráficos. La obra como “una joya, ideal para regalar estas Navidades”, agregó Angélica.
En opinión de Angélica, Las envidiosas tiene ecos de la obra de Aurora Venturin y reconoció la autora, que se encuentra en un momento de lucha interna entre el éxito comercial y lo excelso artístico. Las protagonistas, hermanas gemelas, son "negras literarias" de su hermana pequeña, quien disfruta del éxito mientras ellas guardan sus propios textos en un cajón. “De pequeña quería ser una de esas negras literarias”, confesó.
“Cuando tenía 13 años, le escribí una carta a la editorial Arlequín ofreciéndome como negra literaria”, confesó entre risas, para luego añadir: “Aunque me rechazaron, guardo esa carta como mi primer rechazo y también como el primer paso hacia lo que realmente quería”.
Morales también citó referencias cinematográficas que influyeron en el tono del libro, como Entre tinieblas y La flor de mi secreto de Pedro Almodóvar. En ambas historias, las protagonistas se enfrentan a las tensiones entre lo creativo y lo comercial, un tema que Morales trasladó a Las envidiosas. “Quería que fuera un juego literario”, explicó, detallando cómo el relato refleja esa lucha interna mientras explora las relaciones humanas desde una óptica oscura y conmovedora.
Uno de los personajes que más conmovió a la autora es Bruno, un niño con elefantiasis. “Vi a un niño en la piscina, tan feliz en el agua a pesar de su enfermedad, que decidí que sería uno de los personajes. En el libro, es cuidado con amor por las gemelas, mientras su madre biológica, una figura perfecta, lo rechaza”.
Angélica reflexionó sobre la importancia de los nombres en el relato. Mientras muchos personajes permanecen anónimos, Bruno y el gato Tierra, un animal paralítico y tuerto, son los únicos que sí lo tienen. “Darles nombre es dotarlos de luz y amor. En la historia, los personajes más indefensos son los que realmente merecen existir”, señaló con una intensidad que caló hondo entre los asistentes.
La relación entre Morales y Elena Castillo, la ilustradora del libro, también fue un tema destacado de la velada. Angélica relató cómo la conexión entre ambas surgió de manera inmediata, comparándola con el vínculo entre hermanas gemelas. Elena, por su parte, le envió una ilustración de Bruno que la hizo llorar de emoción.
Las envidiosas no es solo un relato sobre el oficio de escribir, sino una exploración de las sombras y luces que habitan en las relaciones humanas, la maternidad y la creación artística. Una obra que, como su autora y su ilustradora, no deja a nadie indiferente.