Los retratos pintados por Francisco de Goya de José de Cistué y Coll (1788) y Antonio Veián y Monteagudo (1782) se han reunido en el Museo de Huesca tras más de un siglo y medio de separación. Aunque el retrato de Antonio Veián y Monteagudo ya formaba parte de la colección del museo, el de José de Cistué y Coll, que había permanecido en una colección privada desde 1864, ha regresado ahora gracias a su reciente adquisición por parte del Gobierno de Aragón. Este reencuentro permitirá que "estos dos cuadros puedan volver a lucirse juntos", y desde este martes estarán disponibles para que cualquier oscense o visitante pueda apreciar su majestuosidad.
El acto de presentación de la obra, conducido por el director general de Cultura, Pedro Olloqui, ha contado con la presencia del presidente de Aragón, Jorge Azcón, la alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, el subdelegado del Gobierno en Huesca, Carlos Campo, la presidenta de las Cortes de Aragón, Marta Fernández, la consejera de Educación, Cultura y Deporte, Tomasa Hernández, numerosos ediles de la corporación municipal y una amplia representación de entidades culturales de la ciudad .
El evento ha incluido una explicación técnica de la obra por parte del jefe de servicio de Archivos, Museos y Bibliotecas, Fernando Sarría, y ha finalizado con una actuación musical de la jotera de Elena Casaña, acompañada por bandurria y guitarra, que ha interpretado Conoció España sin verla, Ay madre que tiene la jota y El juicio oral.
El presidente del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón, ha subrayado durante el acto que el Ejecutivo autonómico “refuerza su compromiso con Goya con la adquisición del retrato de José de Cistué y Coll”, una inversión que ha alcanzado los 3,6 millones de euros. Este óleo sobre lienzo, que mide 210 x 140 centímetros y retrata al barón de la Menglana, se ha presentado como una pieza clave de la exposición en el museo, ubicado en el edificio que albergó la Universidad Sertoriana de Huesca, para la cual fue originalmente creado.
“Recuperamos para Aragón y para Huesca una pieza fundamental, un imponente retrato que nos vincula con nuestro pasado, pero que también nos vincula al futuro”, ha afirmado Azcón, destacando que la recuperación de esta obra supondrá “un revulsivo” para la capital altoaragonesa y su proyección cultural.
La autenticidad del cuadro ha quedado confirmada gracias a documentos históricos, incluido el recibo firmado por Goya que certifica su creación y pago por la Universidad Sertoriana. Este retrato se ha unido al de Antonio Veián y Monteagudo, completando así un capítulo esencial del patrimonio histórico y artístico de la región.
“Devolvemos al lugar para el que fue realizada una obra importante del patrimonio cultural de Huesca”, ha indicado Azcón.
ENCARGOS DE LA UNIVERSIDAD SERTORIANA
La pieza adquirida es una obra clave de un periodo de transición hacia la etapa más brillante de Goya como retratista. Este retrato de cuerpo entero, además, forma pareja con el que ya se conserva en el Museo de Huesca, otro encargo realizado por la Universidad Sertoriana, en el que Goya inmortalizó, también de cuerpo entero, a Antonio Veián y Monteagudo en 1782.
A lo largo de su trayectoria, la institución académica encargó una serie de retratos para honrar a personalidades destacadas relacionadas con la universidad. Estos retratos eran colocados en el teatro, el espacio donde se celebraban los eventos más relevantes.
El retrato de Antonio Veián, primero de los dos encargos, ha permanecido en el Museo de Huesca salvo en ocasiones puntuales en las que fue prestado para exposiciones temporales. Actualmente, se encuentra en la sala VII del museo, dentro del espacio dedicado a Goya y los hermanos Bayeu.
En cambio, el retrato de José de Cistué y Coll fue retirado del Salón del Trono en una fecha comprendida entre 1842 y 1864 y entregado a los descendientes del retratado por la institución que ocupaba entonces el edificio, el Instituto de Enseñanza Secundaria de Huesca. Desde su salida, la obra ha permanecido en posesión de la familia. En 2003, fue exhibida en la muestra ‘Yo soy Goya. La Zaragoza que viví 1746-1775’, celebrada en la Lonja.
Ahora, “estos dos cuadros podrán volver a lucirse juntos”. Desde este martes, el retrato de José de Cistué “quedará expuesto para que cualquier oscense o visitante que lo desee pueda apreciar su majestuosidad”, y la festividad de San Vicente Mártir, que la capital altoaragonesa celebra este miércoles, “puede ser una fecha única para hacerlo”.
ÚLTIMA ADQUISICIÓN DE UN GOYA EN 2008
El último Goya adquirido por el Gobierno de Aragón fue ‘La letra con sangre entra’ en 2008. Con esta nueva incorporación, la comunidad autónoma ya cuenta con catorce obras del pintor en su patrimonio. “La compra refuerza las acciones e hitos que se están realizando desde este Gobierno para conmemorar el bicentenario del fallecimiento del pintor”, que tendrá lugar en 2028.
“Si algo tenemos claro es que para conocer a Goya es necesario venir a Aragón”, porque el hecho de ser aragonés es lo que hizo de Goya “el genio que fue y que aún perdura”. Francisco de Goya no solo forma parte de la historia de Aragón, sino también de su presente y su futuro. “Su legado artístico es indudable y en su arte, como los aragoneses, era innovador y ansiaba ser cada día mejor”, ha resaltado Azcón.
El presidente ha considerado que el retrato de José de Cistué y Coll añadirá un nuevo atractivo a la ciudad de Huesca, enriqueciendo “la ya de por sí intensa vida cultural oscense”. Además, con esta incorporación, el Museo de Huesca, que atesora la historia de la provincia y de Aragón, se consolida como un referente en la difusión del legado de Goya. Azcón ha aprovechado la ocasión para agradecer “su generosidad y su compromiso con Aragón” a todos los que han hecho posible esta adquisición.
JOSÉ DE CISTUÉ Y COLL
José de Cistué y Coll, segundo barón de la Menglana (Estadilla, Huesca, 1725 – Zaragoza, 1808), estudió Filosofía en la Universidad de Zaragoza y Leyes en la Universidad Sertoriana de Huesca. Durante su estancia en esta última institución, pasó catorce años como colegial en el Colegio Mayor de San Vicente Mártir, donde llegó a ser rector. Recibió los grados de bachiller en Leyes (1745) y Cánones (1746), además de ocupar diversas cátedras.
Desarrolló su carrera como magistrado en América y, en 1787, fue nombrado fiscal del Consejo y Cámara de Indias en Madrid, puesto que ocupó hasta su jubilación en 1802. El rey Carlos III le otorgó una Cruz pensionada de la orden en su nombre y también lo designó ministro de la Junta y Comercio y Moneda para el Arreglo de las Ordenanzas Militares. Fue miembro de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País y académico de honor de la Real Academia de San Luis.
La pintura adquirida por el Gobierno de Aragón presenta al personaje de cuerpo entero, con un notable detalle en la representación de sus rasgos faciales. Viste la indumentaria y los atributos propios de su cargo como magistrado, con la cruz de la Orden de Carlos III visible sobre su pecho. La figura resalta sobre un fondo neutro, complementado por un cortinaje y un tapete que otorgan volumen y plasticidad a la representación. Esta obra, de gran interés, pertenece al Goya asentado en Madrid, quien comienza a abordar sus primeros retratos de cuerpo entero, como es el caso de las dos pinturas realizadas para la Universidad Sertoriana.