"Ha sido una noche mágica. Este lugar tiene un encanto especial, tiene embrujo". Así se despidió de Luis Casáus, director del Teatro de Robres y del Corral de Comedias, el gran actor dramático Rafael Álvarez El Brujo, tras la genial interpretación de "El Lazarillo de Tormes".
Una noche especialísima, con el aforo abarrotado (cerca de 400 localidades) con motivo de un acontecimiento en el que El Brujo convirtió el Corral de Comedias de Robres en el templo del teatro del norte de España. Luis Casáus explica que está siendo "una sucesión de emociones continua". Descubrió a Rafael Álvarez el 3 de mayo de 1990, hace 34 años, en una feria de teatro en Huesca en la que representó El Lazarillo en Salesianos, una semana después de que estrenara en Salamanca.
Llevaba entonces tres años de actividad el Teatro de Robres. "Me dije aquel día que El Brujo tendría que actuar en Robres. Ha habido que esperar 34 años, pero al final lo hemos conseguido, y en este espacio tan especial".
Aunque quedaron fuera por el llenazo muchas personas, resultó fascinante comprobar la cara de emoción de los espectadores, agradecidos por esa oportunidad. El Brujo valoró mucho la construcción, la labor por el teatro que se hace en Robres y se comprometió a ser embajador del Corral de Comedias.
Se emocionó el genial actor con la figura del Apretador, Nistal. No podía imaginar que en un pueblo tan pequeño iba a encontrarse con algo similar. Departió con el arquitecto Eduardo Cuello, porque coincidieron en Madrid en una residencia de estudiantes, tenían amigos en común. Cuello le regaló el libro de la restauración del Olimpia. Una noche absolutamente redonda, histórica.
Está impresionando también la cantidad de espectadores de fuera. Este sábado llegó un autobús fletado desde Huesca y vinieron muchos coches particulares desde Jaca, desde Bonansa, Igualada y muchos otros orígenes. Y es que el Corral de Comedias de Robres está siendo la sensación del verano.