A Bruno Toso le ha atraído desde niño la sensación esta de volar. No podía evitar ponerse a saltar cuando veía una cama elástica, colgarse y trepar hasta donde parece imposible que se pueda llegar. Empezó a estudiar ingeniería, pero decidió que prefería dedicarse al circo y encontró en la disciplina acrobática del slackline todo eso que perseguía sin parar desde pequeño. “Es un mundo muy completo, que te mantiene el cuerpo activo, la creatividad despierta, tiene una comunidad alrededor que la mantiene vida y ofrece un entorno diferente”, explica Toso sobre lo que le llama del mundo que ha elegido como artista profesional de circo.
Dentro del Spin Festival, este barcelonés ha mostrado en Huesca su arte, primero con un taller para descubrir el equilibrio en cinta y después con una exhibición que ha despertado la admiración del público.
Dentro de la disciplina de equilibrio del slackline, Toso practica el formato más acrobático que se le puede sacar. "Es una disciplina relativamente reciente, y estoy intentando acercarla al mundo del circo, del espectáculo. Tiene su lado deportivo que fue donde aprendí y donde me estuve entrenando y compitiendo. Descubrí después el lado más artístico y fue lo que me acabo llamando crear una escuela de circo y a trabajar de ello actualmente”, ha relatado. Forma parte de la compañía de circo No Fit State en Reino Unido, donde realiza un número de slackline, una buena oportunidad para “acercarlo al público y que la gente vaya descubriendo esta disciplina”.
Buena parte de su formación fue autodidacta, porque no había personas suficientemente desarrolladas en ese deporte todavía. “Tras cinco años aprendiendo por mi cuenta, con muchas horas de entrenamiento, entré en una escuela de circo y ahí sí que dispones de una pedagogía para acrobacias, lo me permitió -recuerda Toso- ampliar la visión de no ver solo mi disciplina, sino todo lo que hay alrededor, como acrobacia, elementos de teatro, de danza que te pueden ayudar a darle una forma más estética y artística a lo que haces".
Se empieza a practicar con una cita poco elevada del suelo para encontrar el equilibrio y desarrollarlo, para dar poco a poco pasos más grandes. “En la disciplina acrobática, se aprende todo lo que es la percepción en el aire, y en circo también trabajamos nuestro cuerpo desde la flexibilidad y la fuerza, con entrenamientos específicos”, explica el artista.
El público se sorprende de que en una cinta tan fina “puedes rebotar y que te haga volar. Llama mucho la atención. Tiene la ventaja de que es algo muy visual y tiene este ritmo que te mete como en un bucle y te quedas en esa onda”, como les ha ocurrido a los oscenses que acudieron a esta cita en el parque Miguel Servet, dentro de la actividad del Spin Festival.