El discurso de la familia de Carlos Saura fue uno de los momentos más especiales de la 37ª Gala de los Premios Goya, que estuvo marcada, curiosamente, por la presencia del maestro y realizador oscense, fallecido la víspera de la gran fiesta del cine español.
A recoger el Goya de Honor que le había concedido la Academia del Cine Español, y que se le hizo entrega hace solo unos días, salieron su mujer, Eulalia Ramón -Lali- y sus hijos Antonio y Ana.
Ana fue la primera en tomar la palabra. Emocionada por el recibimiento del público, lo primero que exclamó fue: "Qué pasada, qué emoción!".
"Hoy estamos aquí como él quiso, Lali, Antonio y yo, en representación de todos los hermanos: de Carlos, de Shane, de Manuel, Adrián y Diego. Nuestro padre se fue ayer trabajando hasta el último minuto, enseñándonos que hay que trabajar apasionadamente, que la imaginación no tiene límites, que hay que dedicarse a lo que a uno le gusta y, sobre todo, que la cultura es lo más importante que tenemos, que tenemos que potenciarla".
Los aplausos interrumpieron su discurso y después continuó: ... "que no entiende de ideologías ni de colores, que es nuestro legado y es nuestro futuro, y es por lo que ha trabajado toda su vida y ha luchado muchísimo por ello, independientemente de las piedras que tuviese el camino. Y creo que es un ejemplo de vida para todos nosotros, desde luego para nosotros que hemos tenido la suerte de estar con él hasta el último momento, pero creo que para todos los que nos dedicamos al arte, a todos los que entendemos el cine como ese arte total, a todos los nuevos directores y directoras que han tomado su legado y que nos sentimos inmensamente afortunados de que así sea y de que sigan haciendo ese cine. Y que sigan trabajando con pasión y que le recuerden, que le recordemos. Gracias, gracias papá".
LAS MUJERES DE SU VIDA
Le tocó el turno a Antonio Saura, que observó que, entre tantas palabras elogiosas hacia su padre, que agradeció "muchísimo", se había pasado por alto algo que él considera "fundamental" y, en todo caso, se ha tratado "casi como desde el cotilleo": la importancia de las cuatro mujeres de su vida.
"Mi madre Aurora Medrano, es la que le acompaña en la etapa formativa, mi hermano Carlos y yo somos los hijos. Dura hasta La caza. Luego entra mi maravillosa madrastra Geraldine Chaplin, una mujer famosa que le acompaña en su creación, en la etapa más autoral de su vida. También, una tormenta, una tempestad y el maravilloso lujo de mi hermano Shane"
Después se refirió a Mercedes Pérez, "la calma después de la tempestad de la relación con Geraldine", que es cuando su padre pudo salir al exterior. "Son las películas en las que cambia de productores, las anteriores fueron con Elías Querejeta y ahora entran Emiliano Piedra y Vicente Gómez, y en ese momento se siente más tranquilo para explorar otras cosas y da un giro a su carrera".
"Finalmente, desde hace 30 años, esta maravillosa mujer que tengo aquí al lado, que ha sido su compañera de vida, la que le ha cuidado, le ha ayudado a hacer el viaje hacia el minimalismo al que ha llegado, hacer otras cosas, a superar miedos, a entrar en el teatro, y le ha acompañado también como una actriz estupenda y le ha dado a otra de las mujeres de su vida, maravillosa, a mi hermana Ana Saura. Quiero reivindicar a las mujeres que han estado y han hecho de mi padre la persona que fue".
LOS CUIDADOS PALIATIVOS
Lali Ramón fue la última en intervenir. "Buenas noches a todos, muchísimas gracias de verdad por tantas muestras de cariño, por tantas llamadas, por tantos mensajes que vamos a contestar algún día", comenzó.
Agradeció a la Academia el homenaje y a su presidente, Fernando Méndez Leite, particularmente, su apoyo en estas dos últimas semanas, "tan importante".
Después, leyó una nota que el propio Carlos le dictó hace unos días y en la que expresaba su agradecimiento a Elsa, su cuidadora. "Le ha cuidado hasta el final y nos ha cuidado a nosotros -dijo-. Muchísimas gracias a todo el personal sanitario del Hospital General de Villalba, a todo el personal del centro de salud de Collado Villalba y, sobre todo, muchísimas gracias al equipo de paliativos domiciliarios de Villalba, Elena y Bea. Muchísimas gracias por cómo le habéis cuidado, cómo nos habéis cuidado a nosotros y cómo nos habéis ayudado a que todo fuera muy triste pero muy bonito. Y lo único que pensamos con Carlos es que la sanidad pública se merece que la cuiden, tal como el personal público nos cuida a nosotros. A quien corresponda, que lo haga, por favor".
"Hoy le había prometido a Carlos que le saludaría desde aquí y lo voy a hacer -agregó, para lanzar después un beso al aire-. Sé que me estás viendo, no sé dónde, pero aquí estamos".
Y comenzó a leer la nota que le dictó el realizador oscense. "A mis 91 años recién cumplidos no podía haber tenido mayor satisfacción que recibir por parte de la Academia el Goya de honor. Gracias a todas y a todos los que os habéis acordado de mí, en especial a su presidente y amigo, Fernando Méndez Leite. He sido muy afortunado rodando más de 50 películas, he traspasado los límites que me proponía de joven, he tenido 6 hijos, una hija, una docena de nietos y una bisnieta. Por todo ello me considero una persona afortunada. Muchísimas gracias a todos los que han colaborado conmigo en ese trabajo tan maravilloso qué es hacer una película y, especialmente, a mis actrices y actores favoritos, algunos de los cuales ya no están. Estaré feliz si el cine que he hecho ha sumado algo de inspiración a la brillante generación de directoras y directores de hoy. Me veo a mí mismo reflejado como una estrella errante en la inmensidad del cosmos. Siempre dije que la imaginación es más rápida que la velocidad de la luz. Muchas gracias por este premio y mucha pena no poder estar ahí saboreándolo con todos vosotros y vosotras. Carlos Saura".