Ecorrelatos Inacabados Sin Fecha de Caducidad es el libro que Carmelo Marcén ha presentado en el Instituto de Estudios Altoaragoneses y del que el autor ha recalcado la importancia de contar la realidad ecológica combinada con distopías, con humor somarda y con una ironía que, a su entender, permite abrir puertas para descubrir el mundo. El autor ha sido introducido por el escritor Severino Pallaruelo.
Severino Pallaruelo, que ha explicado la figura de Carmelo Marcén, profesor, biólogo y ecologista "tranquilo de los que no gusta crear ansiedad", ha sostenido que el libro está compuesto por 28 relatos distribuidos en cuatro bloques que él no termina de ver claro. "Todos los relatos tienen un fondo parecido y emplean unas técnicas de descripción también parecidas. Aunque pueden agruparse los contenidos, hay que ser sutil para ver esos bloques".
Todos los relatos siguen el mismo esquema, ha explicado Pallaruelo. "Comienzan con una cita de algún autor célebre y a continuación viene todo el contenido del relato. Tienen cierto aire de fábulas",con animales que hablan y concluyen con una moraleja, un consejo. "Con frecuencia son graciosas las cosas que les pasan, pero el elemento de la moraleja es indispensable. En realidad, no está al final porque no hay final, pero alguien va sacando conclusiones de lo que va leyendo".
El propio autor, que ha agradecido la ilustración de la portada de Fernando Chavarría Aso, ha asegurado que los Ecorrelatos Inacabados Sin Fecha de Caducidad "consisten en Eco, de ecología social y natural, relatos, de una especie de visiones particulares y se llaman inacabados porque todo en la vida es un continuum, no los puedo acabar y no tienen fecha de caducidad".
Ha aseverado que tenía escritos algunos "cuentecillos" y la redactora-jefe de 20minutos.es le sugirió escribir cosas más livianas en el blog Cima 2030. "Empezamos a publicar durante los tres meses de verano estos ecorrelatos, que eran una cosa irónica con una especie de matiz somarda del que utilizamos en Aragón que hablaban de problemáticas eco de una forma irónica y así, si abrimos la puerta con una anécdota graciosa, quien entra en los problemas ambientales resulta que dice: mira, no es esto tan rollo como creía".
Carmelo recuerda con orgullo que ha sido profesor 40 años y, en su trayectoria profesional, ha comprobado que, "si tú accedes a un lugar que te resulta agradable, a lo mejor es posible que atiendas a la problemática. Yo digo que los monegrinos, yo lo soy, son de la zona que más ambientalistas hay por habitante de España. Desde la parte oeste a la este de la sierra, seremos treinta y tantos. Somos críticos, somardas y a la vez constructivos, porque todos los ecorrelatos tienen algo de participación y compromiso".
Ha asegurado que tiene muchísimos más relatos. En la Cima2030 ha publicado este verano Ecorrelatos Divagantes. Sobre el libro esta tarde presentado, ha aludido a que el primer relato es "Recuerdos, creo recordar, porque cuando recordamos volvemos a vivir. Recuerdos Biodiversos, esto es, de la Biodiversidad, que pudieron no acontecer. Hablo de desapariciones de especies, especies en riesgo de extinción como los gorriones, de aquel pulpo Paul que tanta fama tenía... Hablo también de las amapolas, que pido a la ONU que declare patrimonio de la humanidad. Son todo biodiversidad. Hay otro que se llama Escraches Somardas, no duros, no violentos de chillar, de la Sociedad Despistada. En los títulos se recogen varias posiciones que dificultan que nosotros sigamos con ese despiste. Yo digo a esta sociedad despistada: entre usted en este salón que se va a reír con este chisme-chiste, con esta ironía, y a lo mejor se abre el pensamiento a cosas más profundas".
¿De dónde mana este chorro de ingenio? "Soy un lector empedernido, infinito, me encanta Don Quijote de la Mancha, lo he leído tres veces... Juego con la ironía, que la encontramos en Miguel Delibes, que presenta algunas escenas rurales, como el ratero ecologista, el Nini, que tentaba a la rata y si la notaba embarazada no la mataba. Me gusta jugar con la ironía también que tiene el señor Saramago en El Viaje del Elefante o Caín, la que tiene el señor Eduardo Mendoza en sus primeros libros: El Tocador de Señoras es algo extraordinario; con la que tenía Vázquez Montalbán o La Codorniz. Me gusta la ironía como puerta de acceso a descubrir mundos diferentes, y sí que me cuesta escribirlos porque busco la palabra perfecta, según pienso yo, que siempre tiene más sentido".
Denuncia que la visión del mundo actual es "siempre mercantilista, y entonces lo que no entra en el PIB no vale, y desde las posiciones mías el PIB no sirve para medir la realidad. Servirá el índice de desarrollo humano, los indices Yini o Arope, los de desigualdad. Nos mantenemos siempre con una idea que prevalece desde los tiempos antiguos: todo lo que está en la naturaleza está a mi servicio y ese ha sido el gran error que nos ha conducido a los momentos actuales".