Jorge Senar y su grupo Los Coyuyos presentarán este sábado, a las 20:00 horas, en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner de Huesca Ceibo y Encina, su nuevo trabajo discográfico.
Se trata del segundo disco del músico oscense, un álbum que establece puentes sonoros entre el noroeste argentino y la península ibérica. A través de chacareras, zambas, bailecitos y vidalas, ritmos tradicionales del folclore argentino, y con letras en castellano ibérico, Ceibo y Encina propone un recorrido emocional y musical entre dos culturas hermanas, unidas por la raíz y el sentimiento común.
Las entradas para el evento están disponibles a un precio de 12 euros en taquilla y 10 euros si se adquieren de forma anticipada.
El concierto se desarrollará en formato banda, con los músicos que participaron en la grabación del disco. Así, Senar estará acompañado en el escenario por Alicia Fernández (voz) Fran Gazol (batería), Jaime González (bombo legüero), Jaime Lapeña (violín), Pablo Cruz (charango y mandolina), y Antonio Ballestín (bajo eléctrico y teclado).
En el escenario, se fusionarán instrumentos típicos del folclore sudamericano, como el charango, el bombo legüero, la quena o la mandolina, con otros más familiares para el público español, como la batería, la guitarra eléctrica y los teclados. “Habrá diferentes colores según las canciones”, adelanta Senar, quien también incluirá en su repertorio algunas piezas emblemáticas del folclore argentino, así como canciones de Mauricio Aznar, en homenaje al líder de Golden Zippers, Más Birras y Alma Gato.

El Centro Cultural Manuel Benito Moliner, un espacio que invita a la escucha atenta y cercana, proporcionará el ambiente ideal para que Senar y su banda puedan jugar con la intimidad del público. “Aprovecharemos para contar alguna historia que acompaña a las canciones”, explica el músico.
La disposición del espacio, con el público sentado, se adapta perfectamente al espíritu del proyecto. “Está bien, porque la gente está atenta y escuchando. Y para el tipo de música que estamos haciendo, que al final es canción de autor, está perfecto, aunque este disco tenga una estructura folclórica”, señala.
En presentaciones anteriores, la banda ha ofrecido una breve introducción al baile de chacareras, invitando al público a participar en algunos temas. Aunque los asistentes estuvieran sentados, había momentos en los que podían levantarse y bailar.
A pesar de ello, el grupo tiene previsto fomentar la participación del público a través del ritmo. Explicarán de manera sencilla cómo acompañar con las palmas, una característica distintiva de las chacareras y los gatos, e invitarán a los asistentes a seguir el compás durante determinadas canciones.
LOS INICIOS
Jorge Senar comenzó su andadura musical a una edad tardía, según cuenta él, ya que, aunque en su casa había una guitarra, no fue hasta los 18 años cuando comenzó a tocarla. Durante esa época, al ingresar en la universidad, también se interesó por el teatro.
Desde entonces, la música y el teatro se han mantenido presentes en su vida, y el interés por ambas disciplinas ha ido creciendo. Aunque estudió Humanidades, nunca trabajó en ese campo y, con el tiempo, se dedicó a profesionalizarse en ambas áreas.
Fue alrededor de los 30 años cuando comenzó a actuar frente al público en el ámbito musical, componiendo sus primeras canciones. Su debut discográfico llegó en 2020, cuando, en medio del confinamiento por la pandemia, publicó su primer álbum.
Líneas de fuga, un EP de cinco canciones. Antes de este proyecto, había formado parte de un dúo con un amigo, Bob Chesa -integrante también de Hola hola hermanita- en el que se hacía llamar Los Doos -en referencia a la famosa banda The Doors-.
Senar tocaba principalmente la guitarra acústica, mientras que su compañero se encargaba de la bandurria procesada con efectos. Juntos interpretaron algunas canciones propias y adaptaciones al castellano de temas de bandas como Pink Floyd, The Doors y Bob Dylan, entre otras.
El dúo permaneció varios años activo, pero con el tiempo se disolvió debido a que ambos tenían intereses musicales diferentes. Así, Senar decidió seguir su camino como cantautor, lo que lo llevó a crear su primer álbum en 2020, Líneas de fuga, un debut que, como él mismo reconoce, no llegó en el mejor momento al encontrarnos en plena pandemia.

VIAJE A ARGENTINA
En ese momento, Senar ya estaba profundamente influenciado por el folclore argentino, especialmente por los últimos discos de Mauricio Aznar con Almagato. En 2018, viajó a Argentina y pasó seis semanas recorriendo el norte del país, visitando lugares como Santiago del Estero, Jujuy y Salta.
Esta experiencia fue fundamental para su evolución musical, ya que, como comenta, se entusiasma con sus músicas y decidió conocer de primera mano la cultura local. "Tenemos una imagen de Argentina que solo la representa Buenos Aires, pero el norte es muy diferente, es una cultura andina donde ha pervivido bastante la cultura de los pueblos originarios, los rasgos de las personas son más indígenas y el acento es diferente".
Durante su viaje, coincidió con la época de los carnavales, lo que le permitió presenciar diversos ritos y ceremonias ancestrales ligados a la Pachamama y otras tradiciones.
Su estancia en Santiago del Estero resultó especialmente enriquecedora, ya que tuvo la oportunidad de conocer a Los Carabajal, un icónico conjunto de música folclórica en ese país.
EL REGRESO
Tras su regreso, el oscense se dedicó a estudiar y profundizar en diversas disciplinas, con la música como su principal enfoque. Después de la publicación de Líneas de fuga, comenzó a trabajar en su segundo disco, Ceibo y Encina. Aunque había compuesto algunas chacareras y zambas previamente, sabía que debía trabajar en nuevas composiciones que completaran el álbum que visualizaba. Así, se dedicó a componer otros géneros tradicionales como el bailecito, la vidala y más chacareras, con una dirección más clara y definida para el proyecto.
Senar describe su fascinación por la música argentina como un misterio, pero reconoce que existía una conexión especial con el trabajo de Mauricio Aznar, especialmente con su banda Más Birras. Fue al escuchar el disco de Almagato cuando esa admiración por su forma de cantar se consolidó.
La voz de Aznar, que a Senar le cautivaba profundamente, se convirtió en un puente hacia el estilo de música argentina. Al escuchar sus discos, en los que interpretaba chacareras y zambas, sintió que había un vínculo natural con esos ritmos. Intuyó que esos géneros, tocados solo con guitarra, ya poseían "mucha vida".
Además, considera que tiene letras "muy hermosas" que van "a lo esencial de lo humano, de la vida, de la tierra y de los misterios del mundo". Según su opinión, estas letras tienen una esencia que parecen manejarla con una naturalidad distinta a la de otras tradiciones. Senar se pregunta si esta riqueza se debe a la herencia de los pueblos originarios de Sudamérica, pero lo cierto es que siente que hay una magia especial en ellas.
Además, subraya que el folclore argentino, al igual que el flamenco en Andalucía, se mantiene muy vivo y presente, se respira en las casas y es parte activa del día a día. Para él, esto representa algo auténtico, algo que se comparte y se vive entre la gente, algo que como músico le atrae profundamente.
CEIBO Y ENCINA
Ceibo y Encina es un "libro disco" y la parte literaria incluye fragmentos de sus diarios de viaje por Argentina, que empezó a escribir sin la intención de crear un disco, pero con el deseo de conservar sus vivencias. Al decidir hacer el álbum, optó por compartirlos.
Se centró en capturar la esencia sonora del norte argentino, prestando especial atención a los ritmos y las estructuras tradicionales del folclore, como la chacarera, cuyo formato está diseñado para facilitar tanto el baile como la coreografía.
La grabación tuvo lugar en la casita de Amankay, un estudio en Zaragoza dirigido por la asociación cultural con ese nombre, que cuenta con más de 40 años de trayectoria en la música sudamericana. Con la colaboración de músicos de Amankai y Almagato, se incorporaron instrumentos fundamentales como el bombo legüero, el violín, las quenas y el charango.
Las letras del álbum, por su parte, no buscan imitar expresiones argentinas ni adoptar su acento. El título del disco refleja esta doble raíz: el ceibo, árbol emblemático de Sudamérica, es utilizado en Argentina para fabricar los bombos legüero y la encina, por otro lado, simboliza el paisaje ibérico, ya que las letras del disco se centran en temas más cercanos a su propia realidad y se expresan con el lenguaje natural.
Jorge Senar menciona algunos de los temas del disco que reflejan experiencias personales y recuerdos de su tierra. Un ejemplo de ello es En todo el monte pa jugar un bailecito que evoca su infancia en Belver de Cinca. En esta canción, recuerda las travesuras de su niñez, como recorrer el monte en bicicleta y hacer "las gamberradas" típicas de aquellos años.
También dedica una canción a sus padres, que la compuso con motivo de su 40 aniversario de matrimonio, y a su hermano, Roberto, quien también es artista.
En Cuando miro mi país, Jorge Senar echa una mirada al panorama sociopolítico de España. Aunque la estructura de la canción es una chacarera argentina, la letra está centrada en el país en el que vive.
El disco también incluye una versión de la canción Vagabundear de Joan Manuel Serrat, adaptada al estilo de bailecito, tocada con charangos y quenas.
Senar adelanta que, junto a los siete miembros que van conformar este sábado la banda, habrá una sorpresa con un par de colaboraciones especiales, que se revelarán durante el concierto.