Más que nunca, el Corral de Comedias ha adquirido en las sesiones del viernes y el sábado todo su sentido y toda su dimensión. En escena, el Teatro de Robres, con Luis Casáus como autor de la adaptación de una obra sublime del Siglo de Oro, presumiblemente de Fernando de Rojas, donde Roberto Nistal asume un reto extra con su interpretación de la más famosa alcachueta de la literatura universal.
Con estos ingredientes, la respuesta era una cuestión de salud cultural. No se hubiera entendido otra acogida que un lleno de las dos sesiones, viernes y sábado. A reventar, incluso por aquello de la flexibilidad con alguno más al que se le permitió, por las circunstancias, acceder al maravilloso escenario robresino. Así que pletórico aspecto tanto un día como otro. Pero esa es una cuestión cuantitativa que procede del magnetismo del Corral de Comedias, una apuesta posmoderna para traer el mejor arte de Talía. Lo más bonito es que a la salida la emoción era una verdadera inundación.
Valoró el público la maravillosa adaptación de Luis Casáus, que ha hecho tan buen equipo que hasta ha sido capaz de ver estas dos sesiones de su compañía como un espectador más. Eso sí, orgulloso de su impactante reparto. De ese Roberto Nistal que este domingo reconocía a EL DIARIO DE HUESCA que "ha sido una experiencia increíble. Representar un personaje que ha sido interpretado por las grandes damas de la escena o un icono como José Luis Gómez es algo impresionante, y mi felicidad a estas horas es impresionante".
Roberto no es sólo el Apretador, no sólo un personaje de una comicidad inconmensurable, sus registros son tan enormes que engrandece todas las obras y todos los personajes que representa. Emocionó a Rafael Álvarez El Brujo. El fuenlabreño ha estado felizmente acompañado de dos alumnos de Luis Casáus, Jorge Cored (el Jesucristo de la Pasión de Salesianos de Huesca) en el papel de Calixto, Olga Bolea, talento local como Melibea. Por cierto, a nadie extrañe la barbuda condición de La Celestina, y es que tan inquietante personaje nunca llevó afeitadora. Tal fue el desempeño, que el aplauso duró más de tres minutos y medio.
Al final, nivelazo profesional para un grupo amateur, entusiasmo del público, orgullo del director y satisfacción del pueblo anfitrión de aragoneses, de un autobús de oscenses, de holandeses y de gentes de otros lares que quedan prendados de un Corral de Comedias que impresiona y una compañía que ahora va a Territorio Arlanza a demostrar que es uno de los grandes, de los más grandes, de España. La programación inaugural sigue después de este punto culminante prosigue. Merece la pena, y mucho, impregnarse de la atmósfera del Corral de Comedias robresino.