"Cine y familia. Descubrir los valores a través de las películas de nuestra vida. Explora el poder de las películas y las series para conectarnos con los valores familiares" ha sido presentado en Santos Ochoa por su coordinador, Daniel Arasa, y uno de los autores, el salesiano oscense Josan Montull. Ante un auditorio que ha rebosado el espacio, han expuesto el sentido de esta obra en la que participan un rector, catedráticos y personas "serias en conocimientos y veteranía, y unos cuantos más jóvenes con un abanico de temas".
María Ángeles Almacellas, Guillermo Altarriba, Ignacio Eufemio Caballero, Willy García, José Miguel Hernández López, Nacho Laguía, Alfonso Méndiz, Josan Montull, Ramón Ramos, Isabel Rodríguez Alenza, Javier Rodríguez Fraile, Miguel Fernando Ruiz de Villalobos, Gloria Tomás, María Consuelo Tomás y Ninfa Watt han sido coordinados por Daniel Arasa, en un libro editado por Sekotia.
Ha expuesto la ejecutoria de CinemaNet, una asociación sin ánimo de lucro que promueve valores humanos, familiares, sociales y educativos a través del cine. Un proyecto cultural basado en la idea de servicio, de formar y elevar a las personas a través del soporte audiovisual, nacido hace 27 años en Barcelona. Ha instituido desde los años 90 el Premio Trayectoria, que se han llevado personalidades como Toni Leblanc, María Isbert, Mary Carrillo, Asunción Balaguer, María Galiana, Alfredo Landa, Alberto Sordi, Mel Gibson, Manolo Escobar, Andrezj Wajda, Julia Gutiérrez Caba.
"Es un libro que aporta muchos aspectos", ha sentenciado Daniel Arasa, concéntrico pero excéntrico. "Del cine japonés, me llamó la atención el respeto por la familia a pesar de que son culturas distintas. Allí sintoísta, budista, pero confluye con nosotros en los temas que tocan la familia".
Daniel Arasa afirma que, "a través del cine, de las pantallas porque hoy no solo son películas sino también series o documentales, se transmite poco. Valores o incluso anti-valores. El cine cada vez, en conjunto, tiene mayor influencia. No es que cada serie, cada película, tenga más que antes. Incluso posiblemente tengan menos que antes, porque las películas estaban en los cines meses y meses hace cincuenta años. Además, se iba al cine, no como ahora que se va poquísimo. Si no vas, a la semana que viene ya no está. Se ha fragmentado la audiencia, pero en conjunto tiene una gran influencia".
"URGE TENER AMIGOS"
Josan Montull se ha adentrado en una vivencia personal, cuando volvió al cine de su pueblo, que ha comprado una familia de amigos. "No sabéis la de horas y horas que yo he pasado en esa sala. Todos los domingos, me levantaba, hacías una lavada de gato y corrías a la plaza del pueblo a ver la cartelera. A ver si era tolerada para todos los públicos o autorizada para mayores de 18 años. Y, si era tolerada, mi abuelo nos solía dar un duro. Y si era para mayores de 18, teníamos que ir a las monjas a ver las filminas del Bosco".
"No sé qué hubiera sido de mi vida sin esa pantalla, porque yo creo que me iluminó y me hizo soñar. El cine era una ventana al mundo, una auténtica maravilla. Con mi pueblo, fui a ver Marcelino, pan y vino, dos veces. La primera lloré mucho cuando Marcelino se murió. Mi abuelo me tuvo que explicar que el cine eran unos rollos llenos de fotografías que se ponían en movimiento, pero eran actores. Al día siguiente la volvieron a poner, y volví con mi abuelo. Y Marcelino volvió a morir, y volví a llorar como una magdalena. El cine tenía una capacidad de fascinación y seducción".
Ha recordado que iba mucho al cine con su madre, porque le gustaba mucho. Ha remembrado las películas de Phantomas, "que no tenía mucha calidad, pero nos apasionaban, nos divertían, aplaudiamos". Y a John Wayne en Río Lobo, y los niños se repartían los papeles. Más mayor aprendí que existía el cine de arte y ensayo, "una ventana a lo prohibido, a lo que estaba más allá de la dictadura". Exponentes como la búlgara Cuerno de Cabra o La Naranja Mecánica de Stanley Kubrick, que siguen teniendo actualidad.
"Yo he aprendido mucho en los cines, en las pantallas. Yo creo que mucho de lo que soy, hasta mi vocación, se lo debo también a buenas películas. Cuando a los chavales les preguntas qué valores importantes hay en su vida, dicen que la familia y los amigos. Y es verdad que las personas somos sociales".
Josan Montull ha realizado un apasionante y apasionado recorrido por el cine a través de los valores. El celuloide como pegamento entre las personas, como instrumento de cohesión. "Necesitamos una relación interpersonal. Siempre estamos aprendiendo a convivir. Necesitamos de los otros". Viene a su voz El Náufrago de Robert Zemeckis con Tom Hanks. "Hay que tener un tú. La persona es un miserio inabarcable, inacabado".
Le viene de inmediato En Tierra de nadie, de Danis Tanovic. Y Tsotsi de Gavin Hood, con ese delincuente sudafricano que se encuentra a un bebé y se acaba embebiendo de humanidad.
Afirma que, "si no aceptamos a las personas, nuestra vida no tiene sentido". En la cartelera de Josan Montull, ahora Mejor Imposible, con los trastornos de Jack Nicholson, con la capacidad de sacar la mirada de nosotros mismos. Y luego Cadena Perpetua con Morgan Freeman y su mundo configurado en la prisión.
Josan Montull sostiene la necesidad de la mirada mutua de comprensión, la amistad como el ingrediente común más constante en la relación interpersonal. Emerge Kamikaze, el terrorista que quiere inmolarse en el vuelo Moscú-Madrid y provocar una matanza en un pasaje con el que ha de convivir en un hotel tras no poder despegar. Surge "el amor, la amistad y el odio".
Luca, de Disney y Pixar, el monstruo que no puede vivir en la tierra y el hombre que no puede vivir en el agua.
En circunstancias extremas, brota la necesidad del darse. La buena estrella de Ricardo Franco, con Antonio Resines en el papel de carnicero de un pueblo que acoge a una pareja descentrada y destrozada por las drogas. "Un carnicero con una gran capacidad de ternura" cuyo mejor amigo es el cura. Cuando el drogadicto está a punto de morir por el Sida, le aconseja la Extremaunción. El moribundo le replica que no cree en nada, pero si para él es importante, la acepta. Y el personaje de Resines replica: sí, para mí es importante.
Ha proseguido con enternecedoras secuencias del cine, impregnada de valores. La vida por delante, con Sophia Loren, Saint Vincent con Bill Murray o las películas postreras de Clint Eastwood y El peor vecino del mundo de Tom Hanks son otras obras que nos animan "a creer en las personas, descubrir en los amigos una familia a la que amar".
Lee el final de su obra dentro de la obra. "Estamos, pues, llamados a la amistad, a la relación, al afecto sincero entre las personas... A sentirnos en casa, estemos donde estemos, acompañados de nuestros amigos. Urge educar para tener buenos amigos a fin de, prescindiendo de redes sociales y todo lo que nos distancia, poder mirarnos a la cara y al corazón. Urge la camaradería, la familiaridad entre las personas, el respeto profundo, el cariño por cada uno. El cine, con su capacidad de fascinación y misterio, así nos lo va recordando muchas veces".
Así termina su participación en el libro bajo el título "Amistad y familia en la pantalla": "Tener amigos es un auténtico don que nos hace más humanos. Seguro que el viejo capitán Jefferson Kile Kidd diría que la amistad es una de las mejores noticias del Gran Mundo... Una noticia maravillosa".
Y concluye elogiando sin límites The Chosen, esa serie con Jesucristo, "el personaje más interpretado en la historia del cine", en la que el Señor pretende "que mi alegría esté entre vosotros y vuestra vida llegue a la plenitud. Ya no os llamo siervos... A vosotros os llamo amigos".
EL CINE TRANSFORMADOR
Ha recuperado la palabra Daniel Arasa para exponer la influencia que, sobre los hábitos humanos, ha tenido el cine. Esa chaqueta que se vino a llamar rebeca cuando a Jean Fontaine la vistieron como una campesina. O el Clark Gable con el torso desnudo que hundió la fabricación de camisetas. Por el contrario, cuando Marlon Brando exhibió su cuerpo con camiseta, se recuperó el consumo. Y la cazadora se erigió en símbolo de rebeldía tras portarla James Dean en Rebelde sin causa.
El cambio de tendencia también en la Italia del neorrealismo oscuro de Passolini y Fellini, que fue revolcado por Vacaciones en Roma con Gregory Peck y Audrey Hepburn, que reconvirtieron la capital italiana en la del amor y la alegría.
Marcaron el pensamiento filmes como El club de los poetas muertos o, en sentido contrario, Titanic. Y, en otra dirección, Gambito de Dama, que multiplicó los jugadores de ajedrez en el mundo. Y es que en el universo caben reyes, reinas, caballos, alfiles y peones. Y todos en el mágico rodaje del cine con valores.