En este mes se cumplirán 669 años de la creación, el 12 de marzo de 1354, gracias al privilegio otorgado en Alcañiz por Pedro IV de Aragón, de la Universidad de Huesca, a la que se acabo con el tiempo titulándose “Universidad Sertoriana”, cuyo nombre así se estableció en recuerdo de la Escuela que estableció Quinto Sertorio en Osca en el año 77 a.C. En dicho documento, Pedro IV insistió en dotarla de los mismos privilegios que disfrutaban las Universidades de Toulouse, Montpellier y Lérida.
Muchos fueron los avatares de aquella fundación universitaria, ya que aparte del recelo y rechazo de ciertos grupos, aludiendo a la exclusividad que había sido otorgada por Jaime II el Justo a la ciudad de Lérida, única con derecho a constituirse Estudio General en la Corona de Aragón, no recibió la confirmación pontificia y la reglamentación académica correspondiente hasta el siglo XV. Y a pesar de ello siguió adelante pese a sus enemigos y detractores.
Se dice y se cuenta que el rey Pedro IV tuvo una predilección especial por Huesca ya que desde pequeño fue un gran devoto de Santa María de Salas y San Martín de la Val d'Onsera, tanto es así que consideró a éste como protector en todas sus conquistas.
Pero asimismo esperaba que con ello todos los aragoneses -no solo los oscenses- no se vieran obligados a salir de su tierra para estudiar, aunque en esta época solo podían estudiar los hijos de la nobleza por la cantidad de gastos que conllevaba realizar los estudios universitarios, salvo que tuvieras un mecenas. Aparte de que con ello también agradecía a los ciudadanos su fidelidad a la Corona y los servicios que éstos habían prestado a la misma.
Se creó con ello un Estudio General para la enseñanza de Teología, Derecho Canónico y Civil, Artes, Medicina y Filosofía. Con este privilegio distinguía Pedro IV a Huesca, otorgándole la exclusividad de dichas enseñanzas, excepto la Teología, en el reino de Aragón, concesión que mantuvo Huesca hasta la fundación de la Universidad de Zaragoza por Pedro Cerbuna en 1583.
Los estudios se ubicaron originariamente en el antiguo Palacio de los Reyes de Aragón, derribándose a finales del siglo XVII buena parte del edificio para construir en 1690 uno nuevo, cuyo edificio por los avatares acontecidos, sirve hoy a la ciudad como Museo Arqueológico Provincial.
Decir que parte importante de la Universidad fueron sus Colegios Mayores, especialmente los de Santiago y San Vicente Mártir, fundados en el siglo XVI. Igualmente, se le dota a la Universidad de armas heráldicas, consistentes en el crucifijo con las efigies de Nuestra Señora de Salas y de San Martín, y en el exergo la tiara pontificia y las llaves de San Pedro, más los escudetes de Aragón y de la ciudad de Huesca, fabricándose mazas propias con las armas ya citadas de la Universidad, sobre las cuales se pronunciaban los juramentos que regulaban los estatutos.
En tiempos pasados, la concesión de una bula papal –Huesca recibió dos- o de un privilegio real con la posterior confirmación papal a una ciudad para fundar una Universidad, suponía en la Edad Media un honor y orgullo para dicha ciudad, por ello afirma el rey Pedro IV que la ciudad de Huesca “…es merecedora de este gran regalo que es el privilegio concedido generosamente y de buen corazón, porque es la más adecuada de todas las ciudades del reino de Aragón para establecer una Universidad…”
La Universidad fundada por Pedro IV, aparte de quienes no la veían con buenos ojos, ya que Huesca suscitó oposición fuerte por parte de la Universidad de Lérida y ambas se negaron al reconocimiento de sus respectivos títulos y grados, sufrió en sus comienzos numerosas dificultades económicas, llevó una vida difícil y llena de carencias, pero a mediados del siglo XV, una bula de Paulo II confirmó la restauración de la Universidad, por lo que al privilegio real se le unía ahora la bula papal.
Así, una vez confirmada de esa forma la total oficialidad de la Universidad, el período de mayor esplendor de los estudios corresponde al periodo entre los siglos XV al XVII, ya que a partir de este se inició una decadencia, que, salvo un breve paréntesis de resurgimiento a finales del siglo XVIII, no cesará hasta su supresión en 1845, motivado por las reformas educacionales del momento, ciertamente una fecha triste para el organigrama estudiantil de la ciudad.
Tras la supresión de la Universidad, a partir de 1850 se pensó en crear un museo aprovechando las dependencias ahora vacías, en cuyo proyecto destacó la iniciativa y donación de gran parte de su colección privada de Valentín Carderera, artista, erudito, coleccionista español y pintor de cámara de la reina Isabel II, que en su juventud había estudiado en la Escuela de Gramática de la Universidad Sertoriana de Huesca, antes de iniciar su aprendizaje artístico en Zaragoza.
El museo se inauguró oficialmente en junio de 1873, y tras diversos avatares, en 1968 el Museo Provincial de Huesca pasó a ocupar las dependencias de la antigua Universidad y, en 1993, se emprendió una nueva reforma del museo, que fue renovado en profundidad y reinaugurado en 1999.
El actual campus de Huesca, dependiente de la Universidad de Zaragoza, recuperó lo que nunca se le debía haber quitado a los ciudadanos, y así tiene presencia en la ciudad desde 1972, recuperándose el espíritu que la antigua Universidad Sertoriana otorgó a Huesca.