Los cargos de la Universidad de Huesca: una responsabilidad compartida

Estaba gobernada por el Cancelario o Maestre Escuela y por el Rector

26 de Febrero de 2023
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Braulio Foz (1791 1865), autor de la novela Pedro Saputo, antiguo alumno y profesor de la Universidad Sertoriana.
Braulio Foz (1791 1865), autor de la novela Pedro Saputo, antiguo alumno y profesor de la Universidad Sertoriana.

Francisco Aguilar Piñal, en su artículo “La encuesta universitaria de 1789” (Hispania, 1972), sintetiza las respuestas a la encuesta que se hizo en ese momento a todas las universidades del país, con objeto de llevar a cabo posteriores reformas universitarias.  En base a esta encuesta relacionamos los diversos cargos que regían la vida académica y administrativa de la Universidad de Huesca en esa época. Aunque son veintitrés los centros cuyas respuestas se conservan, nos referiremos fundamentalmente al de Huesca, del cual afirma, Aguilar Piñal, que sus respuestas fueron “detalladas y precisas

La Universidad de Huesca estaba gobernada por el Cancelario o Maestre Escuela y por el Rector. “El Maestre Escuela era dignidad de la Santa Iglesia Catedral de Huesca; tenía toda la jurisdicción civil y criminal in agendo et in defendendo para todos los que gozasen de su fuero escolar. Este nombramiento era privativo de su Majestad, a consulta de su Real Cámara…Siendo la jurisdicción del Maestre Escuela ordinaria, real y pontificia, para todas las causas civiles y criminales, las apelaciones de sus sentencias y autos definitivos se libraban para el Real Consejo, para su Santidad, o para su Nunciatura, como paresciese al Maestre Escuela. Por su oficio confería los cargos de Licenciado y Doctor”.

En Salamanca el Cancelario tenía estas mismas atribuciones. En otras universidades como Baeza, Oñate, Oviedo, San Lorenzo del Escorial y Zaragoza, no existía este cargo. En la de Toledo sólo existía Cancelario y no Rector, y en la de Sevilla ambos cargos los desempeñaba la misma persona.

El Rector, sólo en las universidades de Granada, Huesca, Oviedo, Sevilla y Zaragoza, era elegido por el propio  claustro; pero en ésta última debía ser canónigo de la Seo, “con el grave inconveniente de ser, algunas veces, un ignorante y tener necesidad de graduarlo sin exámenes ni propinas”. En las demás universidades el cargo lo otorgaba el Rey, los superiores religiosos o el Ayuntamiento; en Osuna, el propio Duque, y, en Baeza, el Rector saliente.

En Huesca, el Rector era elegido cada año en el mes de marzo por el Consejo, formado por Doctores, Maestros y Catedráticos, que el bedel convocaba el día anterior. Se sorteaba un doctor de cada una de las cinco facultades, y, ellos solos, en una sala, elegían por votación el Rector. Como señala la encuesta publicada por Aguilar P., “hecha la elección y constando la voluntad de admisión en el electo, se daba cuenta al Real Consejo para su confirmación, y, aunque acaeciese no venir ésta hasta el primer domingo de junio, en que, según el Estatuto, debe el nuevo Rector exercer y servir su cargo, se le daba la posesión…”. El Rector se limitaba al terreno académico, dejando para el Maestre Escuela la jurisdicción civil y criminal, como hemos visto.

La vigilancia de los Estatutos quedaba a cargo del Claustro Pleno, compuesto por el Maestre Escuela, Rector,  Doctores, Maestros y Catedráticos. El gobierno de la Escuela, la lectura de las cátedras, la ejecución de las multas y la expedición de los grados de bachiller correspondían al Consejo de la Universidad, formado por el Rector, Doctores, Maestros y Catedráticos y ocho Consiliarios Bachilleres. Estos Consiliarios asesoraban directamente al Rector, sobre todo en los asuntos más graves, y, especialmente, debían reconocer y firmar con él las cartillas de los bachilleres de otras universidades. Vemos pues cómo el gobierno de la Universidad estaba muy repartido y se ejercía de manera colegiada; aún los cargos más importantes no ejercían unilateralmente; prácticamente el conjunto de todos los profesores tenían funciones y responsabilidad en el gobierno de la Escuela.

Otro cargo de la Sertoriana era el de Secretario, que, en Huesca debía de ser el Notario de la Ciudad. En La Universidad de Zaragoza este cargo lo desempeñaba el mismo Secretario del Ayuntamiento. Según los Estatutos de la Universidad de Huesca de 1723, el Secretario “debía de ser Notario de los de número de la Ciudad, ser nombrado por el Rector del Consejo, obedecer al Rector, cobrar todos sus derechos por arancel y testificar los actos del Consejo, los grados y otros asuntos de la Universidad”.

Al Secretario seguía en importancia el Alguacil Mayor, existente sólo en Almagro, Granada, Huesca, Oñate, Orihuela, Osuna, Oviedo, Sigüenza, Toledo, Valladolid y Cervera. En Huesca, de acuerdo con los Estatutos de 1723, para el nombramiento de Alguacil Mayor, el Consejo formaba una terna y el Maestre Escuela elegía al agraciado. Éste presentaba una fianza de cuatrocientos sueldos jaqueses, inspeccionaba por las noches a los estudiantes en sus casas, y hacía el oficio de Maestro de Ceremonias (encargado de cuidar el cumplimiento del ceremonial y formalidades en determinados actos académicos).

Y por fin  el imprescindible cargo de Bedel, que se responsabilizaba de la custodia, limpieza y aseo de las escuelas, de cerrar y abrir las puertas, de convocar claustros y de controlar la asistencia de los catedráticos. Su sueldo en Huesca era de 45 libras jaquesas, en Oviedo de 392 reales y en Toledo de 9000 maravedís de vellón. Si consideramos que la libra jaquesa equivalía entonces a  18 reales y 28 maravedís de vellón, el bedel de Huesca estaba  generosamente retribuido en relación a sus colegas de otras ciudades.

Aparte de estos cargos, que figuran en la encuesta reseñada, los Estatutos de la Universidad de 1723 establecen otros que se siguieron ejerciendo a finales del siglo XVIII y principios del XIX:

El Impresor, nombrado por el Consejo y que imprimía las conclusiones de los catedráticos y todo lo concerniente a la Universidad

El Receptor de las “rentas supresas” (aquéllas con las que se abonaban los salarios de los catedráticos y oficiales y algunos otros gastos precisos). El Receptor se encargaba, pues, de pagar a los catedráticos, y lo hacía por tercios.

El Tesorero administraba los “bienes del Arca” con los que se pagaban algunos salarios y las propinas de celebración de Consejos.

El Notario y Secretario del Maestre Escuela, a cuya jurisdicción debía sujetarse, testificaba los actos del Claustro y del Maestre Escuela, y todos los concernientes a los Grados Mayores. Este cargo desapareció con el Maestre Escuela.

Sirva esta escueta reseña para hacernos una sencilla idea de la distribución de tareas de gobierno y administración en la insigne Universidad,  de la participación colegiada en muchas de ellas y de la forma regulada para establecer el control  sobre los cargos de mayor responsabilidad.

 

(En la fotografía del artículo, Braulio Foz, autor de la novela Vida de Pedro Saputo.  Estudió Humanidades en la Universidad Sertoriana y fue catedrático de Latinidad de la misma entre 1814 y 1816)

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