Sorprende el número de frailes mercedarios que han sido obispos en Cerdeña, con la particularidad de que eran nombrados primero como de Alghero (Alguer) y después trasladados a Cagliari (Alger). Dado que el colegio de la Merced de Huesca fue el más importante de la Corona de Aragón, vinculado a la Universidad, nos preguntamos cuál pudo ser la relación que pudieron tener en el Colegio Universitario de Huesca y la Universidad de esta ciudad. En la búsqueda por saber quiénes de ellos hubieran podido estudiar o enseñar en el Colegio de la Merced de esta ciudad, el Padre Ramón de Huesca da una interesante información excesivamente breve como para poder sacar las conclusiones que desearíamos. El Padre Ramón de Huesca, en su Teatro histórico de las iglesias del Reino de Aragón, (Pamplona, 1798, tomo VII, p. 52) dice que el Colegio de la Merced de Huesca dio a la Sertoriana 35 catedráticos, de ellos 16 de Prima de Teología (uno estuvo 25 años), que habían salido seis generales de la Orden, y obispos para Jaca, Alguer y Caller, en Cerdeña, (Alghero y Cagliari), y Almería.
Puesto en contacto con la profesora Sara Caredda de la Universidad de Barcelona, que hizo la tesis sobre los mercedarios en Cagliari, de donde es oriunda, me dice que hay tres de los que dos podían ser a los que se refiere el Padre Huesca. Piensa que pudo referirse a Ambrosio Machin y a Ludovico Díaz de Aux, viendo menos posibilidades en Bernardo Cariñena. Curiosamente respecto a este mercedario, obispo de Cagliari, sus biógrafos dicen que nació en Casbas de Huesca (en la actualidad este apellido no se conserva en la localidad), pero desde muy joven ingresó en el Convento de Mercedarios de Tudela y luego estudió en Zaragoza. A esta profesora no le consta ninguna vinculación como docente o de gestión llevada a cabo por este obispo en el convento de Huesca y, consecuentemente, a la Universidad sertoriana. Estuvo en Huesca, pero de paso. Se sabe que en esta ciudad dio alguna conferencia o más bien sermón que fue publicado en imprenta.
Murió en Cagliari y tuvo un papel muy destacado en la ornamentación de la catedral, a la que imprimió un sello distintivo, con los trabajos de taracea en mármol que son la nota predominante de toda la vistosa catedral sarda y que fueron llevados a cabo a lo largo de los siglos XVII y XVIII. (Ana Palnieri Lallai, Catedrale de Santa Maria, Cagliari 2018). La tónica ornamental iniciada por este obispo fue seguida después.
Otro obispo muy destacado que lo fue de Alghero y Cagliari es Ambrosio Machin. Recojo la información que me pasó la profesora, que cita a Antonio Rubino (A. Rubino, Ambrosio Machín e la sua dottrina sulla grazia (1580-1640), Roma, 1998, p. 12). Después de completar sus estudios en la universidad de Salamanca fue profesor de teología y filosofía en varios colegios mercedarios, entre ellos Sevilla y Huesca. Después fue obispo de Alghero y arzobispo de Cagliari.
Además, me ha recordado que existió otro mercedario ilustre llamado Luis Díaz de Aux y Armendáriz. También fue obispo de las dos diócesis, Alghero (1681-1686) y después arzobispo de Cagliari (1686-1689). De este, según sus notas, se sabe que antes de llegar a Cerdeña fue provincial de Aragón y maestro de Teología en los colegios de Estella, Huesca y Pamplona (Francesco VIRDIS, Gli arcivescovi di Cagliari dal Concilio di Trento alla fine del dominio spagnolo, Ortacesus, 2008, p. 170).
Con estos dos nombres y las notas disponibles estamos en la pista para identificar dos profesores de la universidad a los que el Padre Ramón de Huesca pueda estar refiriéndose anónimamente: Serían Ambrosio Machín y Luis Díaz de Aux. En cambio, queda descartado Bernardo de Cariñena.
No obstante, respecto a este obispo mercedario, merece mención por considerarse oriundo de un pueblo de Huesca. En la ciudad de Cagliari realizó una importante labor para reestructurar el santoral y el esfuerzo, dedicación y cuidado, para ornamentar la catedral fue enorme. La hizo con mármoles y trabajos llevados a cabo por artistas genoveses, de una delicadeza y perfección admirables.
Su escultura yacente está debajo de la mesa altar del retablo dedicado a la Virgen de la Merced. Es excelente. Entre esta mesa y la pintura de la Virgen de la Merced, hay una Virgen del Pilar sobre columna, pero sin manto. Sin duda la presencia de esta imagen significa mucho más de lo que a simple vista se ve. Parece que la escultura es anterior al resto del retablo.
Bernardo de Cariñena (1655-1722) estuvo en Huesca en una celebración pero no parece que su vinculación fuera mayor. En un capítulo que se celebró en esta ciudad el 5 de mayo del año de 1691, pronunció un sermón que también fue impreso. Por lo tanto a Huesca vino antes de ser obispo (Sara Caredda: Prelados viajeros y transferencias devocionales. El arzobispo de Cagliari Bernardo de Cariñena (1699-1722) y el culto a la Virgen de la Merced) El texto del sermón puede verse en “Cervantes digital”
Ambrosio Machín (1627-1640) también murió en Cagliari. Su memoria está permanentemente expuesta en un gran mausoleo que le dedicaron después de su muerte y en el que aparece orante. Lástima que ante él recientemente tuvieran que poner el teclado del órgano que le quita vistosidad al mausoleo.
En el mismo crucero, haciendo ángulo con este monumento, hay un desconcertante monumento funerario en forma de altar dedicado a un supuesto rey aragonés Martín. El que no está previamente informado queda sorprendido al encontrarse con el mejor sepulcro de un rey aragonés que además está fuera de la península. Detrás de este montaje hubo razones políticas. (Sara Caredda: “Propaganda y mitificación del príncipe: el mausoleo de Martín el Joven de Aragón”, en Las artes y la arquitectura del poder, 2013). Esta profesora justifica la tardanza del mausoleo por haberse levantado a finales del XVII por razones políticas (1675-86) por encargo del virrey español Fernando Fajardo de Zúñiga. En Cerdeña se le considera rey de Aragón aunque murió antes de ser coronado. Fue la razón del compromiso de Caspe que eligió al rey castellano para suceder a Fernando de Trastamara, sobrino e Martin I, pues el hijo de éste murió antes de ser coronado.
Resulta curioso que fueran varios los obispos que desempeñaron su papel en la isla de Cerdeña y luego lo fueron de Huesca, Jaca y Barbastro. Sin duda fue por la vinculación que Cerdeña tuvo con la Corona de Aragón. Fray Andrés Aznar Naves, OESA (1663-1671), agustino de Alghero, fue nominado obispo de Jaca; Fr. Francisco Lopez Urraca OESA (1677-1681), agustino, de Alghero, fue nombrado obispo de Barbastro.
Sirva como primer acercamiento a dos figuras, Ambrosio Machin y Luis Díaz de Aux, mercedarios, que fueron profesores en la Universidad de Huesca, y luego destacaron como obispos de Cagliari. Es un honor para el memorándum de la universidad sertoriana
Otro eclesiástico que no fue fraile pero impartió docencia en la Universidad de Huesca como profesor y después fue obispo en Cerdeña es Pedro del Frago. Fue obispo de una pequeña diócesis y ciudad de Ales en la misma isla Ales (1562-1566), y después de Alghero (1566-1572). Siendo obispo de Alghero (1566- 1572) fue cuando participó en el Concilio de Trento. Era natural de Uncastillo (Zaragoza), donde está enterrado. Fue considerado un teólogo brillante. De Cerdeña pasó a ser el primer obispo de Jaca (1572-1577), tras separar la diócesis de la de Huesca a donde fue trasladado como obispo (1577-1584). Exponente del nuevo talante renacentista, formó una destacada biblioteca que tuvo en su palacio episcopal. En relación con la Universidad de Huesca, estableció el cargo de maestrescuela, con todas las jurisdicciones en encomienda equivalente a rector. Así mismo, el colegio Universitario de Santa Cruz lo transformó en Seminario para la formación de sacerdotes, de acuerdo con las nuevas sugerencias del Concilio de Trento, razón por la que este Seminario tomó el calificativo de Conciliar, siendo el primer seminario de Aragón. Fue también escritor. Una de sus obras fue Discurso sobre el crismón en algunas iglesias de Huesca (V. Catalina Episcopologio de la Diócesis de Huesca, Huesca 1891, p. 95).
Nota: Las fotografías son cortesía de Monseñor Giuseppe Baturi, arzobispo de Cagliari que personalmente las tomó del Episcopologio del salón de su Palacio.