Corría un frio mes de enero de 1758, cuando el día 17 firmaba el rey Fernando VI en el madrileño palacio del Buen Retiro un “Privilegio” importante, exclusivo y perpetuo, pues por éste se autorizaba a Don Manuel Ruiz de Uribe y Compañía, que podían imprimir y vender “un Diario con las noticias de cuanto ocurra”. Tres días después, el viernes día 20, se hacía pública la Suma de la Licencia que confirmaba que tenían licencia del Real y Supremo Consejo de Castilla Don Manuel Ruiz de Uribe y Compañía, para poder imprimir y vender el “Diario Nuevo, Curioso-Erudito y Comercial-Económico”, con las noticias de cuanto ocurriera importantes al Comercio tanto Literario, como Civil, y Económico.
Tras esta denominación social que había pedido la autorización real se encontraban Francisco Mariano Nipho, que para algunos utiliza uno de sus muchos pseudónimos usados, nacido en Alcañiz (Teruel) en 1719 y su socio Juan Antonio Lozano Yuste, nacido en la Villa de Segura, (hoy de los baños) de la comunidad de Daroca, quien siguiendo los estudios con aprovechamiento en la Universidad Sertoriana de Huesca, se había trasladado a Madrid en 1757 entablando amistad con Mariano Nipho, y juntos se habían asociado para llevar a cabo el proyecto de un Diario, con la salvedad de que siendo informativo y formativo llegara a los lectores diariamente.
Al contar ya con la preceptiva autorización, seguidamente, en ese mes de enero, estos fundadores o impulsores difunden el llamado “Prospecto” con 24 páginas en el cual explican en su “Introducción” las razones por las que han reducido a dos sus artículos, detallando en el que denominan “Plan del Diario” lo que vendría a ser su artículo primero con asuntos curiosos y eruditos, repartidos en seis puntos, y su artículo segundo comercial y económico, que se distribuiría en diez puntos, siete de ellos acompañados de reflexiones; se completaba la información de este “Prospecto” con la advertencia de que se publicaría todos los días con la excepción de los de precepto riguroso.
El miércoles día 1 de febrero de 1758 salía en Madrid el primer número del “Diario Noticioso, Curioso-Erudito, y Comercial, Público y Económico”, abriendo paso al posterior desarrollo de la prensa cotidiana española. Se componía de cuatro páginas en tamaño cuarto, compuesto a dos columnas, con un artículo primero dedicado “A los Sabios, Doctos, y Eruditos bien intencionados de España” y un artículo segundo de “Noticias de Comercio”. En su número segundo, en la portada y como artículo primero se dirigía “Al Público, a todos en común, y a ninguno en particular”. En su tercera salida que corresponde al día 4 de febrero, los lectores se encuentran con la novedad de que su nombre ha sido recortado, quedando como “Diario Noticioso”. Viniendo a ser la primera publicación que adopta la salida día a día, y con ella se situaba España entre los primeros países europeos en contar con un informativo diario, en discrepancia claro está, con los que opinaban que debería de publicarse una o dos veces por semana, pues estaban acostumbrados al ritmo de la “Gaceta de Madrid” que desde 1697 salía una vez por semana, los martes, y el “Mercurio Histórico y Político” que era de periodicidad mensual.
“Diario Noticioso, Curioso-Erudito, y Comercial, Público y Económico” salió con cuatro páginas en tamaño cuarto, compuesto a dos columnas, con un artículo dedicado “A los Sabios, Doctos, y Eruditos bien intencionados de España”
En sus páginas, un contenido compuesto por dos secciones, una de divulgación, recogiendo artículos de opinión y con frecuencia traducciones de artículos cultos sobre las más variadas materias de historia, política, ciencias, etcétera, pues Juan Antonio Lozano es un experto en Latin, Francés e Italiano, que extracta a su comodidad libros y publicaciones europeas; y otra de información económica, con anuncios de alquileres, ventas, ofertas y demandas. Cierto es que habían sido muchos los periódicos publicados anteriormente que habían tenido la denominación de “Diario”, en alguna forma debido a que informaban de los acontecimientos por orden cronológico, pero este “Diario Noticioso”, junto con sus colegas, “El Censor” y “El Pensador”, fueron los tres periódicos españoles más importantes de la segunda mitad del siglo XVIII.
Sus inicios estuvieron plenos de recelos y dificultades, ya que a una semana de su edición tuvieron que responder “A todos los desocupados y maliciosos antagonistas del Diario” al que seguirán: ”Origen y progreso de las ciencias, y artes liberales, y mecánicas, entre los primeros moradores del mundo”; “Progreso y estado de las ciencias después del Diluvio” ( que dará para tres números); “Estado de las ciencias entre los Egipcios”; “Ciencias que aprendieron los Egipcios con el trato y comunicación de los Hebreos” trabajos en los que se adivina la preparación de Juan Antonio Lozano, y de Francisco Mariano Nifo, que tras esta andanada de progresista historicismo cientificista provocaría las iras de don Juan Curiel Luna, académico de la lengua y poderoso Juez de Imprentas, quien estaba decidido, a su decir, a no permitir bajo ningún concepto que el “Diario Noticioso” estuviera confundiendo al Vulgo con noticias extravagantes sobre ciencias mundanas, y a tal efecto ordenó que se adoctrinara al nuevo Público lector de diarios, que en aquellas semanas ya estaba comenzando a fraguarse, haciéndole comulgar con papillas o astucias.
Dentro ya de sus primeros proyectos entraba la edición de una “Miscelanea Erudita” como suplemento quincenal o mensual, pero el duro Juan Curiel, Juez Superintendente General de Imprentas, se lanzó contra ellos con el siguiente decreto: dirigido al Escribano Real Dn. Phelipe de Castilblanque: Que pase inmediatamente a la imprenta del “Diario” y notifique al impresor no imprima sin licencia un suplemento al “Diario”, ni otra cosa más que el dicho “Diario” en medio pliego, como hasta aquí se ha hecho, "bajo las penas impuestas a los que imprimen sin licencia”.
Se ciñó sobre este “Diario” una estrecha vigilancia por parte del Sr. Curiel hasta el extremo que, pasada la Semana Santa, a partir del mes de abril tiene obligadamente que mejorar sus avisos piadosos y por mandato del Juez Superintendente de Imprentas, debe poner todas las Indulgencias del día, el jubileo circular de las Cuarenta Horas, con el aviso asimismo de las Procesiones y otras ocurrencias de Piedad, unido claro está, al santoral del día. Este desvío informativo espiritual del erudito quedará patente en la prensa y lo podemos encontrar manifiesto en las primeras páginas del viejo “Diario de Huesca” que desde1875 incluía su “Crónica Religiosa” con el Santo de hoy, más los Cultos del día.
"Se ciñó sobre este “Diario” una estrecha vigilancia por parte del Sr. Curiel"
Tras un año y medio muy duro, con numerosas críticas y problemas malintencionados y añadidos, Francisco Mariano Nifo, cuando se había logrado consolidar el “Diario Noticioso” pues en menos de un año se había alcanzado la venta de varios cientos de ejemplares cada día al precio de dos cuartos, (téngase en cuenta que una libra de pan costaba en el Madrid de entonces siete cuartos) decide el 29 de mayo de 1759, vender su parte a Juan Antonio Lozano, abonando éste último a su antiguo socio la suma de 14.000 reales, continuando así en solitario este antiguo alumno de la Sertoriana su publicación hasta su fallecimiento el año 1780, en que pasaría la edición a su hijo Pablo Lozano que lo continuará hasta 1784, cuando la viuda de Juan Antonio Lozano Yuste vende el “privilegio de edición“ a D. Francisco Escartín que lo pasaría a Mr. Thewin.
Los apasionados de Francisco Mariano Nifo (1719-1803) gustan también reducir el Diario Noticioso al nervio inquieto de este aragonés precursor de periodistas. En su ardor hasta niegan la existencia a don Manuel Ruiz de Uribe, a quien suponen mero alias del polifacético Nifo, aceptando sorprendentemente que la meticulosa maquinaria administrativa española del momento concediese autorizaciones a un pseudónimo. Obviando la importancia que tuvo su compañero Juan Antonio Lozano, la cual quedaba patente cuando dos años y medio después de la salida del “Diario Noticioso”, el agente de negocios don Pedro Ángel Tarazona que editaba el “Pensador Matritense”, anuncia para Barcelona un “Diario Curioso” que además decía sería comercial y público, una vez que el Consejo hubiera discutido si el “privilegio” de 1758 afectaba a todas las partes del reino privativamente, beneficiando “en fuerza de su privilegio a Dn. Manuel de Uribe y por él a Dn. Juan Antonio Lozano… "Decidiéndose el Consejo por la negativa, ya que, “el Privilegio de Uribe y Lozano se circunscribía a Madrid”.
Tanto Latassa, como Juan Sempere, en sus respectivas recopilaciones de Bibliotecas de Autores, dieron un protagonismo especial a Nifo, que dedicó año y medio a este Diario, dejando a un lado a Lozano Yuste, el antiguo Sertoriano quien continuó en solitario durante más de veinte años en su edición, demostrando su gran formación y bien saber hacer, pero sobre todo, sin dar pie a ningún decaimiento del interés informativo de este Diario.