La mañana del 7 de febrero de 1911, después de salir del baño exclamó “ya sudo” Estas fueron sus últimas palabras, porque en la madrugada del día siguiente 8 de febrero, mosen La Plana, el cura párroco, le daba la extremaunción a Joaquín Costa, y el león aragonés expiraba en Graus sin poder conducir a su pueblo a la tierra prometida, pero quedaban sus enseñanzas que perdurarán un siglo después y más.
Mucho se ha escrito sobre Costa y mucho sobre Camo, se les ha definido y escrito como enemigos acérrimos, cuando no era así, pues siempre tuvo Costa las páginas de El Diario de Huesca abiertas para sus ideas, como la disposición de Manuel Camo hacia sus trabajos y preocupación por su salud, y esa amistad y admiración queda patente en ese apoyo a la fundación de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), fundada por Costa y Francisco Giner.
De ella, sería Costa el primero que dio cuenta en la prensa periódica de la fundación, carácter y actividades de esta Institución, publicando el año 1877 precisamente en “El Diario de Huesca” varios artículos que agrupó bajo el título “Universidad Libre de Madrid”. En ella, D. Joaquín dirigirá el Boletín de la Institución y dará clases de Historia, siendo la Institución que resultará siempre imprescindible para entender un siglo y medio decisivo de la educación en España y muy especialmente la idea de Costa sobre la moderna pedagogía, considerando que la educación debía de ser integral, intelectual, ética y moral. Así, inmerso en esta empresa educativa, no dudó Costa en recurrir a la ayuda de su viejo amigo Camo, quien respondió a su carta desde Huesca en estos términos: D. Joaquín Costa: Querido amigo, me ha complacido Vd, mucho con su carta de ayer, no sólo por su recuerdo afectuoso, que estimo, como por ofrecerme ocasión propicia de hacer algo por la Institución Libre de Enseñanza a la que tanto considero.

Manuel Camo admiraba a Costa por su pasión en querer conocer los más variados aspectos de España: Sus orígenes prerromanos, su geografía, vida económica y agrícola, su derecho consuetudinario, el pensamiento político y sociológico, su literatura y filosofía, el folklore o la misma poesía popular, pero sobre todo, admiraba de Costa que estaba dotado de un caudaloso don verbal, y solía decir que su obra era un modelo de estilo amplio, lleno en imágenes, gráfico y expresivo.
Los dos murieron el mismo año, Costa en febrero y Camo en diciembre, por eso podemos afirmar que esos diez meses era solo la diferencia entre ellos, y si la imagen o retrato de Camo no estuvo en la oficina de El Diario de Huesca, el retrato de Costa sí que permaneció en ella hasta el desmantelamiento de la Imprenta.
