Cuentos con sabor a luna es la propuesta con la que la compañía de teatro y animación zaragozana Chispandora ha celebrado el 18º aniversario de la biblioteca Durán Gudiol y la edición Gypsy del IX Festival Periferias.
El espectáculo incluye tres cuentos que tienen un nexo. Al principio parece un cuentacuentos muy infantil, porque hay un fantasma que se va llevando los juguetes que los niños y niñas no recogen, es un poco gamberro, aunque luego se hace su amigo.
Lo mejor, sin embargo, llega con la última narración. Habla de una persona que no sonríe nunca, porque no es capaz de mirar por encima de su ombligo. "Y cuando descubre el cielo por primera vez, es cuando realmente sonríe", apostilla Chispandora.
Este cuentacuentos, que ya tiene diez años, es "la joya de la corona" de Chispandora, con mucho trabajo detrás, todo producción propia, diseñado "con mucho amor y con mucho tacto" y, por si fuera poco, enseña a niños y niñas a recoger los juguetes en casa para alegría de sus progenitores.
Aunque Chispandora advierte que internet y las redes sociales han cambiado en algún aspecto a su público, que quizá han perdido algo de inocencia, el espectáculo siempre es muy bien recibido.
Chispandora ha desarrollado una amplia variedad de producciones que combinan teatro, música, títeres y técnicas audiovisuales. Sus espectáculos suelen contar con una gran dosis de imaginación, creatividad y humor, y buscan transmitir mensajes educativos y emocionales de una manera lúdica y entretenida.