Ni las artes escénicas, ni el pueblo de Robres son ajenos a la realidad que atenaza corazones y enronquece gargantas estas últimas jornadas. Y, en esta ocasión, las primeras palabras de Luis Casaus son para invitar a los presentes (el patio de butacas está con aforo completo) a un minuto de silencio en señal de respeto y afecto para con todas las personas afectadas por la dana. A este minuto se une el elenco de la función, y los sesenta segundos transcurren lentamente hasta que son interrumpidos por una larga ovación.
Luis Casaus nos introduce en la historia de este drama religioso-fantástico, drama romántico publicado en 1844 por José Zorrilla. De sus antecedentes literarios, de la leyenda de Don Juan, versará la escueta, pero pormenorizada charla prólogo. Y, a partir de este momento, actores, actrices y personal técnico de la compañía vallisoletana "Arcón de Olid" obran la magia teatral.
Unos escasos muebles, unas proyecciones fijas en el fondo del escenario, unas luces y unas melodías constituyen todo lo que precisan estas gentes para trasladarnos a una taberna sevillana donde comienza la acción a golpe de verso: "Cuan gritan esos malditos, pero mal rayo me parta, si en concluyendo esta carta, no pagan caro sus gritos".
El público de Robres es un público culto, que disfruta del teatro, y que lo conoce. Aguzando el oído, puede distinguirse algún suave silabeo de espectadores que, en determinadas estrofas, acompañan en una segunda voz apenas audible, el discurso del actor. Y, aunque en un casi absoluto silencio, el público responde con aplausos al escuchar otra de las estrofas más conocidas del drama: "Clamé al cielo y no me oyó. Más si sus puertas me cierra, de mis pasos en la Tierra, responda el cielo, no yo".
El final de la función acaba con las declaraciones del director de "Arcón de Olid" que se deshace en agradecimientos a Luis Casaus y al público asistente; al primero por su invitación y, al segundo, por su presencia y afecto.
Los actores y actrices descienden del escenario y confraternizan con los asistentes, comentando pormenores del vestuario empleado. Otra parte del público es trasladada, para que lo conozcan, al Corral de Comedias que, por inclemencias climatológicas, no ha podido emplearse esta tarde.