Un alegato solemne a favor de los derechos humanos. Es una de las muchas conclusiones sobre El lugar de un hombre de Ramón J. Sender en boca de la gran estudiosa del autor de Chalamera Donatella Pini Moro, docente de la Universidad de Padua, que ha profundizado sobre su figura a lo largo de la trayectoria y sobre una obra capital para entender su pensamiento y su legado.
Donatella Pini ha sido presentada por Luis Gómez Caldú, coordinador del Centro de Estudios Ramón J. Sender, y Alfonso Castán Val, de Editorial Contraseña que ha lanzado la nueva edición de El lugar de un hombre. La conferencia, en el Salón de Actos de la Diputación, se ha enmarcado en el treinta aniversario del I Congreso sobre Ramón J. Sender, programada por el Instituto de Estudios Altoaragoneses.
La profesora de la Universidad de Padua ha deslizado distintos aspectos existenciales, políticos y literarios de Sender. "Fue anarquista desde siempre, pero en los años 30 tuvo dos o cuatro años de acercamiento como compañero de viaje de los comunistas por motivos tácticos y estratégicos, porque había que ganar la guerra, y él hace una crítica muy dura a los anarquistas por una cuestión práctica, dispuestos al sacrificio pero no a ganar la guerra. Se acercó al comunismo, pero luego hubo este enfrentamiento muy grave entre él y los comunistas no sólo ideológico, sino también militar, porque el frente de Seseña hubo este gran desencuentro entre él por un lado y Líster y Vidal, que eran las jerarquías militares del V Regimiento y él se marchó. Esto pertenece a la biografía de Sender".
Asegura Donatella Pini que "hubo desconcierto y mucha soledad, pero hubo en los años cincuenta un acercamiento de nuevo al anarquismo, y él reivindica amistades muy importantes con anarquistas y gentes del POUM, como su gran amigo Joaquín Maurín. Este era su ambiente natural y en esto seguirá durante toda la vida".
El lugar de un hombre es una piedra angular en la filosofí de Sender. "No se trata de reivindicar su propia posición personal, sino buscar los derechos del hombre y reivindicarlos, y renovar esta reivindicación durante el tiempo, porque la vida cambia, la historia cambia, pero la reivindicación se puede hacer de maneras distintas pero siempre con la misma meta, con la misma postura ideal".
La del novelista español, que firmó 118 libros a lo largo de su prolija trayectoria, es "una producción multiforme. No se trata de tener muchos puntos de vista, sino de tener muchos puntos de vista pero siempre una trayectoria coherente".
Reivindica la profesora italiana la figura del oscense. "Quien estudia el exilio español, estudia a Sender. Es un mito entre los exiliados escritores, junto con Francisco Ayala y Machado, que son las tres puntas fundamentales, pero no solamente a ellos". Es estudiado en Padua, Pisa, Roma y Verona.
Reclama la actualidad del pensamiento de Ramón J. Sender. "He hablado de la tortura. En Italia, acaban de acompañar con un avión del Estado a un torturador a Libia, después de haber prohibido a muchos migrantes entrar. Hay la celebración del marcharse, del migrar, y esto es un fenómeno mundial. Así que, casi, casi yo sé lo que diría".
En su conferencia, Donatella Pini ha incidido en la "mirada cósmica" y un "alegato solemne a favor de los derechos humanos" a través de una figura aparentemente insignificante como es Sabino, que desencadena en la desaparición de su pueblo y proceso de reajuste política de forma que su ausencia evidencia el irremplazable lugar que ocupaba.
Ha abundado la profesora en el rol de los instalados en el poder que impiden al hombre manifestarse como tal. La ejecutoria de Sender se ha detenido en los últimos años de la década de los cincuenta, de febrilidad productora animado por la "esperanza revitalizadora estimlada por los movimientos estudiantiles de España, que abrió la puerta a la posibilidad de volver a luchar contra el fascismo en España y el mundo". Su batalla por los derechos humanos parte de conceptos filosóficos como el pensamiento de que "los hechos que se cuentan pueden ocurrir en cualquier lugar y tiempo".