El escritor altoaragonés Miguel Carcasona (Sangarrén, 1965) presentó este viernes en la librería Anónima de Huesca su más reciente libro de poesía, Enseres del invierno (Pregunta), un proyecto literario que ofrece una introspectiva mirada sobre la vida, las experiencias personales y las situaciones sociales que nos rodean.
A pesar de no haber publicado poesía en bastante tiempo, el título del libro fue decidido hace casi veinte años, y desde entonces ha ido ajustando los textos, incorporando y descartando hasta formar "un cuerpo fijo" que finalmente decidió publicar.
Carcasona es autor de obras como En el arcén de la costumbre, Esquirlas del Espejo, Todos los perros aúllan, Un ojo siempre parpadea y Hannibaal, entre otros títulos, y ha recibido premios como el Ciudad de Cádiz, el Isabel de Portugal, un accésit del Ciudad de Zaragoza y el Luis del Val. Fue traducido al búlgaro en la Antología del cuento aragonés contemporáneo.
Según el autor, la introducción, titulada Odiseo, ofrece "un consejo de cómo mirar las situaciones" y traza un paralelismo con Ulises, aunque propone un enfoque diferente, un viaje "en vertical" en lugar de una travesía horizontal. Esta perspectiva busca que el lector ascienda, observando la realidad desde lo alto y con una visión más amplia, para luego descender nuevamente y reencontrarse con la realidad, enriquecido por la experiencia del viaje.
En una entrevista con El Diario de Huesca, Carcasona se refirió a un verso de la introducción, "la rutina sacude el polvo", como uno de los leitmotiv del poemario, que concluye con una reflexión que invita al lector a decidir en qué estación desea habitar.
La escritora Luz Rodríguez acompañó al autor de Sangarrén en el acto de presentación de la librería Anónima, introducido por José María Aniés. Allí se fueron desgranando los pormenores de este libro, que está estructurado en tres partes, cada una con su propio enfoque temático.
En la primera, que junto a la tercera son "más personales", el sujeto poético reflexiona sobre su posición en el mundo. La segunda, por su parte, adopta un tono más social y colectivo, y aborda problemáticas desde una perspectiva crítica, aunque no en un sentido combativo.
Un ejemplo es un poema que hace referencia al desastre de Bhopal (1984), en India, como un epítome de las catástrofes medioambientales. Otro texto destacado es Yo escuché Te recuerdo, Amanda, inspirado en una experiencia personal de Carcasona al escuchar la famosa canción de Víctor Jara hace 40 años. El monegrino explora cómo ha cambiado el mundo a través del tiempo.
Así, Carcasona plantea esta segunda parte "como un repaso a situaciones que vemos en la prensa a menudo", temas de actualidad y de interés colectivo.
La tercera parte, más íntima, explora tanto temas personales como universales, y cierra el círculo iniciado en la primera sección.
En cualquier caso y aun teniendo en cuenta estos bloques, los poemas son independientes. "Me sitúo en el mundo, sitúo el mundo respecto a mí, y a partir de ahí propongo al lector una serie de lecturas, una visión evidentemente personal", comentó.
Algunos de los textos son homenajes literarios, como Fado, que rinde tributo a Lisboa y a ciertos poetas que han influido en su obra, como Álvaro de Campos, uno de los heterónimos de Fernando Pessoa, o el portugués Miguel Torga.
En la primera parte de Celebraciones al gaviero, otra de sus creaciones, las metáforas guardan más relación con la el aprecio a las raíces culturales y su renovación de cara al futuro, mientras que en la segunda se celebra a quien sabe mantener su rumbo, no se deja arrastrar por la multitud o los cantos de sirena.
Varios poemas contienen la imagen de la venta, símbolo de la frontera entre el interior y el exterior, tanto en un sentido físico como personal. "El cristal es ese elemento que no se sabe muy bien si une o separa", explicó, refiriéndose a la dualidad que representa.
Hombre gris es la composición que abre el libro tras la introducción y, sin embargo, es la última que escribió el autor de las que aparecen en Enseres del invierno. En ella, el autor ironiza sobre la polarización de la sociedad actual. "Entre el blanco y el negro hay una variedad de colores tremenda".
Carcasona insistió en que uno de sus objetivos principales al escribir Enseres del invierno es no dejar todo "demasiado claro", para permitir que el lector disfrute del verso y, al mismo tiempo, pueda abrir nuevas puertas o enfoques que quizás no había considerado antes.
El sentimiento de introspección y contemplación que impregnan el libro le proporcionan un tono que autor aprecia como "más melancólico y de recogimiento que triste".
Aunque narrativos en su forma, los textos de Carcasona mantienen siempre un aliento poético, creando una especie de hibridación entre ambos géneros. Su relación con la poesía, según apunta, es como un vínculo profundo y arraigado, casi intrínseco a su ser.
Luz Rodríguez expresó su admiración por este libro y el estilo del autor con palabras llenas de poesía: "Me gusta mucho el poemario y el lugar, el talante desde el que escribe, como el gaviero que mantiene el pulso en la zozobra y desde lo alto mantiene la perspectiva, el enfoque sobre lo que lo rodea, la estimación del mundo y el relativo tamaño de uno mismo".
Con delicadeza, añadió su aprecio por la profundidad del "viaje interior del yo poético y el viaje centenario a través del mito".
Finalmente, Luz Rodríguez destacó la precisión y la belleza del estilo de Carcasona: "Nada sobra, nada falta. Escribes como si ordenaras el agua. Armoniosa medida en los versos, una matemática líquida. Imágenes poéticas exactas, como revelaciones, como avistamientos simbólicos inequívocos. Fondo y forma se necesitan y se encuentran".
Con el libro de Miguel Carcasona, la librería Anónima inicia el nuevo "curso literario", de la mano de Chema Aniés, Marta Bosque y Ana Mora. Y para celebrarlo, unos productos de Miguel Escuer y un brindis con Borsao.