En el casco antiguo de Huesca, un espacio dedicado al arte ha perdurado y evolucionado a lo largo de tres décadas. La Escuela Sanagustín, fundada en 1994 por el artista Fernando Sanagustín, ha sido un faro de creatividad y aprendizaje para generaciones de entusiastas del arte.
Este año, la exposición que tiene lugar a final de curso y que se podrá contemplar hasta el 6 de julio en la sala 2 del Centro Cultural Manuel Benito Moliner, se reviste de una connotación especial por este trigésimo aniversario, que confirma que las cosas se están haciendo muy bien.
La Escuela Sanagustín nació con la visión de ofrecer un espacio donde cualquier persona, sin importar su edad o nivel de experiencia, pudiera explorar el arte en un ambiente relajado y acogedor. Hoy, bajo la dirección de Javier Sanagustín, hijo del fundador, la escuela ha mantenido fielmente esta misión.
La exposición incluye una obra de cada alumno y de cada alumna del centro. Se trata de un muestra ecléctica, con aproximadamente 120 obras que abarcan una amplia gama de técnicas y estilos, desde acuarelas y lápices hasta tinta, retrato, paisaje y abstracción. Esta diversidad refleja la filosofía de enseñanza de la escuela, que se centra en la libertad creativa y el desarrollo individual de cada estudiante.
La metodología de la Escuela Sanagustín se adapta a las necesidades y deseos particulares del alumnado. “Intentamos que la gente sea lo más libre posible", y para ello, se les facilitan los conocimientos necesarios. Esta flexibilidad permite a los estudiantes encontrar su propio camino artístico, apoyado por la guía y el conocimiento del instructor.
El alumnado abarca un amplio rango de edades. “Siempre decimos de 6 a 100 años”, comenta Javier Sanagustín. Los más jóvenes trabajan con ejercicios más estructurados para familiarizarse con las técnicas básicas, mientras que los adultos disfrutan de mayor libertad para explorar sus propios intereses y proyectos.
Uno de los aspectos más destacados de la Escuela Sanagustín es su atmósfera cálida y acogedora, y lo que más le emociona a Javier, precisamente, es que sus pupilos elogien este entorno.
La exposición incluye un cuadro del propio artista y profesor, que forma parte de un proyecto en el que está trabajando sobre versiones de obras maestras de la historia del arte, en este caso se ha inspirado en Las señoritas de Avignon, de Picasso, su idea es culminarlo en 2026 con una exposición que reflejará lo que le aportan esos grandes maestros, como Sorolla, Goya, o Velázquez, entre otros, y cómo aplica su propio estilo en cada cuadro.
Con la mirada puesta en el futuro, Javier Sanagustín espera que la Escuela siga siendo un pilar de creatividad y comunidad en Huesca y que los oscenses sigan acudiendo con las mismas ganas y disfrutando.
La Escuela Sanagustín no es solo un lugar para aprender a pintar, es un espacio que ha enriquecido la vida cultural de Huesca durante treinta años. Con su enfoque inclusivo y su dedicación a la libertad creativa, la escuela promete seguir siendo un foco de inspiración y aprendizaje para muchas generaciones más.