Una nueva excavación arquelógica dirigida por Julia Justes está a punto de terminar sus trabajos de campo con la participación de prácticamente una veintena de jóvenes que han sumado su curiosidad y su esfuerzo al asombro que provoca los descubrimientos de piezas que nos revelan relato de la vida de un espacio absolutamente singular en el entorno de la Catedral de Huesca.
La presidenta de la Comarca de La Hoya, Mónica Soler, ha acudido junto a la consejera de Cultura, Susana Magán, al lugar de los trabajos para conocer in situ, acompañadas por la directora del Museo Diocesano, Susana Villacampa, los primeros resultados de estas excavaciones, aunque todavía quedan por procesar los hallazgos.
Mónica Soler ha asegurado que la Comarca está contribuyendo en la medida de sus posibilidades a esta acción de conservación del patrimonio desde 2019. "Nuestra colaboración con la Diócesis consiste en poder costear a la arqueóloga, Julia Justes, para realizar los trabajos y darle continuidad. Al final, eso es lo importante. Es un lugar que nos tiene mucho que contar y mostrar a la ciudad de Huesca y la Comarca".
Ha puesto en valor que "gente joven y de forma altruista quiera colaborar en recuperar y ver qué es lo que se puede descubrir en estas excavaciones. Es muy importante poder inculcar la importancia del patrimonio, su conservación y la historia que traen consigo estas actuaciones. Me gustaría animar a que otras administraciones puedan ayudarnos porque la Comarca tiene un presupuesto muy pequeño. Aquí hay mucho trabajo y muchas cosas importantes que pueden formar parte del atractivo turístico, cultural y patrimonial. Entre todos, sería mucho más fácil de lograrlo".
UNA LECCIÓN DE HISTORIA CONTINUA
Julia Justes, muy orgullosa del trabajo de los dieciocho voluntarios procedentes fundamentalmente de la provincia pero también de otras como Castellón, ha explicitado la dificultad de valorar los hallazgos. "Es un contexto tan rico que es muy complicado hacer una gradación de los diferentes hallazgos. Este año hemos trabajado en una área diferente, que es el antiguo claustro, y hemos encontrado cosas que no esperábamos, como esta cimentación de un edificio muy potente seguramente datado en el siglo X por la forma en la que están colocados los sillares".
La arqueóloga agrega que "esto nos muestra la riqueza de este espacio en el que a lo mejor estás buscando el claustro románico y a lo mejor no aparece el claustro pero sí te encuentras un muro mucho más antiguo". Ha añadido que están profundizando también en el interior de la casa de los canónigos, porque fue nuestro objetivo cuando empezamos hace siete años, y cada vez que vamos profundizando no se aclaran las cosas sino que muchas veces se hacen más confusas. En este momento estamos trabajando en niveles del siglo XIV, XV, del XI y del XVI, en un espacio de cinco metros cuadrados. Es complicado".
Julia Justes ha aclarado que, a nivel de material mueble, tienen todavía material sin procesar, sin lavar. "Eso se verá después cuando hagamos el análisis de todos los elementos que hemos recuperado, cuando podremos hacer una valoración de los resultados".
La singularidad del entorno de la Catedral "la estamos pisando. Es un espacio no muy amplio en el que tenemos restos desde el siglo i antes de Cristo hasta casi el siglo XX. Se ha reciclado constantemente, cada etapa histórica ha aprovechado los restos de la etapa anterior y ha edificado sobre ella. Por eso es un espacio tan rico a nivel histórico, a lo mejor no a nivel visual. Este año es difícil sacar conclusiones porque no hemos acabado la excavación. Ahora vendría el periodo de reflexión, de unir los hallazgos a cada uno de los estratos y al lugar en que han aparecido".
Ha apostillado que la situación actual es el resultado de un proceso en el que "cada año estamos cada vez más convencidos de lo que estamos haciendo y de su interés, porque estamos recuperando páginas de la historia que estaban olvidadas. Nuestro trabajo es fundamental para recuperar ese pasado que habíamos olvidado. La arqueología es la que tiene la llave en este caso, porque los documentos llegan hasta cierto momento y muchas veces cuentan cosas que no nos interesan a nivel histórico. Aquí podemos tocar la historia en cada una de estas piedras".
A su vez, tiene el componente educativo e inspirador para los jóvenes, a los que enseñan "otra forma de ver el pasado. Después ya estudiarán lo que quieran, pero este conocimiento lo van a tener toda la vida". Y recuerda que cuando organizan charlas o actividades, rara vez van personas de menos de cuarenta años. Sin embargo, cuando se hizo una exposición en el Salón del Tanto Monta para mostrar algunos de estos hallazgos, estaban "estos chavales y para mí fue un orgullo porque demuestra el interés que tienen. Algún día, nos sentiremos muy orgullosos de lo que estamos haciendo por ellos".