Fallece Miguel Pardo Allué, uno de los impulsores de la Peña Os Casáus de Huesca

El maestro, montañero y montañés cultivó su pasión por el arte y pintó la esencia de su tierra

19 de Septiembre de 2024
Miguel Pardo Allué, en su última exposición en el local social del Barrio de la Encarnación. Foto Myriam Martínez

Miguel Pardo Allué, reconocido por su labor en la Peña Os Casáus de Huesca, su desempeño profesional como maestro y su legado artístico falleció este miércoles, 18 de septiembre, a los 86 años.  Amante de las montañas, la naturaleza y la cultura aragonesa,  creó un puente entre su pasión por la pintura y su amor por la tierra que lo vio nacer.

Nacido en Linás de Broto, una localidad sobrarbense enclavada en los Pirineos, Miguel siempre se definió a sí mismo como "montañés y montañero". Esa misma conexión la reflejó a lo largo de su vida en sus paisajes, en los que capturaba la belleza eterna de rincones como Ordesa, Alquézar o El Pilar de Zaragoza. Con sus pinceles, inmortalizó momentos cotidianos y la historia de su tierra, como la figura de una ansotana con su cesta de pan o el puente de Villacantal.

Hace apenas unos meses, durante las fiestas del barrio de La Encarnación, los vecinos de Huesca tuvieron la oportunidad de disfrutar de una exposición de sus acuarelas en el local social. Los compañeros de su grupo de pintura, le brindaron entonces un homenaje sorpresa rebosante de cariño.

Y es que, a pesar de que su carrera artística no fue su ocupación principal, la pintura fue su gran pasión. Como él mismo revelaba, ya cuando estudiaba Magisterio era quien hacía la mayoría de los dibujos de sus compañeras, adelantando así lo que sería una constante a lo largo de su vida. Su habilidad para captar la esencia de los lugares, combinada con una sensibilidad especial, le proporcionó la admiración de cuantos le rodeaban.

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Sin embargo, su influencia fue más allá del arte. Miguel fue un pilar fundamental en la Peña Os Casáus, una organización cultural que ayudó a fundar en 1992, junto a Alejandro Ciprés, y que se convirtió en un hogar para muchos.

Miguel Pardo Allué deja un legado difícil de olvidar. Su esposa, Isabel Velilla Goded, sus hijos, nietos y el resto de la familia y amigos lloran su partida, pero al mismo tiempo celebran la vida de un hombre que supo dejar huella en cada rincón que tocó. Adiós a un artista, maestro, montañero y montañés, cuya huella permanecerá siempre fresca en los corazones de quienes lo conocieron.

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