Hay familias raras, muy raras, y las que ha creado el escritor barbastrense Mariano Gistaín para el libro número 18 de Letras del Año Nuevo del Instituto de Estudios Altoaragoneses (IEA) de la Diputación de Huesca, un universo singular magistralmente referido, con capacidad para provocar la sorpresa y la sonrisa del lector, y que cuenta con el espectacular envoltorio que le ha procurado Isidro Ferrer.
El director de la colección, José Ángel Sánchez, ha acompañado este jueves a los dos autores en la presentación de Familias raras y ha comenzado su alocución resaltando la importancia de ambos, "que no necesitan presentación".
Entre las novedades de este año, ha observado que la publicación tres relatos, algo que se sale de lo normal, puesto que habitualmente solo incluye una narración: Hologramas, Papá y mamá y Un Cristo en el armario.
Hologramas, ha dicho, le recuerda a la película de Amenábar, Abre los ojos; el segundo es un diálogo con acotaciones "que parece un texto teatral"; y a Un Cristo en el armario le ha encontrado un aire "kafkiano". No obstante, ha puntualizado que los relatos de Gistaín son como "una especie de pulpo" se desmanda y crece por sí mismo.
Mariano Gistaín ha reconocido que había seguido de cerca la colección, pero nunca se había imaginado formando parte de ella, así que, cuando le hicieron el encargo, hace un año, recibió la noticia con gran ilusión.
El periodista y escritor barbastrense, que ha firmado cuentos como El polvo del siglo o La vida 2.0, y novelas como La mala conciencia o Se busca persona feliz que quiera morir, ha elogiado vivamente la labor realizada por Isidro Ferrer, Premio Nacional de Diseño y Premio Nacional de Ilustración. Según Gistaín, el diseño y las ilustraciones son tan espectaculares que "sólo ver el libro ya es una maravilla, y el éxito está asegurado".
Acompañado por numerosos amigos y familiares de Laluenga, Barbastro, Zaragoza y Huesca, Gistaín ha hecho gala en la presentación de su fino y certero sentido del humor. Antes de que le pidieran este trabajo, las ideas ya estaban ahí. Al final tuvo que realizar una selección y elegir, por último, el título. "Me han dicho que 'ologramas se parece a un capítulo de Black Mirror", ha comentado, y ha añadido que no es la primera vez que le aseguran que alguno de sus textos posee reminiscencias de alguna película: "Todo lo han hecho en Hollywood antes", ha bromeado.
Hologramas, Gistaín introduce la temática de la inteligencia artificial. Plantea la posibilidad de tener estas representaciones tridimensionales de seres queridos que ya no están, a partir de material audiovisual.
El autor ha extrapolado los diálogos de este relato a los cursos de escritura creativa que lleva a cabo con su esposa, María Pilar Clau, que a final de curso terminan con una representación.
En Papá y mamá, "no se sabe muy bien qué es lo que está pasando", y en el caso del Cristo en el armario, Gistaín tuvo claro desde el principio que "el título era demasiado bueno como para desaprovecharlo", aunque, entre sonrisas, ha reconocido que después tiene poca presencia en la historia. "Es un Cristo que tiene don de lenguas, habla español y aragonés, y no sabe muy bien qué hace aquí". Así que se va por Huesca a tomar vinos y a averiguarlo.
Se trata de un libro para adultos, ha recalcado, ya que todos los cuentos tienen un punto de trascendencia, "algo que llevamos de serie".
En definitiva, ha reconocido que se lo ha pasado muy bien con este proyecto y ha expresado su agradecimiento a sus compañeros de presentación, así como a Teresa Sas, coordinadora editorial del IEA, y al director del Instituto, Alberto Sabio.
Para terminar, ha vuelto a valorar la labor de Isidro Ferrer, describiendo su trabajo como un "trabajo total".
"Es como Periferias -ha concluido-, que pone a Huesca en el centro de la creación. Es un lujo tenerlo aquí".
La 18ª edición de la colección Letras del Año Nuevo ha llegado con cambios importantes. Manuel Estradera, quien, curiosamente, fue socio de Isidro Ferrer en su estudio Camaleón, ha sido el autor de las ilustraciones y el diseño de las 17 anteriores.
A partir de ahora, asumirá el diseño de los títulos que le sigan, pero ha propuesto que cada año participe un nuevo ilustrador, lo que considera que puede dar muy buenos frutos.
Isidro Ferrer ha explicado que, cuando le llamaron para renovar la imagen de la colección, aprovechó para efectuar un cambio radical. "Me apetecía hacer un artefacto festivo. Es la primera vez que trabajo con tintas fluorescentes y es casi radioactivo", ha declarado.
Después, ha asegurado que se lo ha pasado "bomba" con estas tres familias "rarísimas" y ha confesado ver también la conexión de un relato con Black Mirror, un homenaje a Javier Tomeo y una "distopía altoaragonesa", además de destacar la mordacidad y socarronería del escritor.
Por último, Isidro Ferrer ha comentado que en el relato Un Cristo en el Armario le recuerda a Paul Auster y Vila Matas, y que Gistaín "abre mil puertas y las deja todas abiertas". En suma, que es un librito "muy disfrutable".