"Yo prefiero que me peguen un tiro a este lento morir". Esta frase la dijo un preso del fuerte de Ezkaba que formó parte de un grupo de republicanos que se fugaro del penal pamplonés, situado en un monte que se alza junto a la capital navarra.
"La gran evasión del Fuerte de Ezkaba" ha sido el título de la charla que el investigador y divulgador Fermín Ezkieta ha impartido este miércoles en la sede del Círculo Republicano Manolín Abad de Huesca, donde ha dado a conocer la historia de un grupo heterogéneo de 800 presos republicanos que, "desnutridos, mal vestidos y peor calzados", escaparon del aquel edificio de cuatro plantas incrustado en el monte que lleva ese nombre, conocido también como San Cristóbal.
La fuga tuvo lugar en mayo de 1938 y fue organizada por un grupo de 50 presos. La libertad se encontraba 50 kilómetros al norte, en la frontera. Hasta llegar a ese punto, se produjeron dos centenares de bajas, fruto de la caza a la que fueron sometidos por quienes los perseguían. Por la noche caminaban y de día se escondían.
Fermín Ezkieta ha seguido la charla ilustrando las peripecias vitales de algunos de ellos. También se ha referido a la deficiente contabilidad de los presos y su más que dudosa filiación en muchos casos, así como a las ejecuciones extrajudiciales que hacen que aún existan muchas lagunas en esta historia.
"Yo prefiero que me peguen un tiro a este lento morir", dijo uno de los fugados, expresando las malas condiciones de vida en el penal.
El investigador ha terminado destacando la simbiosis entre senderismo y memoria histórica, que hace que centenares de jóvenes conozcan este capítulo de nuestra historia reciente.