Francisco Bartol presenta cum laude en Barbastro su excitante "Proceso universitario entre Huesca y Zaragoza S. XVI"

El catedrático salmantino de Latín afincado en Huesca explica con rigor su investigación sobre un conflicto jurídico que marcó durante siglos el devenir de ambas ciudades

26 de Junio de 2024
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Presentación del libro de Franciso Bartol en la Uned de Barbastro
Presentación del libro de Franciso Bartol en la Uned de Barbastro

La Librería Valentina Cancer de la Uned de Barbastro ha vivido la tarde de este lunes pasado un acontecimiento singular y trascendental con la presentación del libro "Proceso universitario entre Huesca y Zaragoza S. XVI" del catedrático de Latín Francisco Bartol Hernández, en un acto realmente importante en el que acompañaron al autor el catedrático de Derecho Romano Fernando Reinoso Barbero y la catedrática de la misma materia Ana Rosa Martín Minguijón.

Ha resultado, a tenor del asunto y de las cuentas del cronista en el acto, su amigo y compañero de Studiosi pro Universitate Sertoriana Antonio Naval Mas, un acontecimiento excitante, en el sentido estricto de la palabra. No en vano, excita la curiosidad intelectual conocer de manos de un investigador riguroso el proceso litigioso que sucedió a la concesión de Carlos V del privilegio de la fundación de la Universidad de Zaragoza, siendo como era contrario al que había otorgado en 1354 Pedro IV de Aragón en las Cortes celebradas en Alcañiz.

Estimulante igualmente porque nos permite conocer una época y una dimensión de ambas universidades con un dominio del latín absolutamente admirable, esa hermosa lengua viva que ha ayudado a los estudiantes del Ramón y Cajal de Francisco Bartol durante generaciones a entender la vida a través de su conocimiento y de sus aplicaciones etimológicas. En su bilingüismo, el Proceso universitario entre Huesca y Zaragoza S. XVI envuelve en el barniz de la exactitud la transmisión literaria de aquellos anales críticos para ambas ciudades, pero especialmente para la oscense. Como explicaba Fernando Reinoso, "la contienda judicial entre Huesca y Zaragoza es casi a vida o muerte de la primera, consciente de su situación geográfica próxima a la montaña y de las consecuencias inevitables de la constitución de una nueva universidad en un lugar mucho más accesible y floreciente".

Tanto Reinoso como Ana Rosa Martín recalcaron el absoluto dominio de Francisco Bartol "in utroque iure", en uno y otro Derecho, en Cánones y Leyes, como una transmisión en vena investigadora de la vocación sertoriana de la universidad de Huesca. 

La nueva obra, recomendable no sólo para doctos profesores o para estudiosos sino también para los amantes de la curiosidad histórica y de la identidad oscense, nos sitúa en la disputa jurídica librada entre el jurisconsulto oscense Martín Monter de la Cueva y el caesaraugustano Juan Gaspar Hortigas, cuyos libros sobre sus defensas de 1985 y 1986 son traducidas por el catedrático Bartol. Un proceso de 36 años (1542-1588) en el que el obispo foncense Pedro Cerbuna financia la universidad zaragozana en 1583 y y Felipe II nombra dos años después un tribunal imparcial para evitar la contaminación de los intereses territoriales.

Francisco Bartol entre Fernando Reinoso y Ana Rosa Martín
Francisco Bartol entre Fernando Reinoso y Ana Rosa Martín

Monter de la Cueva instala su argumentario en la nulidad radical de la concesión real a Zaragoza contraria al privilegio oscense confirmado por emperadores, reyes y papas, entre ellos el mismo Carlos V y Felipe II. Arraiga los cimientos en el Derecho Romano y al canónico. El recurso del oscense tiene éxito y el 28 de abril de 1586 el tribunal falla en Barcelona a favor de Huesca, invalidando el privilegio a Zaragoza a través de su nulidad y la pérdida de eficacia de los títulos procedentes del Estudio General. Sin embargo, en año y medio la euforia por esta victoria se torna por el desacato al tribunal requerido por el rey aduciendo su origen catalán, por lo que trasladan los zaragozanos la decisión a la Real Audiencia de Aragón que el 12 de febrero de 1588 dicta nueva sentencia revocatoria de la anterior y que declara válidos los privilegios concedidos por Carlos V a Zaragoza.

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Fernando Reinoso considera que Proceso universitario entre Huesca y Zaragoza S. XVI transmite "en su insuperable edición el sentimiento, el ritmo, el nervio, la estrategia, el gravamen del compromiso recaído sobre Monter al asumir el encargo de exponer los argumentos en nombre de toda la ciudad", porque "del resultado del desafío pendía el porvenir". Un trabajo "completo, exquisito y prudente", concluía.

Francisco Bartol, por su parte, dirige toda su virtud profesoral e investigadora al "lectori benevolo", fórmula que ofrecía al lector la obra para hacerla suya. Y asegura que esta cuestión litigiosa, "con el correr de los tiempos, supuso la supresión de la Universidad en el año 1845".

En el recurso pleno de raíces jurídicas para la defensa de la "muy vetusta universidad de Huesca", Martín Monter de la Cueva arranca con una dedicatoria a Simón Frígola, vicecanciller, al que con este introito intenta ya ganarse para la causa a través del descubrimiento de la verdad (sacada a la luz "desde estas tinieblas en las que yace sumergida") que será beneficiosa "no sólo para el Reino de Aragón, sino también a todos los pueblos y naciones".

El profesor Bartol trae el privilegio de Pedro IV el Ceremonioso, que comienza así: "Ante la humilde súplica de nuestros súbditos de la ciudad de Huesca, para el restablecimiento de la Universidad en la mencionada ciudad de Huesca, paraíso de felicidad y de fertilidad y con purísimo aire, y famosa por sus delicados alimentos, mejores que en las demás ciudades, hemos considerado que debíamos prestar atención a dicho restablecimiento".

De ahí que el monarca ordene un Estudio General en el que "el Reino de Aragón se atreva o presuma de leer o enseñar a los estudiantes Teología, Derecho Canónico, o Civil, o los libros de Medicina, o de Filosofía" dpara que los estudiantes presuman de leer y oír la Sagrada Escritura, el Derecho Canónico o Civil, o la ciencia de la Medicina o de la Filosofía.

A lo largo del libro, realiza un estudio crítico de los recursos de Monter de la Cueva y de Hortigas, así como la sentencia favorable a Huesca. Ordena cronológicamente ambos libros, que constatan que Hortigas, que había sido graduado y doctorado en Huesca, lo publicó después de conocerse el fallo, si bien había comenzado antes. Y, en el epílogo, desmenuza la decisión final "cocinada" desde Zaragoza, que incorpora fundamentalmente los argumentos del jurista de esa ciudad y minusvalora los de Monter de la Cueva. "Realmente este argumento de la incompetencia territorial de los jueces catalanes para resolver este litigio no fue sino el pretexto necesario para no acatar ni cumplir la sentencia y su ejecución, pronunciadas en Barcelona" por un tribunal erigido a instancias de la determinación real.

El autor, que aclara conceptos como la denominación de Universidad sertoriana en reconocimiento al general romano que creó una escuela en Huesca, culmina que fue suprimida y convertida en instituto de segunda enseñanza en fecha 25 de septiembre de 1845. Y "Finis".

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